El excandidato a intendente de Juntos por Villa María, Juan Zazzetti, hace desde el mes de diciembre que está danzando para conseguir un cargo. Antes de terminar el año 2015 encabezó reuniones con personal que se desempeña en la delegación Córdoba del PAMI, para transmitir las decisiones y cambios que produciría a los pocos días, cuando fuera nombrado en el cargo.
Con gran preocupación quienes trabajaban en el área de prestaciones sociales digerían la angustia de saber que su espacio desaparecería. Pero a los pocos días, otro era el funcionario designado, dejando por tierra las aseveraciones de Zazzetti.
Parece que, luego de ese ofrecimiento, vino en decadencia, para que le regalaran como premio consuelo la coordinación de la delegación del PAMI de la ciudad que no pudo llegar a gobernar, para desplazar sin explicaciones a quien se ha desempeñado desde hace 30 años de manera intachable, como es el actual titular Raúl Varroni, que he tenido el gusto de conocer desde hace más de 25 años, cuando mi suegro era dirigente de un Centro de Jubilados.
La falta de seriedad, ética y profesionalismo de transmitir a Varroni, la decisión de su remplazo en medio del Festival del Adulto Mayor el sábado pasado, es realmente vergonzoso.
Hay que recordar que el doctor Zazzetti, hace unos años, siendo prestador del PAMI, cobraba plus a los jubilados, tema que hoy desmintió por los medios radiales, pero esos antecedentes constan en el expediente que se encuentra en el área jurídica de Córdoba y aunque pueda extraviarse, los jubilados tienen muy buena memoria y esa mancha en su currículum será muy difícil de borrar.
Parece que Villa María no sería la excepción de la decisión del presidente de la Nación de nombrar a las personas que estaban del otro lado del mostrador y que aun teniendo la posibilidad como presidente del Círculo Médico, de garantizar calidad de salud para los beneficiarios de PAMI, nunca hizo nada al respecto.
En estos casos, en los que quieren borrar de un plumazo a personas de carrera y trayectoria que demuestran seriedad y responsabilidad en su desempeño, con alguien que no sólo desconoce cómo se trabaja en la dependencia, sino que jugó en su contra cuando era prestador.
La verdad que cada día nos asombran más las decisiones y movimientos de estos señores, manejando con prepotencia y avasallando las instituciones sin importar que quienes conducen estas mismas, en esta ciudad, son vecinos con quienes nos cruzamos a diario. Llamo al sentido común del Gobierno nacional para que al menos «una vez» actúe en beneficio y respeto por la sociedad de Villa María.
Verónica Vivó