Una mujer en Tandil ofrece su auto para encontrar al perro perdido de su hijo, mientras en Europa un italiano le dejó como herencia un millón de euros a la mascota que le salvó la vida
Dar todo por el perro no suele ser una frase hecha. En nuestro país y en el mundo se dieron, durante los últimos días, dos hechos que marcan todo lo contrario, es decir que ratifican esto de poner más de lo que muchos creen por el amor a su animal.
En Tandil, por ejemplo, Gladys, una mujer contó al portal 0223 que le robaron a su golden retriever de casi 6 años y está desesperada por poder hallarlo. Y el amor por una mascota puede alcanzar límites inesperados. Es por eso que Gladys regalará su auto, un Fiat 128 del año 1989, a la persona que le de datos precisos de su perro robado hace 25 días.
Su mascota -y de su hijo Tobías- es un golden retriever de casi 6 años, a quien bautizó Santino.
El animal estaba atado en su casa (grave error) cuando los malvivientes ingresaron para llevárselo.
“Le doy mi auto a quien me dé el dato de quién me robó el perro o dónde lo tiene o qué hizo con él”, declaró la mujer, agregando que es el único bien material y de valor que tiene a su disposición.
“Lo único que me interesa es recuperar a Santino porque mi hijo tuvo problemas de salud hace un año y mi miedo es que vuelva a sufrir”, agregó.
Gladys también recurrió a las redes sociales para dar a conocer su caso y su publicación consiguió 72 mil reproducciones y fue compartida 5.700 veces.
Millonario
Es totalmente distinto, pero también impactante, lo que hizo un italiano de 90 años, que le dejó a su perro una herencia de un millón de euros.
El jubilado murió en abril a los 90 años y decidió dejarle todo a Tor, al cual adoptó hace siete años.
Pasquale Rizzo encontró a su mascota cerca de su vivienda y decidió darle un hogar. Al poco tiempo se volvieron inseparables.
En 2014, Tor le salvó la vida al hombre. Rizzo sufrió un ataque cardíaco y gracias a los ladridos del perro, los vecinos se dieron cuenta de que algo malo pasaba y llamaron a la ambulancia.
Poco antes de morir, como no tenía herederos directos, Rizzo decidió hacer un testamento para que Tor se quedara con todos sus bienes: dos pisos y dos cuentas bancarias, todo valuado en un millón de euros, según informó el portal La Repubblica.
Pero, a pesar del testamento, según la ley italiana, un animal no puede ser heredero. Por eso, el juez nombró a un amigo del anciano como encargado de velar para que la última voluntad del hombre se cumpla.