
Escribe Silvina Scaglia Lic. en Nutrición
Es muy común que entre las tareas de todos los días, algunas queden relegadas para más tarde, otras para mañana o incluso para la semana que viene.
Pero cuando dejar todo para después se vuelve un hábito se está frente a una conducta postergadora.
El problema más importante se presenta cuando esta cualidad postergadora se impone a la hora de generar cambios en el estilo de vida. Esta situación muchas veces responde a la baja autoestima, al miedo al fracaso, a evitar la realización de actividades que te resultan difíciles o no te gustan. Hoy llegué muy tarde, mañana salgo a caminar, esta semana tengo muchos cumpleaños, mejor espero a la que viene para cuidarme. Son algunas de las excusas que suelen boicotear los objetivos que te proponés día a día.
¿Cómo evitar la postergación?
- Organizá tus actividades según la prioridad que tengan en tu vida.
- Dedicale aunque sea un mínimo de tiempo a todas las actividades.
- Pensá en la satisfacción que puede darte concretar esta tarea retrasada.
Todas las tareas valen la pena ser realizadas. Enfocate en el resultado y prémiate por cada avance.
No postergues mejorar tu calidad de vida para mañana, porque puede ser demasiado tarde.
¡¡Adelante!!
Hasta la próxima…