Coloso iluminado

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Coloso iluminado

p15-Centro Cultural KirchnerUbicado en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, el Centro Cultural Néstor Kirchner (CCNK) es uno de los más grandes del mundo en su tipo. Un gigante de múltiples espacios equipados con lo último en tecnología, que encuentra en la difusión de la cultura argentina su principal razón de ser.

Visitarlo es toda una experiencia de los sentidos. De por sí el edificio, que ayer alojaba al Correo Central de Buenos Aires, despierta suspiros a partir de su estilo afrancesado, fiel representante del perfil arquitectónico de la “París sudamericana”. El mismo nació a fines de la década del 20, luego de casi 40 años de trabajo, entre diseño y edificación propiamente dicha.

Pero es en el interior donde el mejor lugar sale a la luz. Inaugurado en mayo de 2015, tras cinco años de restauración y remodelación, ofrece un repertorio inmenso. Tesoro de casi 100 mil metros cuadrados repartidos en 11 plantas (contando el subsuelo) en donde a su vez se despliegan distintas salas para el desarrollo de exposiciones permanentes, muestras temporales, museos, conciertos musicales, obras de teatro (en total hay seis auditorios), biblioteca y otras áreas abiertas al público.

 

La Ballena Azul y compañía

En ese sentido, destacan los espacios que llevan el nombre bien identificado y que ya son célebres entre quienes le disfrutan la silueta a este ícono nacional. Entre los sitios más importantes hay que nombrar, por ejemplo, a la Ballena Azul, la Gran Lámpara y la Cúpula.

El primero es acaso el más emblemático de todos. Se trata de una gran sala de música sinfónica de 2.200 metros cuadrados distribuidos en tres bandejas y con capacidad para 1.800 espectadores. La Gran Lámpara, por su parte, se ubica en la parte central del edificio, entre las plantas 6 y 7. Allí, acoge dos niveles independientes reservados para exposiciones artísticas de diversa índole.

En tanto, la Cúpula corona el CCNK con 500 metros cuadrados destinados a usos múltiples. Lo más notorio del lugar es su estructura vidriada, que permite fantásticas panorámicas de la ciudad de Buenos Aires (entre las postales a apreciar figuran el Río de la Plata, Puerto Madero, la Aduana Taylor y la Casa Rosada).

Otras áreas famosas son el Salón de los Escudos, el Salón de los Buzones, la Sala Eva Perón (ayer oficina de la mismísima Evita, donde a partir de 1946 recibía las peticiones de las clases menos favorecidas, lo cuentan mejor los recursos sonoros, escenográficos y sensoriales dispuestos para tales fines), la Sala Argentina (más pequeña que la Ballena Azul, pero aun así cautivante) y la Sala Néstor Kirchner (que rescata la vida y obra del expresidente, fallecido en el año 2010).

DONDE: Buenos Aires

CUANDO: De jueves a domingos (de 14 a 20)

 

RUTA alternativa – La Aurora

Aurora Boreal puede ser el nombre de la típica gorda del barrio que en nuestra infancia se aparecía para arruinar todos los juegos, gritando, golpeando y escupiendo; dejando a la feminidad en entredicho y a la barra con ganas de romperle los dientes (aunque ningún cobarde se atrevió jamás a enfrentarse a esa mole con aparatos).

En rigor, la aurora boreal es un fenómeno de luces naturales que embellecen los cielos nocturnos y que se presenta en los puntos más nórdicos de los países más nórdicos, cuya nordicidad es una cosa re del norte “Claro, hay que aliarse con el norte: Obama es la posta”, salta uno de los tantos que quedó excitado con la visita del presidente estadounidense, y que no entendió nada. Ni de lo que veníamos hablando ni de la historia ni de la dignidad ni de lo doloroso (“LTA”, dijo Diego Armando) que va a ser esto.

Mucho más lindas que tales vejámenes son las auroras boreales. Un prodigio de fluorescencias multicolores que se ve con claridad en varios países. Entre ellos, Noruega destaca sobremanera. En el norte (otra vez arroz con pollo) de la nación nórdica (será de Cristo), aquellos fulgores se logran contemplar con muchísima claridad, sobre todo entre los equinoccios europeos de otoño y primavera (21 de septiembre al 21 de marzo). “Uy, qué lastima, en esas fechas tengo pilates”, dice el mismo zapato de antes, como si a alguien alguna vez se le fuera a ocurrir invitarlo a algún lado.

Rodeados de grandes montañas nevadas y bosques, algunos de los sitios más populares para realizar el avistamiento dentro del país escandinavo son las islas de Lofoten y el poblado de Tromso (lindos nombres para ponerle a la mascota, sobre todo si ésta es un Tiranosaurio Rex).

Allí, la experiencia se puede completar con una excursión en trineo o una batalla a muerte contra algún vikingo suelto, lo que uno prefiera.­