El Ministerio de Educación elaboró un “mapa de la educación superior” acorde
Todas las carreras vinculadas a las Ciencias Básicas o Aplicadas, como Ingeniería, Informática, Física, Química y Matemática son consideradas estratégicas, mientras que quedan afuera las relacionadas a las Ciencias Sociales, Humanas y de Salud
n el marco del lanzamiento de las nuevas becas Progresar, el Gobierno anunció que quienes realicen “carreras estratégicas” recibirán montos mayores que el resto.
Así, se busca incentivar a los jóvenes a estudiar carreras universitarias o terciarias que en el país cuentan con menos egresados: ingenieros, enfermeros, licenciados en Turismo, veterinarios. La oferta varía según la región, por lo que el Ministerio de Educación elaboró un “mapa de la educación superior”, unificando las carreras con los puestos más requeridos a partir de un diagnóstico de cuáles son las áreas de vacancia por región.
Así, por ejemplo, quienes quieran estudiar Ingeniería -carrera requerida en todo el país, en casi todas sus ramas- y soliciten la beca, empezarán cobrando $1.800 el primer año, hasta alcanzar los $4.900 en el último año de la carrera.
El requisito, como para todos los que se postulen a la beca, es aprobar la mitad de las materias cada año. “Poniendo el foco en la trayectoria educativa podemos obtener indicadores que nos permitan ver si alcanzamos los objetivos y generar acciones de acompañamiento, más allá de la asignación monetaria mes a mes”, señala Pablo Domenechini, director nacional de Desarrollo Universitario del Ministerio de Educación de la Nación, acerca de la decisión de sumar “estímulos” a determinadas carreras.
Carreras “estratégicas”
Por definición, todas las carreras vinculadas a las Ciencias Básicas o Aplicadas (Ingeniería, Informática, Física, Química, Matemática) son consideradas estratégicas, mientras que quedan afuera las relacionadas a las Ciencias Sociales, Humanas y de Salud. aunque hay salvedades: enfermería, por ejemplo, es un área de déficit en todo el país, por lo que se incluyó en el listado; y en el norte, las carreras vinculadas al turismo también.
Ingenieros son los profesionales más requeridos en todo el territorio, junto con programadores y estudiantes de carreras vinculadas a sistemas y Ciencias Informáticas. Para llegar a este mapa, el Ministerio de Educación utilizó los datos elaborados por los Consejos Regionales de Planificación de la Educación Superior (CPRES), de los que participan universidades nacionales y referentes educativos provinciales de siete regiones. Entre todos se hace un análisis para establecer las áreas de vacancia en cada una, y de allí se desprenden los siguientes datos.
En el Area Metropolitana, comprendida por la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, hay demanda en áreas como salud, educación, construcción y tecnología: se requieren, entre otros, profesores de enseñanza Media y Superior; enfermeros; ingenieros y técnicos vinculados a los recursos naturales y el medio ambiente, así como programadores y analistas de sistemas.
En la región Centro -provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos-, donde más del 20% de los empleos del sector privado están vinculados a los campos de la producción, el diseño y las construcciones, se requieren más ingenieros y arquitectos, además de técnicos en todo lo referido a la generación de energía y los procesos industriales (de los que el porcentaje de títulos de carreras representan menos del 10% del total). También faltan profesionales dedicados al agro y los alimentos (más veterinarios, por ejemplo).
En el norte del país -subdividido en las regiones Noroeste y Noreste-, el turismo y la gastronomía son dos de las áreas con mayor requerimiento de profesionales: mientras que casi el 10% del empleo registrado está vinculado a estas áreas, solo el 2% de las carreras ofrecidas pertenecen a estas, según Perfil.
También se necesitan más veterinarios, enfermeros, programadores y perfiles vinculados a la informática, la comunicación y el software.
En el sur, los títulos vinculados a ganadería, pesca y agricultura son los que presentan mayor déficit.
“El fin de la beca es que los jóvenes con dificultades económicas puedan seguir estudiando, pero el componente educativo implica que puedan avanzar y graduarse. Por eso lo central del programa es que para mantenerla se debe tener la mitad de las materias aprobadas cada año; eso no implica más responsabilidad vinculada al promedio, pero sí buscamos que avancen”, señala Pablo Domenechini, director nacional de Desarrollo Universitario, frente a las críticas recibidas por el cambio instalado en el programa. Hasta ahora, el requisito era ser alumno regular, es decir, aprobar dos materias por año.
Las becas arrancan en $1.250, y para inscribirse hay tiempo hasta el 31 de marzo. Son para aquellos estudiantes secundarios y universitarios, de entre 18 y 30 años, con un ingreso familiar de hasta tres salarios mínimos.