Cuándo: todos los domingos y feriados. Dónde: barrio de Mataderos, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
El gaucho, figura de peso en los campos y pequeños poblados del interior de nuestro país, no tiene cabida en la descomunal y moderna Buenos Aires. Salvo en la Feria de Mataderos. Una exposición que cada domingo y feriado (entre las 11 y las 20) y desde hace 30 años les planta cara a los apuros de la megametrópolis del siglo XXI, trayendo al centro del cemento lo mejor de nuestras tradiciones camperas.
En el corazón del barrio que le da nombre, uno de los distritos más populosos y característicos de la Capital Federal, la feria convoca a varios miles de personas, haciendo gala de actividades para toda la familia, en un ambiente propio de la criollada. Aquí, el sombrero, la bombacha, las botas y las alpargatas están a la orden del día y no desentonan para nada con el paisaje urbano.
El espacio se arma en la intersección de calle Lisandro de la Torre y avenida de los Corrales y su área de influencia, en las inmediaciones del Mercado Nacional de Hacienda (el punto del mapa que mejores migas hace con la propuesta).
Los cuatro pilares
Allí, un predio que se arma (muy temprano) y se desarma (muy tarde) en plena calle ofrece abundante anzuelo en sus cuatro pilares: las artesanías (que incluyen productos gastronómicos regionales), los números folclóricos, las destrezas gauchas y la comida típica argentina.
La columna vertebral son los más de 700 puestos que venden productos artesanales de perfil bien rural, entre los que destacan ponchos, sombreros, variedad de elementos de cuero y metal, vinos y alimentos regionales. En el deambular por el paseo, el viajero puede apreciar el aura de todo un país, con comerciantes que a través de sus mercancías representan a una buena parte de las provincias argentinas.
Como no podía ser de otra manera, las artes criollas en el territorio del canto, la danza, el bombo, la guitarra y el violín tienen a su vez un lugar de privilegio. Por el escenario principal pasan solistas y grupos que enaltecen la música nuestra y conjuntos de danza que a puro zarandeo y zapateo siguen esa línea. De tanto en tanto, los artistas que hinchan las tablas vienen con cartel de “grandes”. El listado de las estrellas que pasaron por la feria incluye al Chaqueño Palavecino, Soledad, Víctor Heredia, Jairo, Teresa Parodi y el clan Carabajal.
Asimismo, la feria propone un sector reservado a los espectáculos de destrezas gauchas, entre los que sobresalen las corridas de caballos, la doma, los concursos de enlazado y hasta las legendarias corridas de sortija.
También sobresale el área gastronómica propiamente dicha, donde avezados cocineros elaboran y ofrecen al público locro, empanadas, choripanes, humitas, tamales y demás exquisiteces vernáculas.