Fue condenado por “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”
Claudio Aguirre se dedicaba al narcomenudeo y fue detenido a mediados de diciembre pasado en su domicilio de calle Puerto Rico al 2800. La FPA secuestró drogas, dinero y tres teléfonos celulares. A pesar de que estaba desocupado, era propietario de un auto y dos motos
Un vecino de barrio Las Playas fue condenado ayer a cuatro años de prisión efectiva por el camarista René Gandarillas, luego de ser hallado culpable de vender drogas en su vivienda particular bajo la modalidad de narcomenudeo (en pequeñas cantidades).
Se trata de Claudio Ricardo Aguirre (43), quien confesó el hecho que se le atribuía y posibilitó que el juicio se realizara bajo la modalidad de “trámite abreviado”, con lo cual se omitió la recepción de pruebas testimoniales en la Cámara del Crimen local.
Aguirre, nacido el 7 de octubre de 1974 (en 15 días cumplirá 44 años) y con último domicilio en Puerto Rico 2854, fue declarado autor responsable de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización” y como se trataba de un convicto primario, le impusieron el mínimo de la pena prevista por la Ley Federal de Estupefacientes Nº 23.737.
El 13 de diciembre de 2017, luego de casi cinco meses de seguimientos y avistajes, la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) allanó su casa y secuestró poco más de 11 gramos de cocaína distribuidos en 19 envoltorios, alrededor de 14 mil pesos en efectivo y tres teléfonos celulares.
Luego de aquel procedimiento, el titular de la Fiscalía de Lucha contra el Narcotráfico, Walter Gesino, habló con los medios de prensa y dio detalles de lo que se había incautado, además de precisar que Aguirre estaba siendo investigado desde el 18 de julio de ese mismo año, sospechado de regentear un “quiosco” de drogas.
Previo al allanamiento, efectivos policiales vestidos de civil interceptaron a un “cliente” que acababa de salir del inmueble y luego de interrogarlo, admitió que había comprado cocaína. Con ese testimonio, personal de la FPA ingresó al domicilio, detuvo al sospechoso y logró secuestrar los elementos antes descriptos.
Lo que llamó la atención de los uniformados y de la Justicia fue que, a pesar de estar desocupado, Aguirre era propietario de un automóvil y dos motocicletas, lo que evidenciaba que era un hombre de buen pasar económico.
Acorralado por la prueba, Aguirre se vio obligado a admitir que se dedicaba al narcomenudeo y su confesión abrevió el proceso oral y público, aunque el fiscal Francisco Márquez y la abogada Analía Nicoli difirieron en el monto de la condena.
Al pronunciar su alegato, el titular del Ministerio Público mantuvo la acusación y pidió cuatro años de prisión (el mínimo previsto por la Ley 23.737), mientras que la defensora planteó la inconstitucionalidad de la escala penal prevista por el artículo 5 de la referida norma legal y solicitó una sanción de tres años de cárcel.
Al dictar sentencia, el juez Gandarillas no hizo lugar al requerimiento de la Defensa y le impuso a Aguirre la pena solicitada por el fiscal.
Como el narcomenudista lleva poco más de nueve meses entre rejas, deberá completar los dos tercios de la condena impuesta (es decir, dos años y ocho meses) para poder solicitar la “libertad condicional”.
Con buena conducta durante todo el período de detención y una pericia psicológica favorable, Aguirre podrá salir de la cárcel recién a mediados de agosto de 2020.