El Deportivo Argentino realizó un emotivo homenaje a Javier Domínguez, el exjugador que dejara de existir después de dar batalla contra una enfermedad. En ese sentido, la pileta del club llevará a partir de ahora su nombre, por lo que tuvo lugar el descubrimiento de plaquetas para reconocer la vida, la pasión, la vocación, el sacrificio y la humildad del “Chinchu”, como todos los conocían.
Del acto formaron parte sus familiares directos, amigos, excompañeros, jugadores de distintas categorías del club y vecinos del barrio, como así también el intendente Martín Gill y parte de su equipo.
Las palabras de Fabián Destéfanis (exjugador), Carlos Domínguez (padre) y Mario Cortez (presidente del Club) fueron el centro de escena que puso en recuerdo la vida de una persona muy querida, quedando reflejada a partir de la gente que acompañó esta emotiva ceremonia.
La pileta lleva su nombre, porque Domínguez fue para el club una persona muy importante por todo su aporte, y como sostuvo Martín Gill, darle su nombre “es un acto de justicia”.
Emotiva carta de la familia Domínguez
La familia de Javier Domínguez envió a nuestra Redacción una emotiva carta. El texto reza lo siguiente:
“¿Por qué nuestro hijo no está físicamente ya con nosotros?
Esta es una pregunta que en estos días nos hacemos permanentemente. Dios se lo ha llevado a su lado y nos ha privado de seguir compartiendo nuestras vidas junto a él, aunque sabemos que siempre estará acompañándonos en cualquier lugar donde estemos, que siempre lo recordaremos en su plenitud con lágrimas en los ojos y seguramente que siempre trataremos de poder encontrar una respuesta satisfactoria a esa pregunta.
Por allí nos cuestionamos si como familia hemos hecho algo mal en la vida para hoy tener que sufrir con dolor la pérdida de nuestro hijo, por allí cuestionamos si él merecía irse físicamente y también a veces tratamos de convencernos de que cada uno de nosotros tiene asignada por Dios una misión y, cuando la cumplimos, el Señor nos lleva con él.
¿Cuál era la misión de Javier en esta vida? Ante su muerte sabemos que nos brindó alegría a nosotros durante toda su existencia, desde niño con su ejemplar paso por la escuela primaria y secundaria, luego por su responsabilidad en la carrera universitaria; desde niño cuando un día nos dijo quiero jugar al fútbol y desde los 7 años hasta ya casi 30 años jugó en su querido Club Argentino. Y ya más grande cuando formó una familia y nos dio dos maravillosas nietas. Pero ante su muerte hemos podido comprobar que también fue bueno con sus compañeros, que mucha gente lo apreciaba y que también a muchos de ellos se brindó desinteresadamente y les dio la alegría que él tenía interiormente, aunque quizás en los últimos años de su vida estaba sufriendo, también interiormente, pero no lo demostraba.
Creemos que fue un buen trabajador, que cumplió con su trabajo de la mejor manera posible y logró el respeto de quienes lo trataron, aunque quizás también por su enfermedad y situación familiar en los últimos años ya no era el mismo y que a veces ello repercutía en su quehacer diario.
Era en la cancha un buen defensor, pero no pudo defender su vida, quizás como dijo un periodista descuidó la defensa para irse al cielo a cabecear un córner en esa inmensidad. Lo vimos luchar contra su enfermedad que en dos meses no le dio ninguna chance, él se conformaba sólo con un 1% pero no la tuvo. A quienes lo conocieron podemos decirle que trató de luchar, pero se dio cuenta que la batalla estaba perdida, se despidió de distintas manera de nosotros y de sus hijas y jamás podremos olvidar ese momento dramático de la Navidad cuando estando internado, delante de nosotros, le dijo a la doctora: ‘Esta es mi última Navidad’.
Muchos lo ayudaron, muchos oraron por él, muchos tenían fe en un milagro, pero finalmente Dios se lo llevó.
A todos los que lo ayudaron y nos ayudaron, a sus compañeros del fútbol, a sus compañeros de la vida, a sus compañeros del trabajo, a los funcionarios de la Municipalidad, a quienes le dieron la posibilidad de tener un trabajo digno, a quienes donaron sangre para que pudiera defenderse mejor, gracias por todo lo que hicieron.
Nosotros sabemos que él desde el cielo, como lo hizo en vida cuando estaba luchando, les va a pedir perdón por haberles fallado en esta contienda.
Familia de Carlos Javier Domínguez