
Escribe Iván Wielikosielek
Especial para EL DIARIO
Los alumnos de tercer año del Centro Educativo de Nivel Medio para Adultos (CENMA) villanovense presentarán “Memorias de un sepulturero” en la Feria del Libro de la ciudad de Córdoba. Será mañana a las 18.30 en la sala Lucio Capdevila del Cabildo de la capital provincial. Los relatos, producidos en la clase de Literatura de Luis Luján, continúan la saga de las leyendas urbanas.
Mañana, el libro se socializará en uno de los eventos culturales más importantes del país, ya que al decir de su coordinador y propulsor “viajaremos la mayoría de los alumnos que han escrito algún relato acompañados por un gran número de docentes. Es un evento muy importante para la institución porque se trata de un proyecto trabajado desde el aula y que ha tenido mucha trascendencia en nuestra sociedad”.
Dos de las “escritoras debutantes” acompañan al profesor Luis en esta entrevista: Beatriz Echevarría y Melanis Gómez. Y ambas cuentan el “tema” de sus relatos.
“Mi compañera Adriana Almada fue al cementerio de Villa Nueva y entrevistó a uno de los sepultureros -comenta Melanis- Luego, entre las dos escribimos tomando como base un hecho que le contó el enterrador a mi amiga, el de un niño que había fallecido y, según decían, se lo veía jugando a la pelota cerca de su tumba”.
El texto de Beatriz, en cambio, se orienta hacia lo ritual más que a las apariciones. “Muchas veces fui al cementerio y vi velas rojas y negras encendidas. Se notaba que habían estado haciendo algo relacionado con la magia negra. Y a partir de ese hecho escribí mi cuento”.
Respecto a un proyecto que no sólo es literario y de extensión, sino también (y sobre todo) pedagógico, Luján señala que “mediante los relatos hemos conseguido modificar la autoestima de los alumnos. Muchos adultos suelen ingresar al CENMA con temor al fracaso, viviendo una dura realidad y haciendo un gran esfuerzo para estudiar. Y de pronto se ven escribiendo una obra que se estudia en las demás escuelas. Por si esto fuera poco, el Concejo Deliberante los ha nombrado “embajadores culturales”. Este proyecto marca un antes y un después en sus vidas y en la institución”.
Y apoyando lo que señala el profesor, Beatriz comenta que “yo no tenía el secundario, hasta que un día me dijeron: ‘Terminalo, Beatriz, que te va a abrir otros caminos y te va ayudar a expresarte mejor’. Yo era una persona a la que no le llamaba la atención la lectura y ahora, gracias al profesor Luis, siempre tengo mi libro preparadito”.
Melanis, por su parte, refiere su historia de vida. “Soy de Tucumán, tengo 17 años y tengo una nena de 2 años. Al venirnos con mi esposo a Villa Nueva tuve que dejar el colegio. Pero quise terminarlo para darle un mejor futuro a la beba y a mí. No sólo voy a recibirme este año, sino que también formo parte del libro”.
Al preguntarle a Luis por la relación entre alumnos de edades tan distintas, me dice sin dudarlo que “es el mejor tercer año que hemos tenido en la historia de la institución. Y no sólo se juntan a escribir relatos, sino que además una vez por semana cenan juntos. Eso es muy importante porque todos ellos quizás pasen en las aulas más horas que con otros miembros de la familia”.
En cuanto a la saga de relatos de terror, el profesor y presidente de la Sociedad Argentina de Escritores de Villa María refiere que “muy pronto vamos a presentar una antología de los cuatro libros con los 40 textos que han tenido mayor trascendencia y han sido trabajados en escuelas primarias. Vamos a hacer una nueva partida”.
A modo de conclusión, Luján afirmó que “ha sido tan importante el trabajo de llevar al texto lo que estaba en la oralidad, que estos libros han modificado la cultura autóctona de las dos Villas. Quizás ahora no tomemos conciencia de su trascendencia, pero dentro de 50 años cuando alguien quiera estudiar lo que se contaba por las calles tendrá que remitirse a los libros escrito por estos alumnos”.