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Arquitectas argentinas

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Arquitectas argentinas

Las mujeres han participado en la arquitectura de manera activa durante muchos siglos, ya sea como profesionales, practicantes, educadoras o clientes. Desde que la arquitectura se convirtió en una profesión -1857- el número de mujeres partícipes activas ha sido bajo. A finales del siglo XIX, en Finlandia, algunas escuelas de arquitectura en Europa comenzaron a admitir mujeres en sus programas de estudio.

Barrio Catalinas Sur, obra inspirada en un trabajo de desarrollo de la arquitecta argentina Odilia Suárez

En años recientes, las mujeres han empezado a adquirir reconocimientos importantes en la arquitectura, incluyendo dos premios Pritzker desde el inicio del milenio. Aproximadamente el 40% de los estudiantes graduados de arquitectura en Occidente son mujeres; a pesar de esto, se estima que no más del 12% practica profesionalmente.

Argentinas

En Argentina son hombres los arquitectos más conocidos. Sin embargo una lista de seis mujeres que se destacaron en esta labor fue publicada por el sitio web de Plataforma Arquitectura. Todas nacieron antes de 1936 y, según el portal, fueron un aporte importante para la historia arquitectónica del país sudamericano.

 

Itala Fulvia Villa (1913-1991)

Se destaca como urbanista. Formó parte del primer núcleo del Grupo Austral, en 1938, junto a Antonio Bonet, Juan Kurchan, Jorge Ferrari Hardoy, Juan Lepera, Abel López Chas, Alejandro Vera Barros, Hilario Zalba, Simón Ungar, Samuel Sánchez de Bustamente y Luis Olezza. El Grupo Austral fue un colectivo de gran influencia en la arquitectura moderna argentina. Ella enviaba información gráfica y fotografías a Jorge Ferrari Hardoy cuando estaba en París, trabajando con Le Corbusier para armar el Plan de Buenos Aires.

Delfina Gálvez de Williams (1913-2014)

Perteneció a ambientes progresistas y cultos del cambio de siglo en Buenos Aires. En 1931, a sus 18 años, entró en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires. Ella negó en diferentes entrevistas la autoría compartida de diversas obras, incluida la Casa del Puente en Mar del Plata. Su actividad cultural y profesional se extendió más allá de la arquitectura; escribió al menos dos libros.

Odilia Suárez (1923-2006)

La búsqueda de un desarrollo equilibrado del área central de la ciudad y la zona sur fueron sus principales intereses. De ahí deriva la propuesta para el barrio Casa Amarilla, un conjunto de 15 mil viviendas y equipamientos sociales. Este proyecto no salió adelante, pero sí se construyeron Catalinas Sur y Lugano I y II. En 1957 comenzó como profesora titular de una cátedra de Diseño de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Fue la primera mujer en ocupar este cargo en Argentina.

Marina Waisman (1920-1997)

Fue la más trascendente crítica de arquitectura de América Latina. Produjo teoría de la arquitectura, mirando las problemáticas propias de la región y proponiendo herramientas. En 1974 se incorporó a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Córdoba. Allí formó el Instituto de Historia y Preservación del Patrimonio, hoy denominado Instituto Marina Waisman, primer posgrado de la ciudad de Córdoba.

Carmen Córdova (1929-2011)

Dentro de su trayectoria profesional ganó el concurso del Colegio Mayor Argentino en Madrid, lo que le llevó a trasladarse a vivir allí con sus tres hijas en 1966. En 1986 fue elegida secretaria académica en el decanato de Juan Manuel Borthagaray en la FDU-UBA durante dos mandatos. Luego fue electa decana. El período que dirigió cambió completamente la organización de la casa de estudios. Creó las carreras de Diseño Gráfico y de Diseño Industrial, basándose en materias optativas que se dictaban en arquitectura.

Martha Levisman (1933)

Las obras que considera de más importancia en su carrera son tres de carácter institucional que realizó para la Fundación Antorchas. Se trata de proyectos pioneros en restauración, rehabilitación y refuncionalización en la ciudad de Buenos Aires. Su formación se basó en dos temas: la rehabilitación, gracias a sus estudios en el Paul Getty Conservation Institute y en el Instituto de Conservación; y la restauración en Churubusco, México.