Un ensayo realizado en el INTA Manfredi con la aplicación de subproductos de origen animal permitió aumentar el rendimiento de maíz y contribuir a la reposición de nutrientes. Lo presentaron en la Jornada de Gestión Residuos Pecuarios

El informe elaborado por el ingeniero Nicolás Sosa (INTA Manfredi), da cuenta de que reponer nutrientes a la tierra no necesariamente es oneroso, sino que también depende de las prácticas agrícolas.

En este caso, el especialista dio a conocer los resultados del ensayo que se implantó en la Estación Experimental Agropecuaria INTA Manfredi, sobre un suelo Haplustol típico, serie Oncativo, durante la campaña agrícola 2014/2015.

Los objetivos del ensayo fueron evaluar diferentes dosis de guano de gallinas ponedoras sobre la producción del cultivo de maíz y evaluar el efecto del guano de ponedora sobre las propiedades químicas del suelo. La distribución del estiércol se realizó 27 días previos a la siembra de maíz.

Sobre el cultivo, informó que la fecha de siembra de maíz fue el 23 de diciembre y que utilizaron el híbrido DK 72-10 VT3P.

“Se observaron diferencias significativas de rendimiento entre la parcela testigo y la parcela con aplicación de 10 mil kilos por hectárea de guano. Se obtuvo un incremento de rendimiento hasta los 10 mil kg/ha, por encima de este valor, el rendimiento se estabilizó”, observó.

Concluyó que “se observó un importante incremento de la fertilidad actual y potencial del suelo en las parcelas con aplicación de guano de gallinas ponedoras. Esto demuestra que la aplicación de estiércol tiene impactos positivos sobre la rentabilidad en el corto plazo, por el aumento en el rendimiento, pero también en el largo plazo”.

Necesidad de nutrientes

Los suelos de la región pampeana argentina han perdido entre el 30% y 50% del contenido inicial de materia orgánica, por lo tanto, en la actualidad, es frecuente observar deficiencia de esos nutrientes en muchos cultivos. No obstante, a pesar de existir respuesta al agregado de nutrientes, Argentina es uno de los países con menores niveles de reposición, aplicando entre el 1% y 51% de lo que se llevan los cultivos. “Esto se explicaría en parte por el costo de los fertilizantes, en especial aquellos que provienen de fuentes finitas en el mundo, como, por ejemplo, el fósforo”, indicó Sosa.

Frente a ese panorama, el reciclado de nutrientes por medio del uso de subproductos provenientes de diferentes orígenes podría contribuir en gran medida a mitigar esta deficiencia, cobrando importancia los sistemas ganaderos.

El crecimiento de las producciones ganaderas en Argentina ocurrió, en muchos casos, sin una planificación previa sobre la disposición final de los residuos generados, los cuales deben ser gestionados correctamente, para evitar perjuicios al ambiente, explicó el especialista. “La aplicación al suelo como enmienda orgánica brinda una solución al problema, permitiendo recuperar la fertilidad de los suelos y aumentar la producción de los cultivos, proporcionando grandes beneficios. En primer lugar, en el aspecto económico y ambiental, porque recupera y recicla nutrientes y materia orgánica cerrando ciclos, y ahorra energía fósil y recursos naturales no renovables en la producción de nuevos abonos químicos; y por otro lado, en lo puramente agrícola, ya que mejora las propiedades físicas y la fertilidad de los suelos productivos”, dijo.