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Cerró su cuenta de Twitter por los mensajes de odio contra el Islam

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Cerró su cuenta de Twitter por los mensajes de odio contra el Islam
Mariana Robiglio, la mujer a la que le pidieron que se retirara del Banco de Córdoba por llevar vestimenta de musulmana

El incidente en el Banco terminó siendo el menor de los problemas para Mariana Robiglio, dado que tras expresarlo en las redes sociales, recibió agresiones y mensajes de odio contra la fe musulmana

Mariana Robiglio, la mujer a la que le pidieron que se retirara del Banco de Córdoba por llevar vestimenta de musulmana

«¿Se acuerdan de cuando conté que me pidieron que salga del Banco Nación por mi atuendo? Bueno, recién, igual en el Banco Provincia. ¡Divinos los polis!». Ese tuit de Mariana Robiglio, una mujer villamariense, de religión musulmana, se viralizó por las redes sociales y disparó tantos comentarios “de odio” contra el Islam, que ella decidió cerrar su cuenta de Twitter.

“Nunca pensé que en Argentina hubiera tanto odio contra el Islam”, dijo Robiglio a EL DIARIO, enumerando los insultos hacia ella y su familia que recibió en los comentarios.

Todo comenzó cuando la mujer debía hacer un timbrado en un documento. “Tenía la opción de un Rapipago o el Banco de Córdoba. Como estaba en la Municipalidad, fui al Banco, que estaba más cerca”, relató.

Al llegar, consulta sobre la manera de hacer el trámite en la timbradora automática y, amablemente, el empleado que está en mesa de entradas le dice que el único inconveniente es que tiene que contar con el dinero justo, dado que la máquina no da cambio. “Como no tenía 85 pesos, el señor fue a las cajas a cambiar”, relató.

Mientras esperaba, el policía y el trabajador de seguridad le pidieron que se retire. “Yo no diría que me echaron por la fuerza, sólo me dijeron que me tenía que retirar debido a las políticas de seguridad del Banco”, dijo.

Cabe señalar que Mariana Robiglio estaba vestida con su hiyab, es decir, no con la cara cubierta, sino con una especie de pañuelo que cubre la cabeza y el cuello, enmarcando el rostro, no tapándolo.

“En realidad, me molestó la manera. Fueron dos minutos en los que la pasé muy mal, pero finalmente pude hacer el trámite y me fui”, agregó.

Dijo que no piensa denunciar el hecho ni en la Justicia ni ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) “porque bajo ningún concepto quisiera que dos empleados que se equivocaron tengan una sanción”.

Años atrás, había sufrido una situación similar en el Banco Nación. “Fui un día y me tocó esperar como dos horas. Estaba ahí, esperando, cuando alguien -no me acuerdo si el empleado de seguridad o un policía- me pidió que me retirara porque mi vestimenta incomodaba al resto de los clientes”, dijo. En esa oportunidad, no se retiró del banco hasta hacer su trámite.

“Entiendo que las normas de seguridad son para evitar que las prendas de vestir impidan individualizar a quien está en el banco. Pero yo voy con la cara descubierta y vestida de una manera que, obviamente, me individualizan”, planteó. “Es lo mismo que obligaran a una monja católica a que se saque lo que lleva en la cabeza. Eso es inconcebible”, agregó.

Pero lo peor no fue lo que le pasó en el Banco, sino después. “Cuando se empezó a viralizar mi comentario, recibí tantos mensajes cargados de odio, tanto a mí como a mi familia, que decidí cerrar mi cuenta en Twitter”, señaló.

Los mensajes hablaban de las aberraciones y sometimientos   que padecen en algunas comunidades las mujeres musulmanas. “Yo quiero decirles que no estoy de acuerdo con eso, que repudio la violencia y me solidarizo con las víctimas. Quiero aclarar también que eso no es el Islam, ninguna religión se basa en la muerte y en el odio. Es como si cuestionáramos a todos los cristianos por las Cruzadas”, razonó.

 

Musulmana en Villa María

No hay muchas musulmanas practicantes en la ciudad de Villa María. “Yo nací en una familia cristiana, acá en esta ciudad, me eduqué en una escuela evangélica y experimenté en varios credos. Si tocaban el timbre los testigos de Jehová, los hacía pasar para conocer. Pero seguí teniendo un vacío hasta que, investigando, pude conocer el Islam”, indicó.

Realiza su vida con normalidad y a excepción de los incidentes en el banco y en las redes sociales, jamás tuvo problemas para expresar su fe.

“Fui taxista muchos años y nadie me dijo nada. Actualmente soy niñera y cuando presenté mi currículum, a las familias para las que trabajo les pareció nada más que un dato curioso”, relató.

“Yo no busco imponer mi fe a nadie. No me molesta si las mujeres andan en bikini por la Peatonal, si quieren. Nosotros cubrimos la mayor parte del cuerpo como señal de modestia, no de sometimiento, y lo que pido es que no me juzguen por eso”, concluyó.

En el Banco de Córdoba indicaron que la medida se debe a las disposiciones en materia de seguridad del Banco Central.