De 100 villamarienses sólo 17 no tienen un perro o gato en su casa. Así dio cuenta un relevamiento que realizamos con el afán de saber cómo tienen los vecinos una vida animal incorporada al hogar
Villa María se podría denominar, tranquilamente, Villa Mascota.
Sucede que la mayoría de los vecinos de la ciudad tienen una, dos, tres o varias, de acuerdo a un relevamiento que realizó este suple, en consultas mano a mano por las calles de la ciudad.
Desde “una cuestión de seguridad” hasta “los perros son el ser con más amor del mundo”, muchas frases de vecinos dieron cuenta de los motivos que los llevan a tener esa mascota tan querida.
Concretamente, les consultamos a 100 villamarienses que viven en distintos hogares y la cifra de respuestas habla por sí sola: 84 tienen estas mascotas en sus casas y 16 no tienen, aunque algunas de ellas querrían tener.
Entre los 84 que sí tienen 69 son “perreros”, de los cuales 20 también tienen gatos; mientras 15 sólo tienen gatitos.
Amigo del alma
Son muchas las historias de la gente que tiene perros y no es para menos, porque cada hogar genera diariamente una historia para esa mascota que circula por los rincones de la casa.
“Vivo en un departamento con mi novio y tenemos un perro que se llama Donatello. El llegó a nuestras vidas hace dos años. Yo quería un perro hacía mucho tiempo, pero me costó un poco convencer a mis papás y a mi novio”, cuenta Micaela Cáceres.
“Es difícil expresar con palabras lo que él significa para nosotros. Para mí es mi compañero de vida, va conmigo a todos lados, conoce todos mis movimientos y entiende todos mis estados de ánimo. Lo cuido y lo amo como si fuera mi hijo. Incluso para mí lo es, solamente que tiene cuatro patas. Despertó en mí un sentimiento de amor incondicional tan especial, que no conocía”, agrega.
Gisela Giai también reconoce su pasión por los perros, compañeros de toda la vida.
“Actualmente tengo tres, dos viven con mis padres, Junios y Merlín, y el tercero vive conmigo. Se llama Roco. A todos los amo por igual, pero con Roco es especial. Vivimos los dos solos en mi departamento”.
“El comparte todo conmigo, desde encuentros con amigos hasta los momentos de soledad. Vamos juntos a todos lados y el amor que recibo por parte de él no lo puedo encontrar en otro lado”, añade Gisela. Y concluye: “Tenemos una conexión única y para mí es un hijo, lo cuido y lo trato como a un bebé. En mi familia somos todos amantes de los perros y desde que nací me crié entre ellos. Para mí siempre será fundamental tener un compañero de cuatro patas conmigo”.
Rocío Camps cuenta más allá: “Tengo cinco perros. Tendría aún más, pero es un presupuesto mantenerlos. Tengo perros porque son el ser con más amor del mundo”.
Para Carla Trillini, en tanto, Luana es su “compañera” y “parte esencial de la familia”.
Mientras, Noe Damiani no duda en decir que Lola, de 8 años, “es la reina de la casa y mi mejor compañía cuando no está mi hija, Agostina”.
“Es buena, tierna, cariñosa y obediente. Fue uno de los mejores regalos que le pude hacer a mi hija, ¡es mi felicidad!”, reconoce.
Francisco Ferreyra también se muestra feliz con su hermoso pug, al que bautizó Chino.
“Hace tres años que lo tengo, desde sus 3 meses. Y elegí tener un perro porque para mí son una compañía y siempre estuve enamorado de esta raza de perro, pug”, afirma.
“Lo elegí porque me gustaba la raza, hacía años venía leyendo sobre su comportamiento y todas sus características y siempre lo quise tener como compañía. Es un perro supereducado, se crió conmigo, lo tenía en la falda todo el tiempo”, agrega. Y asegura que “siempre tuve animales en mi casa, pero siempre perros, perro familiar, de todos. Este es el primer perro que es mío, mi compañero, y se porta de diez; le encanta pasear por la plaza frente a la Muni”.
Tania y Elena, mientras, no se conocen y son de diferentes edades pero tienen la misma respuesta: “Tengo a mi perro porque me lo regalaron y es una gran compañía”.
Mari Pittaro dicen tener un perro “rescatado de la calle. Se llama Pity. Lo tenemos porque no hay nada mejor que tener un animalito”.
En esa tarea también estuvo Magui, quien se muestra bien perrera.
“Yo tengo a Fiona, mi hija perruna. Y tengo dos perros más, Manchi e Isabella, que son rescatados de la calle. Y es lindo tener una mascota en casa, es una gran compañía y lo considero necesario”, expresa.
Stella Alvarez también habla de su perro, Nacho. “No estaba en mis planes, pero llegó y se ganó un lugar en el corazón de la familia”, revela, para luego comentar que “Nacho es un perro que fue abandonado al nacer. Alguien lo encontró en la costanera, lo recogió y lo tuvo hasta que nuevos dueños fueron por él. Ellos lo mantuvieron el tiempo que pudieron, porque cuando comenzó a crecer su vida en un departamento se hacía muy difícil. Es en ese momento que me lo ofrecieron, y yo, que ya lo conocía y lo quería, lo acepté. Hoy ya no imagino la casa y mi vida sin él”.
Las historias emocionantes de los villamarienses se repiten una tras otra.
Aldana, por ejemplo, dice que siempre tuvo perro.
“Cuando se murió mi perrita anterior, Nala, mi mamá encontró por Facebook a Junior. Contactamos con el dueño y lo compramos a los pocos días. Ya extrañábamos un perro en casa”, manifiesta.
Otro panorama tienen dos jóvenes mujeres que no tiemblan para dar el número: Tanto Meli C. como Martina Sobrino dicen tener seis perros cada una en su casa.
Luciana Morales remarca que tiene tres, lo mismo que Matías Mulinetti. Milagros Vásquez suma dos, al igual que Daniel (“tengo un perro y una perra”, señala) y Macarena Gutiérrez. Y con uno vienen Milagros B., Noelia Paniagua, Gastón Ignacio, Florencia C., Facundo Huwyller, Renzo Belfanti, María Luisa, Osvaldo, Marcela, Roxana, Maxi, Alejandro Z. (“una perrita”), Emanuel González, Nicolás Martín, Facundo Mainardi, Mariano Mirtuono, Ismael Gonella, Paula Villoria y tantos más que prefirieron guardarse en el anonimato.
En total, el 69% de los consultados aseguró tener uno o más perros en su casa.
Amor gatuno
Ese pequeño peludito que camina sigilosamente por la punta del sillón o por el filo de la tapia, desafiando el equilibrio, es elegido por el 35% de los villamarienses, según el relevamiento.
Florencia, una mendocina oriunda de San Rafael, reside en un departamento en la ciudad y ya sumó un gato a su vida.
“Anda siempre uno y, si bien no es de mi propiedad, casi lo adopté como mío. En San Rafael tengo mascotas y acá siempre me gusta adoptar en calle porque estoy en contra de comprar animales por su raza”, expresa la chica, que complementa esa convicción con el vegeterianismo.
Otra Florencia, que prefiere no dar su apellido, va más allá: “Cuando estudiaba en Córdoba encontré a la primera gata, Amanda, y me la quedé porque vivía casi sola en el departamento; en el momento que volví a Villa María me la traje y ahí quedó preñada de cuatro gatos. Dos me los quedé y dos se los dí a un amigo. Y bueno, hace cuatro años que tengo tres gatos”, explica.
Micaela, mientras, dice que tiene una gata.
“Mi hija la adora. Se llama Delfi, pero le decimos Pipi”, asevera.
Juan Franco también tiene una gata.
“Fini llegó a nuestras manos siendo muy bebita y desde ese momento es una integrante más de la familia”, señala.
“No estaba en nuestros planes tener otra mascota, ya que en ese momento teníamos un perro. Ella es muy independiente y muy interesada por nosotros”, agrega.
Las gatas son elección predilecta para varias familias.
Mirta Bertino, por ejemplo, dice que “Willy es muy independiente y es muy celosa de su compañero Ulises, que no está operado”.
“En mi casa mandan las mujeres. Tengo gatos porque la generación de los Bertino somos todos amantes y admiradores y necesitados de los gatos. Amantes: porque son tan libres e independientes como debiéramos ser todos. Admiradores: la belleza de un felino es inigualable y jamás lograda por ningún ser viviente. Y necesitados: es el único que presiente cuando estas triste o enfermo y te brinda su amor y caricias”, argumenta Mirta.
En esa línea, Silvia Bertino dice que sus dos gatos se llaman “Pumba y Timón; hace pocos días cumplieron su primer añito. Fueron adoptados en Córdoba por mi hija y vivían en un departamento encerrados todo el día, solamente salían al balcón. No era vida para ellos”.
“Hace unos meses viven conmigo, donde disfrutan de la libertad del jardín. Son muy felices, juguetones y mimosos. Son la felicidad de la casa, la alegría del hogar y me divierto mucho con sus travesuras”, añade.
Natividad, en tanto, asegura tener “varios hijos gatunos, malcriados con mucho cariño”.
Pero si de pasión por los gatos se trata, Julián Cerrolaza quiebra esquemas: tiene ¡siete!
David Ferrari se contenta con dos gatos, Carmen tiene uno, al igual que Florencia Ritta y que, seguramente, tantos más en Villa María.
Unos y otros
Un 20% de los consultados en la ciudad asume tener gato y perro. Y hay quienes tienen también otros animales, aunque concretamente los dos primeros son las mascotas más elegidas.
Priscila es quien rompe con los récords: tiene dos gatos y siete perros chihuahuas.
Los gatos “son negros y por lo general la gente los rechaza”, afirma, con una sonrisa. Y en cuanto al gran número de perritos, la explicación es que su mamá “tiene un criadero de esa raza”.
Quien suma bastante también es María. Ella nos da una foto con dos mascotas, pero tiene 5 en total.
“En la foto salen el gato Pancho y el perro Burak, aunque tengo tres perros más”, advierte.
Eliana tiene la pareja despareja: “Un gato que se llama Tomy y el perro, Pachibola, son parte de la familia”, admite.
Valentina Menta Gilli suma dos perros y una gata, lo mismo que Ignacio Trucchi (dos perros y un gato) y al revés que Nora (dos gatos y un perro), aunque menos que Micaela, que tiene dos y dos, y mucho menos que Carola Heredia, dueña de cuatro perros y un gato.
Brian B., dueño de un gato y tres perros, cuenta por qué se dio la situación: “A uno de los perros me lo dio un amigo de la primaria porque tenia cachorritos; otro creo que apareció en mi casa y se quedó y el otro también apareció en mi casa re enfermo, lo curamos y quedo ahí. El gato lo adoptó mi hermano en Río Cuarto, también por el tema de que alguien tuvo cachorritos. Lo llevó a mi casa en invierno y ahí quedó”.
Después aparecen otras “mezclas” interesantes, como Cintia, que tiene perro, conejito de india y tortuga y le “encantaría” tener un “tigre bebé”.
Claro que para muchos tener perros y gatos convoca al equilibrio y otorga la certeza de que la vida animal es realmente para quererla.