El gato es un cazador solitario por naturaleza. Su estructura física así lo indica, como así también su forma de aparecer, a veces, con una presa en la boca.
Todas las partes de su cuerpo muestran adaptaciones que, sumadas, lo convierten en un cazador supremo, que acecha, mata y come a su presa con la máxima eficacia.
Además, el gato es ferozmente territorial, su cuerpo tiene mecanismos especiales para dejar e interpretar mensajes de olor en su zona de influencia.
Los ojos del cazador orientados hacia delante están adaptados especialmente para la visión nocturna, y pueden indicar el estado de ánimo. El hocico es sensible a la temperatura y al olor. Los bigotes le sirven para calcular la anchura de las aberturas y “sentir” el camino. Las barbas de la lengua raspan la comida, peinan el pelaje e incrementan la toma de líquido al beber.
El órgano de Jacobson, que está detrás de los dientes incisivos, permite interpretar de manera detallada ciertos olores según la respuesta flehem (palabra alemana que significa hacer una mueca). La mandíbula corta sirve para morder con fuerza, y los dientes afilados le permiten matar y comerse la presa con eficiencia.
En cuanto al cuerpo, también hay mucho por resaltar.
El pelaje ayuda a controlar la temperatura corporal y forma parte del sistema de señalización del gato. Los omóplatos móviles le sirven para correr con agilidad.
Las garras retráctiles sirven para agarrar a la presa, trepar y luchar.
Las patas “digitígradas” implican que el gato camine sobre los dedos… ideal para una carrera fulminante.
Los fuertes músculos de los cuartos traseros y el lomo le dan la potencia necesaria para trepar y saltar. La posición del lomo en la postura del gato indica qué intención tiene.
La columna vertebral flexible le permite arquear el lomo para incrementar su agilidad al correr, acicalarse por entero y meterse por espacios pequeños.
La cola ayuda a mantener el equilibrio al trepar o tomar una curva con rapidez, forma parte del sistema de señalización del gato. Los pelos situados en la parte inferior de las patas delanteras ayudan a acechar y calcular los aterrizajes. Las almohadillas de las patas amortiguan el movimiento al aterrizar. Para terminar, las glándulas odoríferas de debajo de la cola, en la parte superior del cuerpo, en los labios y el mentón sirven para dejar señales de olor.
Escucha todo
Para un animal de instinto cazador nocturno es primordial tener buen oído.
El pabellón auditivo de los gatos consta de 20 músculos, que es la parte exterior de la oreja.
Si nos fijamos en nuestro gato cuando oye ruidos, veremos cómo sus orejas varían de posición, adoptando distintas posturas, para hacer estos movimientos con sus orejas utiliza estos músculos. Por otra parte, la posición de las orejas, nos puede dar mucha información sobre el estado de ánimo de nuestro gato o incluso de las intenciones que puede tener.
Si un gato está contento, sus orejas estarán hacia arriba y moviéndose continuamente, girando en dirección de los sonidos que escucha. Si un gato está asustado o a la defensiva, aplanará sus orejas hacia el costado, como símbolo de sumisión. Un gato enfadado colocará sus orejas hacia delante, formando un ángulo.
Los gatos siempre están muy atentos a los sonidos que les rodean. En ocasiones, el gato puede parecer ajeno a los que pasa a su alrededor, pero en el movimiento de sus orejas, podremos comprobar cómo reacciona ante cualquier sonido por pequeño que sea. Los músculos giran los pabellones auditivos y vuelven a su posición inicial para captar el más leve susurro.
La bursaes, una parte del pabellón auditivo, concretamente, el borde externo, es una bolsa aplanada de piel, que permite a la oreja doblarse y moverse, también puede amortiguar sonidos más complejos.
El sonido se canaliza hacia abajo, desde el pabellón hasta el tímpano, y vibra en contacto con un grupo de huesos pequeños en el oído medio. Estos huesos amplifican las vibraciones y las transmiten a otra membrana. Las vibraciones son detectadas por células capilares.
El gato tiene un límite auditivo de más de 60kHz, que es significativamente superior al límite auditivo máximo de los perros (15-35kHz) y de los humanos (15-20kHz), y abarca los sonidos agudos de los chillidos de los roedores.
El obsequio
Además, cazar para un gato no sólo tiene un fin alimenticio, cazar puede significar muchas cosas que ahora veremos a continuación.
Uno de los motivos es que trae sustento a su amo.
Si un felino pone un animalito muerto en tu puerta puede ser porque tiene miedo de que te falte el alimento. Los gatos son muy observadores, y puede que hayan llegado a la conclusión de que sus dueños son pésimos cazadores, y tengan miedo de que no tengan suficiente comida para alimentarse.
Un gato tiene pocas formas de sentirse agradecido, así que una de ellas es traer a su dueño comida.
Sea cual sea el motivo por el que un felino comienza a traer presas de caza a la puerta de la casa o incluso a la puerta de la habitación de su cuidador, la reacción de éste cuando ve semejante regalo es muy importante. El gato siempre dejará la pieza y se esconderá para ver la reacción del obsequiado, que nunca debe ser de rechazo o de enfado.