Efectivos del cuerpo local aceptaron el desafío que les propuso el Centro Elissalde. Investigaron, se capacitaron y ofrecieron una jornada con recomendaciones y herramientas para protegerse ante una eventualidad de este tipo
Fue un desafío para ambas partes y con un resultado excelente. Se trata de la capacitación que dieron ayer bomberos voluntarios del cuerpo local en el centro de rehabilitación para personas ciegas y disminuidas visuales Enrique Elissalde.
La iniciativa surgió desde la entidad que alberga a unas 25 personas semanalmente, para que tengan un plan de evacuación en el lugar, pero también recomendaciones básicas para aplicar en caso de emergencia en sus hogares.
Para bomberos, no se trató de una charla más, ya que nunca habían realizado una capacitación de este tipo para disminuidos visuales o no videntes.
“Es algo inédito para nosotros porque tuvimos que capacitarnos primero, fue un nuevo desafío que se suma a lo que venimos haciendo en escuelas, jardines de infantes y otros establecimientos”, destacó Alberto Roldán, uno de los tres bomberos que llevaron adelante la jornada.
Reconocer sonidos de distintos materiales tomando fuego y captar el olor que despiden varios elementos al incendiarse, fueron algunos de los ejercicios que realizaron los presentes.
“De acuerdo a la situación de ellos, basamos la capacitación en oído, en tacto y, sobre todas las cosas, hacer ejercicios prácticos para que ellos empiecen a detectar la presencia de fuego en sus casas porque hay un montón de gente no vidente o disminuida visual que vive sola”, explicó Roldán.
El bombero contó que lo que se enseñó ante alguna emergencia con fuego es a autoprotegerse. “Estamos tratando de interiorizarnos mucho en la autoprotección porque queremos que primero sepan identificar el fuego y que su vida es lo más valorable que tienen, entonces que ellos mismos se autoevacuen, se aíslen en un lugar más seguro hasta la llegada de bomberos. A medida que vayamos avanzando en las capacitaciones, se intentará que puedan, incluso, cortar el suministro eléctrico ante una eventualidad”, describió.
Además, los servidores públicos crearon una especie de manual, del cual no se tiene conocimiento de antecedentes, que está escrito en Braille y donde les dejaron a cada uno de los asistentes las medidas preventivas para el hogar y las recomendaciones ante una eventual evacuación.
Actualidad y proyectos
Ariadna, una de las docentes que se desempeña en el lugar, contó sobre los proyectos que llevan adelante las 25 personas que asisten al Centro Elissalde durante la semana.
Ellas llegan para hacer rehabilitaciones en lo que es orientación y movilidad, otros en habilidades de la vida diaria y hay talleres, por ejemplo, de literatura.
La docente rescató que vienen desarrollando un proyecto para colocar nomencladores en braille en las esquinas, con los nombres de las calles. “Lo estamos haciendo en forma particular, hace dos años trabajamos con esto porque todos los proyectos los tienen que abordar ellos, que son los que nos pueden decir si funcionan o no, entonces se van haciendo cambios permanentemente”, manifestó. En ese sentido, adelantó que actualmente están realizando las placas para colocar.
Sobre el centro, dijo que permanentemente están convocado a que se sumen más personas y que hay algunos que llevan ya ocho años participando.