La diabetes es un trastorno del metabolismo de los carbohidratos que se manifiesta por hiperglucemia (nivel elevado de glucosa en sangre) debido a un déficit de insulina. Esta es la definición que figura en la literatura científica, pero la diabetes es más que esto: es una enfermedad crónica progresiva silenciosa. El mal manejo de la enfermedad se relaciona con complicaciones graves discapacitantes que no sólo alteran la calidad de vida del individuo, sino que aumentan los costos en salud.
La diabetes confiere mayor riesgo de infarto agudo de miocardio, angina de pecho, accidente cerebro-vascular e insuficiencia cardíaca. Sus complicaciones representan la primera causa de amputación no traumática de miembros inferiores, insuficiencia renal crónica en diálisis y ceguera.
Se conocen diferentes tipos de diabetes: la diabetes tipo 1 la cual se manifiesta en niños y adolescentes, la tipo 2 de déficit relativo de insulina, la diabetes gestacional la que se diagnostica por primera vez durante el embarazo y otros tipos específicos.
La diabetes tipo 2 representa el 90% en todo el mundo. Suele aparecer en adultos, pero cada vez hay más en niños y adolescentes. Las personas con diabetes tipo 2 podrían pasar mucho tiempo sin saber de su enfermedad debido a que los síntomas podrían tardar años en aparecer o en reconocerse, tiempo durante el cual, el organismo se va deteriorando debido al exceso de glucosa en sangre. A muchas personas se les diagnostica tan sólo cuando las complicaciones se manifiestan.
En el mundo 347 millones de personas viven con diabetes. Según proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el año 2030 se multiplicará por dos y será la séptima causa de muerte.
En Argentina según las cifras de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) la prevalencia de diabetes era de 8,4% en 2005, de 9,6% en 2009 y 9,8% en 2013.
El número de personas con diabetes tipo 2 está en aumento en todo el mundo. Este aumento va asociado al desarrollo económico, al envejecimiento de la población, al incremento de la urbanización, a los cambios de dieta, a la disminución de la actividad física y al cambio de otros patrones de estilo de vida, pero fundamentalmente a la epidemia de la obesidad.
“La diabesidad” es un término reciente para representar la estrecha relación existente entre la obesidad y la diabetes, considerando a la obesidad como la antesala de la misma. Nuestro país no escapa a las estadísticas y proyecciones mundiales según ENFR la prevalencia de obesidad aumentó del 14,6% en 2005, al 18% en 2009 y al 20,8% en 2013. Estos datos no difieren a los datos obtenidos del Programa Corazón Sano desarrollado en Villa María.
Si bien esta información parece ser desalentadora, lo importante es que la diabetes tipo 2 se puede prevenir. La pastilla para evitarla está dentro de cada uno de nosotros, a muy bajo costo, se trata de una correcta alimentación y evitar el sedentarismo.
El 14 de noviembre fue el Día Mundial de la Diabetes, en honor a Frederick Banting, descubridor de la insulina. Las actividades de este año estuvieron dedicadas a fomentar una alimentación sana y su importancia para prevenir la diabetes tipo 2 y controlarla de manera efectiva para evitar complicaciones.
El logotipo del Día Mundial de la Diabetes es un círculo azul, creado como parte de la campaña de concientización «Unidos por la diabetes”. El color azul representa el cielo que une a todas las naciones, y es el color de la bandera de las Naciones Unidas. El círculo azul encarna la unidad de la comunidad internacional de la diabetes en respuesta a la pandemia de la misma.
La legislación argentina, con la reglamentación de la Ley 26.914 ha dado un gran paso en la protección legal de las personas con diabetes. Debemos entender que si no realizamos actividades tendientes a la prevención de la enfermedad, en unos años el número de diabéticos va a aumentar en forma escandalosa, lo cual va a generar gastos en los sistemas de salud tanto públicos como privados impensados que no van a poder ser solventados por los mismos, por lo cual, nos unimos en esta fecha a favor hoy y siempre de la prevención.
Diabetes y ejercicio físico
El ejercicio físico es uno de los pilares del tratamiento de la diabetes, pero también es uno de los pilares en la prevención y manejo de otras enfermedades como lo son la obesidad, la artrosis, la hipertensión arterial.
Es muy importante mantenerse activo, pero si usted nunca realizó ejercicio físico debe comenzar en forma progresiva. Si su diabetes no está adecuadamente controlada es conveniente que consulte con su médico, quien le recomendará cuál es la actividad más adecuada para usted y qué chequeos debe realizar previamente.
Para tener en cuenta: aquellos pacientes que tienen problemas en sus retinas deben evitar actividades de salto o de levantar pesos; los que tienen problemas en los pies pueden hacer ejercicios con la parte superior de su cuerpo; los que tienen problemas cardíacos deben hacer un ejercicio controlado en cuanto al esfuerzo que van a realizar.
Hay siempre muchas barreras o motivos que impiden la realización de ejercicio. Entre ellos: “Estoy muy cansado después del trabajo, no me alcanza el tiempo, no tengo la ropa adecuada, me aburre hacer siempre lo mismo, no tengo dinero para pagar un gimnasio”.
Muchas pueden ser las excusas, pero si realmente se toma conciencia de lo saludable que es realizar actividad física usted puede encontrar el tiempo, el espacio y el ejercicio que más disfrute. Y recuerde que es suficiente con que camine 30 minutos por día.