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Bustamante: «El que no trabaja siente una gran frustración»

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Bustamante: «El que no trabaja siente una gran frustración»
El padre Alberto Bustamante: “Nosotros participamos de la cultura del encuentro que postula y pregona el Papa Francisco... En la confrontación perdemos todos”

Las últimas situaciones que reflejó este medio en torno al cierre de establecimientos comerciales en la ciudad, bajo la mirada de una figura de la Iglesia local comprometida socialmente. Cultor del diálogo, considera que “en la confrontación perdemos todos”. Y no rehuye la pregunta cuando se lo consulta por la posibilidad de un espacio de encuentro en el que los diferentes actores sociales busquen soluciones comunes

El padre Alberto Bustamante: “Nosotros participamos de la cultura del encuentro que postula y pregona el Papa Francisco… En la confrontación perdemos todos”

Los cierres de establecimientos de distintos rubros en las últimas semanas en Villa María, con cifras oficiales que hablan de 44 persianas que se bajaron en febrero último contra 12 que se levantaron en el mismo mes, viene siendo motivo de información y análisis en nuestras páginas a partir del diálogo con los protagonistas de cada historia, con representantes de entidades empresarias como AERCA y Acovim y con economistas locales.

Ayer, a partir de una declaraciones contundentes del Papa Francisco en la Plaza San Pedro del Vaticano, referidas a la cuestión laboral (ver en esta misma página), desde la Redacción de EL DIARIO nos comunicamos con el titular de la Pastoral Social y vicario general de la Diócesis de Villa María, el padre Alberto Bustamante, para quien “el trabajo es un gran ordenador y articulador social”.

El sacerdote dijo que su pensamiento en la materia está “en sintonía” con los postulados de la máxima autoridad de la Iglesia católica.

“El trabajo dignifica; no se trata solamente de llevar el sustento al hogar… El que no trabaja siente una gran frustración”, comentó.

Y enseguida recordó un documento emitido por la Iglesia en 1981 (ver en esta misma página), “ayudando en aquel entonces en el paso de la dictadura a la democracia, y allí se decía claramente que el hombre necesita trabajar, porque si no lo hace no es feliz, sus energías se paralizan y se convierte para sí mismo en un frustrado y para la sociedad en alguien que depende de los demás y no puede desarrollarse por sí mismo”.

 

A los que puedan crear o sostener fuentes de trabajo

Desde esa evocación histórica, el religioso avanzó hacia nuestros días para formular “una convocatoria a que todos los actores sociales que puedan crear o sostener fuentes de trabajo, sea desde las políticas públicas o desde el capital, que lo hagan”.

“Siempre la Iglesia va a pedir desde esa concepción”, abonó el segundo del obispo villamariense Samuel Jofré.

 

Acerca de un diálogo social en la ciudad

Consultado por el periodista acerca de si es posible que en la actual situación el Obispado, a través de la Pastoral Social, pueda convocar o participar en algún tipo de diálogo con otros actores comunitarios, el padre Bustamante respondió: “Yo siempre planteo que el diálogo es necesario; siempre considero que sería bueno un ámbito en el que pudiéramos encontrarnos los actores sociales para realizar nuestros aportes en la mesa del bien común”.

“Nosotros participamos de la cultura del encuentro que postula y pregona el Papa Francisco”, comento el titular de la Pastoral Social en la Diócesis, para sostener finalmente que “en la confrontación perdemos todos”.

 

Las declaraciones de ayer del Papa Francisco

“Los gerentes que cierren negocios, fábricas o reestructuren firmas sin considerar por completo el impacto que tendrá en sus trabajadores y sus familias, están cometiendo un pecado muy grave», dijo el Papa Francisco el miércoles.

En su audiencia semanal ante decenas de personas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, Su Santidad se saltó el guión para mencionar que está preocupado por cómo las familias pueden verse afectadas por la cuestión laboral, dejando claro que su preocupación por el problema se extiende a muchos países.

«El trabajo nos da dignidad. Los responsables de las personas, los gerentes, están obligados a hacer todo para que cada mujer y cada hombre puedan trabajar y, por tanto, ser capaces de caminar con la cabeza alta, de mirar a las otras personas a la cara con dignidad», afirmó el Pontífice.

«Los que, por esquemas económicos o con el objetivo de lograr acuerdos que no son totalmente transparentes, cierran factorías, cierran empresas o dejan sin trabajo a la gente; esas personas cometen un pecado muy grave», agregó.

Francisco ha defendido con fuerza los derechos de los trabajadores desde que se convirtió en líder mundial de los 1.200 millones de católicos cuatro años atrás.


Aquel documento de la Iglesia en 1981, titulado La Comunidad Nacional, tenía tres partes (La persona humana, La comunidad humana y La comunidad nacional).

En el punto 5 de la tercera parte, referido a “Elementos de la vida socio-económica”, se puede leer: “La Doctrina Social de la Iglesia se ha detenido con amplitud en el tema del trabajo. Ultimamente, Juan Pablo II lo aborda en todos sus viajes y en muchas otras ocasiones.

Dijo el 30 de enero de 1979 en México: “Existe un concepto cristiano del trabajo (…) para que el trabajo se realice como una verdadera vocación de transformación del mundo, en un espíritu de servicio y de amor a los hermanos, para que la persona se realice a sí misma y contribuya a la creciente humanización del mundo y de sus estructuras”. Si bien el trabajo es un instrumento productivo, un integrante indispensable para que la tierra sea para el hombre y se aproveche en todas sus potencialidades, es también, y sobre todo, un integrante de la estructura personal del hombre. El hombre necesita trabajar, no sólo para producir, para hacer, para enriquecer. El hombre necesita trabajar, porque si no lo hace no es feliz, sus energías se paralizan y se convierte para sí mismo en un frustrado…”.