Se trata de Miguel y Guillermo Ludueña, dos cordobeses que se llevaron un cuantioso botín de dinero en efectivo y varios cheques de la firma Raíz Grupo Inmobiliario, ubicada en bulevar Italia 133. Recibieron penas de tres años de prisión efectiva
Dos hermanos oriundos de la ciudad de Córdoba fueron condenados ayer a tres años de prisión de cumplimiento efectivo, luego que confesaran haber asaltado una inmobiliaria villamariense con los rostros descubiertos, a plena luz del día y utilizando una escopeta que no funcionaba y una pistola de juguete.
Miguel Omar Ludueña (39) y Guillermo Raúl Ludueña (33) fueron declarados coautores de “robo calificado por uso de armas de fuego no operativas”, al cabo de un juicio oral y público que se realizó en la Cámara del Crimen local bajo la modalidad de trámite abreviado.
La confesión lisa y llana de los hechos por parte de los asaltantes les permitió acceder al mínimo de la pena prevista por la legislación vigente para ese delito, aunque ambos fueron declarados reincidentes porque registran condenas anteriores impuestas en la capital provincial, principalmente por robos domiciliarios.
Según pudo saberse, Miguel pasó casi 10 años en la cárcel por diferentes hechos delictivos, mientras que Guillermo purgó una condena de cuatro años y medio, también por robos y hurtos.
Al momento de perpetrar el singular asalto, el mayor de los Ludueña estaba radicado en barrio Los Olmos de esta ciudad, donde su concubina atendía una despensa, al tiempo que el menor había venido a Villa María circunstancialmente ya que tiene domicilio en la capital provincial, donde supo ganarse la vida como albañil y “naranjita” (cuidacoches en estacionamientos públicos).
Asalto exprés
Minutos antes de las 11.30 del viernes 5 de diciembre de 2015, los delincuentes llegaron a bordo de una moto Honda CG Fan de color negro a la sede de la firma Raíz Grupo Inmobiliario, ubicada en bulevar Italia 133, propiedad de Julio Villarreal.
Después de tocar el timbre, ingresaron al local como dos clientes. Uno llevaba en sus manos una caja y el otro un bolsito. Ni bien ingresaron, el que llevaba la caja extrajo una escopeta recortada y el otro, del bolsito, una pistola, “que después nos enteramos de que era de juguete, aunque en ese momento parecía muy real”, narró el copropietario del negocio poco después del asalto, al ser entrevistado por EL DIARIO.
En la inmobiliaria estaban Villarreal, dos empleadas y una clienta, a quienes encerraron en una oficina luego de amenazarlos de muerte, aunque no ejercieron violencia física.
En menos de tres minutos se apoderaron de un maletín que contenía 5.000 pesos, 6.700 dólares (al cambio actual, unos 118.000 pesos), cheques de terceros, chequeras y otros documentos y se dieron a la fuga.
De inmediato, una de las empleadas salió a la calle y empezó a gritar pidiendo ayuda. Un vecino vio lo que pasaba le ofreció a Villarreal perseguir a los ladrones en su camioneta Volkswagen Saveiro. Y mientras iban tras los asaltantes, llamaron a la Policía, que intervino rápidamente y se sumó a la búsqueda.
En la huida, uno de los ocupantes de la moto se subió a un Citroën Ami 8 de color verde oscuro que lo esperaba a unas cuadras de la inmobiliaria con un tercer sujeto a bordo y todos tomaron por calle Jujuy hacia el noreste.
Pero la fuga no duró demasiado. Ambos rodados fueron interceptados a la altura del 1800 de la citada arteria y los tres sujetos fueron detenidos, por lo que se pudo recuperar todo lo que habían sustraído.
Juez y partes
El juicio fue presidido por el camarista René Gandarillas y contó con la participación del fiscal Francisco Márquez y de los asesores letrados Silvina Muñoz y Francisco Argañaraz, que intervinieron como defensores oficiales de Miguel y Guillermo, respectivamente, mientras que Gabriela Sanz fue la secretaria actuante.
Qué dice la ley
El artículo 166 del Código Penal de la Nación establece que “se aplicará prisión de cinco a 15 años (…) si el robo se cometiere con armas”. Sin embargo, el último párrafo de la misma horma legal precisa que “si se cometiere el robo con un arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudiera tenerse de ningún modo por acreditada, o con un arma de utilería, la pena será de tres a 10 años de prisión”.
En efecto, los hermanos Ludueña utilizaron una escopeta de caño recortado, calibre 16, pero la misma estaba en desuso y no era operativa, y la réplica de una pistola de color negro muy parecida a una real, aunque de plástico.