En los últimos días, economistas cercanos y distantes del Gobierno realizaron análisis de los que surgen datos cruzados que llegan a marcar el punto en el que se encuentra la economía nacional. Compartimos algunos pasajes que pueden resultar de utilidad
En un artículo titulado “Lo que el FMI no dice de la Argentina”, el analista político de extracción liberal Armando Ribas escribió en Ambito Financiero que “en 2016 la oferta monetaria aumentó un 23% respecto a 2015 y la inflación alcanzó el 40%. Por tanto, podemos concluir que no fue la política monetaria ni la causante de la inflación ni tampoco determinante de su reducción. Así es evidente que el factor determinante de la inflación ha sido el incremento del gasto público, que entre 2016 y 2017 aumentó un 41,13%”.
“El problema no es el déficit, que aparentemente es la preocupación del Gobierno en la actualidad. En razón de esta realidad, George Gilder escribió: «Si el déficit se corrige con impuestos más elevados y la oferta monetaria permanece constante, el nivel de precios aumentaría en la forma ortodoxa de la ley de costos», citó.
Y añadió: “Volviendo entonces a la problemática del desequilibrio interno de la economía argentina causado por el nivel del gasto público, que conforme a nuestra estimación alcanzó al 56% del PBI en 2016. Esa situación parece continuar y la última información al respecto del gasto público nacional en los dos primeros meses del año aumentó un 40,6% respecto a igual período de 2016. Y el Gobierno solo parece preocupado por el nivel del déficit y el presidente del Banco Central por la inflación. La inflación no es la consecuencia del déficit, sino del nivel del gasto público”.
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Marcelo Zlotogwiazda, economista y periodista socialdemócrata, reveló también en Ambito (confirmando los postulados de Ribas) que “uno de los tres máximos responsables de la conducción económica del país, cuando se le preguntó algo tan simple y directo como cuál es su mayor preocupación, sin dudar un instante dijo: ‘Mi mayor preocupación es el déficit fiscal’”.
“No es que se desentienda de la inflación como un problema de Federico Sturzenegger ni que piense que las cuestiones productivas son responsabilidad de Francisco Cabrera y que los serios problemas sociales son asunto de Carolina Stanley. El funcionario responde convencido de que su principal preocupación es el déficit fiscal porque cree que su reducción es condición imprescindible para mantener el esquema económico del Gobierno y porque es consciente de lo difícil que les está resultando achicar la brecha entre ingresos y gastos”, señaló.
Luego agregó que “aunque reconocen que muy probablemente la economía no llegue a crecer el 3,5% presupuestado oficialmente ni que la inflación se ubique dentro de la banda prevista del 12% al 17%, en el Palacio de Hacienda están seguros de que la economía va a rebotar, que esa mejora va a ser más perceptible a partir del tercer trimestre y en época electoral y el aumento de precios se desacelerará”.
“La lógica que los guía es la siguiente: como el déficit solo se puede achicar gradualmente, en el mientras tanto no hay otra manera de cubrirlo que con deuda, pero para poder seguir obteniendo préstamos a tasas razonables necesitan mostrar que el déficit efectivamente va disminuyendo para evitar que la perspectiva de endeudamiento sea vista como insostenible y explosiva”, puntualizó.
Y aportó los siguiente datos: “…del total de gasto público previsto para este año, el 56% se destina a ANSES y al PAMI y un 17% a salarios y universidades, que son partidas que suman casi tres cuartas partes y que por obvias razones políticas no se pueden recortar, mucho menos en un año electoral. Más aún: las proyecciones indican que el presupuesto de ANSES y PAMI de este año aumentará su participación en el total 9 puntos porcentuales, del 47% al 56%. El 27%restante del gasto público se reparte en tres porciones casi iguales, entre otras erogaciones corrientes, inversión pública y subsidios (…que aún tras los severos tarifazos equivalen a 3 puntos del PBI y representan el 10% del gasto público)”.
“Ante ese panorama, la estrategia oficial no pasa tanto por recortes nominales, sino por evitar que el gasto público aumente en términos reales y vaya perdiendo peso relativo en una economía que crece. Pero aquí aparece otro enorme problema. Con este modelo y en el actual contexto internacional no parece haber mucho crecimiento económico por delante”, concluyó.
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En tanto, Paola Quain, en Fortuna/Perfil, recordó que mañana martes se reunirá el Comité de Política Monetaria del Banco Central, “que determinará si hará cambios o no en la tasa de interés que desde el 11 de abril quedó en 26,25%, cuando se elevó al observar una suba de precios superior a la esperada”.
A los analistas privados, la inflación proyectada les hace pensar que el Banco Central “mantendrá la tasa de interés en el nivel actual”, según aclara en su último Econviews, la consultora de Miguel Kiguel, que señala que los datos de inflación preliminar de abril apuntan a un 2%, por encima de los deseos de la entidad presidida por Sturzenegger” (se va a más de 8% en cuatro meses, con lo que apunta más al 24% anual que al 17% deseado).
Puntualmente, en Econviews creen que el Central “mantendrá la tasa en este nivel por dos meses más y luego la reducirá gradualmente”.
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Y Carlos Arbia, en Infobae, explicó que “la nueva suba de la tasa de interés de las letras Lebac emitidas por el Banco Central -que la fijó la semana pasada en un valor del 25% anual para el corto plazo- ha llevado a una cantidad de expertos financieros locales e internacionales a recomendar, por lo menos hasta antes de las elecciones, mantenerse invertidos en instrumentos financieros nominados en pesos”.
El analista citó al economista Germán Fermo, director de la Maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella, quien en cambio recomendó «comenzar a desarmar las carteras en pesos antes de las PASO”, que serán el próximo 13 de agosto.
“A partir de las últimas semanas de junio habría que comenzar a posicionarse, por ejemplo, en bonos provinciales dolarizados como los de la Provincia de Buenos Aires o de Santa Fe, que pagan tasa en dólares del 6% anual, o arriesgarse a los bonos del Chaco, que pagan una tasa de interés del 10% anual. Pero coincido que éste es un momento donde hay que seguir posicionados en pesos y en particular en las Lebac del BCRA, que pagan tasas del 25% anual».
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Para unos el problema es el gasto público, para otros el déficit fiscal… teorías ubicadas al margen de las cuestiones industrial o laboral, entre otras, más tangibles y humanas. Los números no cierran y hay quienes creen que la salvación queda para el dado de las finanzas (en dirección a la Patria financiera, o sea).