Radicales y peronistas, así como dirigentes de otros partidos y trabajadores municipales, dieron el último adiós al exintendente en el Palacio Municipal y en el comité de su partido
El destino quiso que ayer, tal como había ocurrido exactamente un año atrás, se repitiera una postal luctuosa frente al Palacio Municipal. El 11 de mayo de 2016 el intendente Martín Gill, funcionarios y trabajadores de la comuna se unieron en la vereda para despedir a Javier Suppo, hombre del justicialismo. En la víspera ocurrió algo similar, esta vez para darle el último adiós al primer intendente que tuvo Villa María tras el retorno de la democracia en 1983: Horacio Cabezas.
A las 10.15, un sentido aplauso al respetado exjefe del Ejecutivo dominó la escena. Radicales y peronistas le rendían así homenaje a un hombre que se ganó la aprobación de todos, sin distinción de banderas políticas, de la mano de su decencia, compromiso cívico y dignidad.
A las 10 el cortejo fúnebre arrancó en el Concejo Deliberante, donde fue velado desde la tarde del miércoles, y se encaminó hacia el edificio municipal. En la vereda de Sobral y Mendoza estaban Gill, la legisladora provincial Nora Bedano, el dirigente radical Luis Tagni, la presidenta del Tribunal de Conducta de la Policía, Ana Becerra; el presidente de la Biblioteca Bernardino Rivadavia, Sergio Gilabert; secretarios del Ejecutivo, trabajadores municipales y vecinos. Detrás del coche que llevó los restos de Cabezas fueron caminando los radicales Gustavo Bustamante, Nora Landart, Miguel Olaviaga, Luis Caronni, Alberto Yáñez y Pablo Salvador, la concejala del Frente Cívico Gisele Machicado, el edil del PRO Omar Coutsiers, el primer rector de la Universidad Nacional de Villa María, Carlos Domínguez, y el exdirigente del Frente Cívico Alejandro Roganti.
Cuando el coche se detuvo en la Sobral, se vio en la calle a las hijas de Cabezas (María Celia, María Teresa, Coty y Maite) y a varios de sus nietos. Allí se vivió un momento muy emotivo, en el que varios dejaron caer sus lágrimas. Gill se abrazó con familiares del hombre que llegó al Sillón de Viñas con la restauración de la democracia. Y se vio la conmoción que sintieron, por ejemplo, empleados como Hugo Aime, que es testigo del quehacer municipal desde los años 80.
Posteriormente, el cortejo se dirigió a la Casa Radical de calle Tucumán. En la puerta aguardaban el titular del comité local, Marcelo Barotto, junto a diversos militantes y dirigentes. También allí se le rindió homenaje a quien vivió apasionadamente hasta sus 94 años. Cuando ya estaba el coche fúnebre en el lugar, llegaron caminando Gill, Bedano, el abogado Eduardo Rodríguez y el funcionario Miguel Sponer, quienes dejaron el municipio para también hacerse presente en la casa de los radicales.
Ya luego el cortejo se dirigió hacia el cementerio parque La Naturaleza, donde desde ayer descansan los restos de un hombre que deja una huella eterna en la historia de Villa María.