El 28 de septiembre, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundió los resultados de la medición de la pobreza en el segundo trimestre de 2016.
Un 32,2% de los argentinos serían pobres y un 6,3% serían indigentes. Seríamos el país más pobre de Sudamérica, lo cual es un disparate. Pretenden hacernos creer que en 12 años de Gobierno nacional y popular no hubo progreso social, que se mintió en las estadísticas -ya que si bien el ajuste brutal promovido por el actual Gobierno (devaluación, despidos, inflación, etcétera) incrementó la pobreza- resulta ilógico que éstas se hayan disparado de un 4,7% (INDEC 2013) a un 32% en septiembre de 2016, quedando implícito que el anterior Gobierno dejó al menos un 27% de pobres al final de su mandato, tal como esgrimen los medios de comunicación, con sus observatorios sociales como imprescindibles aliados.
No es verdad. El INDEC mide la pobreza desde el año 1993 y ha utilizado desde entonces siempre la misma metodología. Se determina un valor teórico que representa una Canasta Básica Alimentaria (CBA), compuesta por alimentos que cubren las necesidades nutricionales elementales, y una Canasta Básica Total (CBT), compuesta además por otros bienes que no son alimenticios.
Su valor va ajustándose por las variaciones de precios de sus componentes. Se realiza una encuesta sobre una población de referencia en la que se determina cuáles son sus ingresos. Aquellos cuyos ingresos son insuficientes para acceder a la CBA son indigentes y quienes no acceden a la CBT son pobres.
Esta metodología se empleó por primera vez en el año 1988 en base a la encuesta de ingresos y gastos que realizó el Gobierno de Raúl Alfonsín. Luego fue determinada como oficial en 1993, siendo similar a la que se utiliza en los países de la región.
Para lograr el objetivo político antes dicho (deslegitimar al anterior Gobierno) los funcionarios macristas Cynthia Pok, directora de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), y Jorge Todesca, actual director del INDEC, alteraron esta metodología causando un caos estadístico sin precedentes, ya que la estadística busca determinar la evolución histórica de un fenómeno (la pobreza), por lo que el método utilizado debe ser constante para no perder la serie histórica y poder percibir el impacto que tienen las medidas sociales que se van tomando.
Ahora no tenemos modo de saber si somos más o menos pobres que antes.
Igualmente estiman que el Gobierno nacional y popular dejó un 27% de pobres, mismo porcentaje que había en 1999 (INDEC). El país que dejamos el año pasado no es ese. Para darse una idea de lo ridículo de esto, 35% de pobres había a mediados del año 2001, calculado por el INDEC antes de la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, es decir, cuando el INDEC “medía bien”. De hecho, la misma Cynthia Pok era en aquel momento parte del equipo responsable de esa medición.
Luego vendría el trágico 54% de pobres en el año 2002. Es cuestión de sentido común entender que es mucho más de ocho puntos de pobreza lo que diferencia a la Argentina de diciembre de 2015 a la de 2001. Aún más absurdo es si comparamos este porcentaje (27%) con el de países de la región.
Argentina sería tan pobre o más que los siguientes países: Bolivia (29% urbana), Paraguay (22%), Perú (22%), Colombia (28%), Nicaragua (29%), El Salvador (31%), entre otros.
Es una obviedad que estos países hermanos tienen más pobreza que el nuestro, lo que explica la emigración desde esos países hacia suelo argentino. Con estos países compartimos un contexto socioeconómico regional común, siendo necesaria cierta sintonía estadística para establecer puntos de comparación vis a vis que no sean incongruentes.
El nivel de pobreza en Argentina se asemeja más al de Chile (11%) o al de Uruguay (9%). Por eso no eran descabelladas las cifras que daba a conocer el Gobierno anterior mediante el INDEC, las cuales rondaban el 5% (Chile no cuenta con Asignación Universal por Hijo ni con el 97% de cobertura jubilatoria), y que a septiembre de este año, Macri mediante, estaría alrededor del 15% de pobres.
Sin duda el nuevo índice constituye un mamarracho estadístico por donde se lo mire.
Ernesto Bertoglio
Secretario de Formación y Acción Política
de La Cámpora – Villa María