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Cuca, la gastronómica que trabajó medio siglo en el mismo lugar

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Cuca, la gastronómica que trabajó medio siglo en el mismo lugar
La conducción de Uthgra Villa María le entregó ayer un reconocimiento a Nilda Vieyra

Uthgra – Reconocimiento del gremio a una afiliada que tiene récord de historia laboral

El gremio de los gastronómicos homenajeó a Nilda “Cuca” Vieyra, quien cumplió 50 años de labor en el mismo lugar. Tiene 73 y mientras le “den las piernas” piensa seguir yendo cada día a su lugar de trabajo

La risa y la palabra “gracias” están presentes siempre que habla Nilda Vieyra. Agradece el trabajo, lo bien que se lleva con sus compañeros, la familia y a la vida.

Cuca, como todo el mundo la conoce, recibió ayer una plaqueta de reconocimiento de parte de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos (Uthgra), que en Villa María encabeza Oscar Fattore, por  haber trabajado durante 50 años ininterrumpidos, lo que de por sí es un récord, pero además, por haberlo hecho en el mismo lugar.

“Trabajo en una estación de servicio, en la Esso que está en el cruce hacia la Fábrica Militar desde el año 1968”, dijo Cuca a EL DIARIO. “Sigo trabajando porque los dueños no quisieron que me vaya, así que, mientras me den las piernas, pienso seguir”, agrego.

Además, cobra una jubilación que recién ahora, con la reparación histórica, supera los 11 mil pesos. “Imaginate, uno con eso paga el gas y la luz y algo más. Yo tengo nietos y me gusta comprarle cosas, así que sigo trabajando con gusto. Al menos un año más, como le digo al jefe, para cambiar el auto”, dice, riendo.

 

El comienzo

“Una señora amiga me recomendó para entrar ahí, en el mismo bar que estamos ahora y así empecé. Fueron pasando de patrones en patrones, que me iban recomendando y ellos cambiaban, pero yo quedaba”. En su historia laboral, cambiaron seis veces los dueños. El actual es de apellido Lozano, que está desde hace 20 años, “y los anteriores fueron los Mignola, que al igual que los actuales, son como de la familia. Todavía me emocionó cuando recuerdo lo que dijo de mí Elvio Mignola, que fue uno de los que más habló para recomendarme a Lozano”, recordó.

Desde hace 11 años, está como encargada de personal y tiene responsabilidades en las compras para la provisión de elementos del lugar. “Ya no trabajo de noche, pero tengo más responsabilidades que antes”, recordó.

Cuca tiene hoy 73 años y si bien lleva 50 trabajando en la estación de servicio, su vida laboral empezó mucho antes. “Yo empecé cuando iba a la escuela, en casas de familia. Después entré en una fábrica de cepillos en Villa Nueva y de ahí, a la Esso, donde sigo hoy”, recordó.

En su lugar de trabajo, los clientes habituales son camioneros. “Imaginate con todos estos años si sabré historias. Pero lo que quiero resaltar es el respeto que siempre tuvieron conmigo, tanto los clientes, como los compañeros y los dueños”, resaltó.

Pasó en estas cinco décadas todos los cambios tecnológicos. “Cuando empecé a trabajar en el bar, teníamos un cuadernito que anotábamos todas las ventas y las sumas las hacíamos a mano, con papel y lápiz”, dijo. El primer elemento tecnológico fue una calculadora, que facilitó la tarea. “Cuando entró Lozano pusieron las computadoras y si bien nos costó un poco, aprendimos a usarlas”, agregó.

Como encargada, ahora no tiene que estar frente a la pantalla, pero sabe hacerlo como el resto de las trabajadoras del lugar. “A las chicas las ayudo si hay mucha gente para atender, pero cada una en su turno está al frente de la computadora. Ahí ya no estoy más”.

 

Largo camino

La estación de servicio está ubicada en la salida norte de Villa María, en ruta 9 y Borrás, lo que significa que siempre tuvo que contar con un medio de transporte para llegar al trabajo.

“Antes, íbamos en el colectivo que llevaba a los trabajadores de la Fábrica Militar, pero después no sé qué problema hubo y no nos llevaron más”, recordó.

Es así que Cuca comenzó a transitar cada día el trayecto de su casa al trabajo en una moto pequeña. “Después, mi hijo me regaló un Fiat 600, con el que fui durante 22 años”, dijo. Ahora, sigue yendo al trabajo en su Fiat Uno, el que anhela cambiar antes de retirarse definitivamente de la vida laboral.

“La verdad, que ahora no lo pienso. Me gusta trabajar, hay un gran grupo, tanto los de la playa como los del bar, los dueños y también, toda la gente del gremio, que te puede decir el lindo clima de trabajo que vivimos”, concluyó.