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Desayunando al paso en la costanera dormida

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Desayunando al paso  en la costanera dormida
Vecinalistas de Villa Nueva atienden la carpa desde muy temprano

Escribe: Iván Wielikosielek
ESPECIAL PARA EL DIARIO

Vecinalistas de Villa Nueva atienden la carpa desde muy temprano
Vecinalistas de Villa Nueva atienden la carpa desde muy temprano

Desde el pasado jueves, la carpa de los Centros Vecinales Unidos (CVU) de Villa María y Villa Nueva es la única que no duerme. A partir de las ocho, en su stand se puede desayunar con pasta frola y bizcochos, tomar un café al paso o almorzar pizza con gaseosa. Lo recaudado en las Peñas será destinado a pagar los pasajes del próximo Congreso Nacional de Vecinalistas en Carlos Paz.

A las ocho de la mañana, las carpas de las Peñas duermen un pesado sueño, parecido en su densidad a una resaca pos multitud. Y de hecho, el nuevo silencio que se ha instalado es distinto a todos los demás, porque se trata del acallamiento momentáneo de todos los ruidos y todas las voces amplificadas, suspensión provisoria del hondo murmullo de los peatones como un mar que poco a poco se aleja. En esa escenografía casi apocalíptica de terrazas enrejadas y sillas dadas vuelta, nadie pensaría que hay signos de vida. Sin embargo, una carpa abierta con bolsas de pasta frola, alfajores y café al paso desmiente las más negras suposiciones con su signo vital. Como si en una ciudad diezmada por la peste se levantara la cortina metálica de una panadería, perfumando el aire con su cálida horneada. Los hombres que mantienen viva la carpa y, por añadidura, todo el Paseo de las Peñas, tienen nombre y apellido: Elter Bertoglio, Javier Quiroga, Dante Robledo y Carlos Rodríguez. El cuarteto villanovense está a cargo de la carpa de los Centros Vecinales Unidos, ese que por primer año cuenta con un staff de la hermana ciudad.

“Trabajamos por la mañana brindando servicio de cafetería para la gente que circula por la costanera -comenta Elter-. Estamos desde las ocho hasta el cierre de las Peñas a eso de las tres o cuatro de la mañana. Durante veinte horas, nos turnamos con distintos compañeros. Hoy, por ejemplo, vienen vecinalistas de barrio Almirante Brown, el Manuel Belgrano y La Calera, hasta la tarde. Y a la noche le toca a la gente de Parque Norte. El objetivo es recaudar fondos para viajar al Congreso Nacional de Vecinalistas que se hará en Carlos Paz en el mes de noviembre”.

-Este es el primer año que Villa Nueva comparte carpa con los CVU de la ciudad ¿cuál es el objetivo al margen de la recaudación?

– Aprender a trabajar con ellos para implementar un sistema parecido en nuestra ciudad. Esto surgió el año pasado de un trabajo en conjunto que hicimos con los CVU de Villa María en el Congreso Nacional de Bariloche. Allí aprendimos mucho sobre gestión y organización de eventos. Al punto que, para los Carnavales que pasaron, trabajamos con la bastonera de Cosquín y especialistas de Carlos Paz. Esta es una experiencia piloto para profesionalizar las actividades vecinalistas de nuestra ciudad y también institucionalizar a nuestros vecinos.

-Hace una semana que atienden la carpa ¿cómo es el movimiento diario?

-Ya hemos descubierto que muy temprano la gente que sale a caminar, pasa por acá y se compra su agüita. Después de las once los que duermen en las carpas viene a desayunar y a eso de las tres almuerzan. A la noche tenemos muchas familias, ya que el combo de una pizza y una gaseosa vale cien pesos y es un menú muy bueno para los que pasan. El café también es barato, cuesta 10 pesos y 15 con dos bizcohcos. Una pasta frola vale 35 y alcanza para cuatro personas. Ideal para matear…

Y en el silencio de la incipiente madrugada, una súbita voz pide un café. Es un hombre que ha salido a trotar y, ya de vuelta a su casa, se toma un improvisado desayuno al paso. “¿Siempre están acá?”, les pregunta con optimismo. “Hasta el miércoles que viene”, le responden los muchachos. Y el hombre paga la consumisión con inexplicable alegría, la de quien en medio de la rutina, ha encontrado una modesta felicidad inesperada.