Luego de trabajar durante 32 años en la salud pública, el doctor se retiró. Formado en la Universidad Nacional de Córdoba, su prioridad fue siempre reforzar el sentido de la responsabilidad médica
El doctor Carlos Gagliano se despidió el viernes de su trabajo en el Hospital Pasteur, lugar que fue durante 32 años no su segunda casa, sino la primera.
En estos momentos de balance y reflexión sobre el camino recorrido, destaca la importancia de sus compañeros a la hora de llevar adelante su carrera: “Siento un enorme reconocimiento a los viejos trabajadores del Hospital, a muchos que ya no están. Son muchos los que creyeron, se comprometieron y cumplieron con un proyecto, el cual ayudaron a diseñar, y que anónimamente sirvieron a miles de personas durante muchísimos años”.
Desde los inicios de su gestión en 1984, los proyectos incluían una mística particular con respecto a la salud pública: “Fortalecimos muchísimo el sentido de pertenencia. El Hospital, que era un lugar alejado del centro de la ciudad y era solamente para pobres, se transformó en un lugar integrado a la comunidad”.
Sus comienzos
En diálogo con EL DIARIO, el doctor repasó su historia: “Me recibí el 20 de diciembre de 1974. Ahí me fui a trabajar a La Carlota en el hospital público, ad honorem. Haber crecido en una familia de médicos te marca algunas conductas, determinadas pautas. Por ejemplo, el sentido de la responsabilidad médica, lo que significa a veces la prioridad del paciente a la familia, sobre todo trabajando en áreas rurales como en aquella época en donde el médico estaba a disponibilidad las 24 horas del día, los 365 días del año. Mientras el médico estaba en el pueblo, estaba a disponibilidad, la guardia era permanente. Después me fui a La Pampa, con mi compañero de estudios. Fue una experiencia muy enriquecedora, también trabajando gratis durante dos año en el hospital público”.
«Lo del tema del trabajo gratis en el hospital público tenía un sentido. En una época en donde había un fuerte componente político e ideológico, nosotros considerábamos que si la comunidad nos había pagado la carrera, debíamos devolverle de alguna manera a la gente lo que habíamos recibido. Además era la época de la dictadura, de manera que no aceptábamos ningún cargo rentado, aunque hubo posibilidades. Eso explica por qué ingreso a la administración pública en el 84, cuando se produce el advenimiento de la democracia. Ingresé a la Provincia como médico del Hospital de Etruria, ahí estuve a cargo de la Dirección un tiempo y después ya me vine a radicar definitivamente a Villa María”, expresó.
Hitos importantes
La continuidad institucional, durante sus 10 años al frente del Hospital Pasteur, le permitió realizar un desarrollo a largo plazo. Son varios los hitos que marcaron su actualidad: “Pudimos transformar la estructura rutinaria en un hospital moderno, eficiente, solidario y abierto a la comunidad. En ese marco, lo transformamos rápidamente en un hospital escuela. Este hospital se comprometió a formar colegas, profesionales. En el ranking de residencias de la provincia estaba en el último puesto en su primer año. En el segundo año estábamos en medio de la tabla y el tercer año estábamos número uno. La residencia va a cumplir el año que viene 30 años. Este es uno de los objetivos que nos propusimos y pudimos lograr muy rápido”.
“Otro hito que quiero recalcar fue la progresiva complejización de la Guardia, que lo transformó en un hospital referente en todo lo que es emergentología y accidentología. Ahí se sentaron las bases de lo que hoy es la Guardia más completa y donde recurre un altísimo porcentaje de gente de la ciudad y la región”, agregó.
Además formaron el primer equipo interdisciplinario de diagnóstico, prevención y tratamiento de adicciones en el interior de la provincia. Este estaba formado por psicólogos, psiquiatras, asistentes sociales y agentes terapéuticos: “No sólo trabajamos en el hospital, sino que salimos a difundir a escuelas, fábricas, centros vecinales. Creo que fue una iniciativa lamentablemente frustrada, que se cortó cuando dejé la dirección, porque hubiese sido el germen para hoy tener un centro importante. Y otro punto fue la incorporación de Alcohólicos Anónimos, fue algo inédito en el país. Tenían su propio consultorio, atendían dos veces por semana. A mi juicio, esta organización es la más importante del mundo en la lucha contra el alcoholismo. Paradójicamente, lo más importante que tiene la Argentina es una Organización No Gubernamental”.
Epopeya sanitaria
Uno de los principales logros fue el banco de plasma en convalecientes por fiebre hemorrágica. Villa María se convirtió en el centro de referencia de toda la provincia y uno de los más importante del país. Era el único tratamiento que disminuía la mortalidad del 30% al 3%. En esa época también les tocó planificar, coordinar y dirigir la campaña de vacunación en toda la provincia de Córdoba: “Esa vacuna contra la fiebre hemorrágica estaba en la cuarta fase de aprobación, de modo tal que participamos con una delegación de expertos de las Naciones Unidas, que vinieron personalmente a supervisar la campaña. En tres años vacunamos a más de 64 mil personas en toda la provincia. Esa fue una muy buena experiencia comunitaria porque trabajamos con municipios, con gremios, asociaciones intermedias, con escuelas, movilizamos a toda la comunidad para esta campaña”.
“Lo definimos como una de las epopeyas sanitarias más importantes de la historia de la provincia porque, a nuestro juicio, fue el programa de más alto impacto y de más bajo costo que tuvo la historia de Córdoba. Se hizo con muy poca plata, porque hubo mucho compromiso social, la participación fue masiva, en todos los pueblos. Luego quedó ese banco como pionero en toda la provincia, actualmente sigue siendo el único y quedó de aquella época”, resaltó.
Lo mejor y lo peor
“Lo mejor que me llevo es haber aprendido con la gente, es haber tenido la posibilidad de planificar y ejecutar con las herramientas que decidimos que eran las más aptas y lo logramos. Por supuesto, nunca los proyectos son completos, porque sería una utopía, siempre quedan cosas por hacer. Además el Hospital me permitió armar mi familia, a mi esposa la conocí porque trabajaba ahí. Desde el punto de vista personal y afectivo fue fantástico y desde el lado profesional, político y sanitario creo que contribuí, junto con otros, a prestigiar una institución tan importante como fue y es el Pasteur”, quiso remarcar.
Por el contrario, una de las cosas más graves que ocurrieron, según su experiencia, fue la jubilación anticipada en 2004: “Retiró a 22 profesionales de distintas áreas en el apogeo de su experiencia profesional. Fue un año en donde se desarticularon servicios, se fue mucha gente de golpe y de muy difícil remplazo. Nadie es irremplazable, pero algunos son imprescindibles. En ese momento se produjo un quiebre en la calidad del servicio, en la organización. Se fue gente con capacidad, con experiencia, a la edad en que más podés rendir, cuando más útil podés ser”.
Volver a las fuentes
Otra gran satisfacción para Gagliano fue haber sido director por 10 años y después volver como médico, algo que no es muy frecuente: “Quien ocupa un cargo de conducción difícilmente vuelva a ocupar un cargo en la trinchera. Recuerdo muy bien mi retorno al Hospital como médico, encontré mucho afecto por parte de mis compañeros de trabajo. Siempre supe que un cargo directivo es una cosa transitoria, que uno es básicamente medico, que las responsabilidades que uno asume o le asignan son momentáneas”.
El nuevo Hospital
Ver el nuevo edificio es una de sus mayores emociones, es ver plasmados años de trabajo y perseverancia para que un sueño se concrete: “La lucha por el nuevo Hospital la comenzamos con el Dr. Zandrino. Más de 34 organizaciones participaron, se puso en agenda el tema de la salud pública con mucha fuerza. Schiaretti se comprometió a hacerlo si ganaba la elección y apenas ganó le estábamos pidiendo que cumpla su promesa. Esa también fue una experiencia comunitaria muy fuerte, la claridad con la que se presentó la necesidad del Hospital llevó a considerar a las autoridades la creación de uno nuevo. Verlo hoy en funcionamiento me genera mucha satisfacción, desde el punto de vista de las comodidades que tiene la infraestructura para trabajar”.
La salud pública hoy
Una de las mayores falencias actuales es la falta de recursos humanos en especialidades específicas: “Hay un porcentaje de gente que no sólo valora la salud pública, sino que la necesita. Para quien tiene obra social, es una noticia más. Quien depende del hospital para salvar su vida, cuidar su salud, tener un hijo, hacerse una cirugía, es fundamental y lo valora mucho. Es un deber del Estado, no de los gobiernos, por precepto constitucional, brindar igualdad de oportunidades para todos”.
“Hay que seguir trabajando, apostar viendo la película y no la foto. Hay que aspirar a que cada uno reciba en salud lo que necesita y no lo que puede pagar”, manifestó.
Etapa cumplida
En su consultorio siempre decía que aquel que se está por jubilar debe preparar un proyecto alternativo porque la rutina del no hacer suele traer problemas complejos, gente que se deprime: “Ahora voy a seguir trabajando y seguro van a salir cosas nuevas para hacer. Además sigo con mi compromiso político. Creo que es una etapa cumplida, estoy haciendo un balance. Uno lo hace en estos momentos claves. Cuando uno cambia su estatus laboral genera una movilización interna. Pero seguir, voy a seguir”.
Celeste Coschica