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Detrás del payaso

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Detrás del payaso
“Mi nieta me abrió ciertas emociones y sensibilidades que creía olvidadas”, contó Piñón

Hoy y mañana se presentará el espectáculo “Payabuelo” en el Verdi, con la reconocida creación de Fabián Gómez junto a sus hijos

“Mi nieta me abrió ciertas emociones y sensibilidades que creía olvidadas”, contó Piñón

El payaso cordobés más famoso, Piñón Fijo, vuelve a nuestra ciudad este fin de semana para ofrecer su nuevo espectáculo, “Payabuelo”, mediante tres funciones en el Teatro Verdi (Yrigoyen 329).

Hoy a las 15 y 17.30 y mañana a las 15 completarán la visita anual del creador del recordado “Chu chu uá”, quien arribará en familia, junto a sus hijos Jeremías y Sol, quien le ha otorgado el título de abuelo tras el nacimiento de Luna. En diálogo con EL DIARIO, Fabián Gómez (la persona detrás del personaje), conversó acerca de la nueva propuesta, de los niños “nativos digitales” y sobre proyectos que estudia por fuera de la nariz y la cara pintada.

-Vas a volver a Villa María donde has actuado muchas veces y de donde salió uno de tus antiguos productores…

-Sí, claro, Richard Kamienski. Sigue siendo un amigo, que ha sido mi productor y también me ha entrenado en tenis. Con todos sus laureles fue hasta entrenador de un payaso (risas). Es un groso y un libro abierto de anécdotas.

-Hace poco contaste la vez que actuaste en Río Cuarto y que, debido al fuerte viento, te quedaste sin soporte técnico y tuviste que hacer casi todo el show con mímica. ¿Recordás alguna anécdota en Villa María?

-Tengo cientos. Me acuerdo de un 20 de agosto, que creo que fue el primer Anfiteatro que hice. Ese día cumplía años, así que imagínate que fue uno de mis cumples más multitudinarios de mi vida. Era 2003 así que esos niños deben tener ahora entre 17 a 20 años. También he estado varias veces en el Festival de Peñas que para mí fue algo impensado en su momento. Pensá que yo iba a Villa María a animar cumpleaños y miraba ese monstruo que era el Anfi desde afuera. Yo no tenía ni un mango para ir de espectador, imagínate. Así que poder subirme ahí fue muy fuerte. Una vez, estaba Soledad que se vistió de “Piñona” y cantamos juntos “Que se vengan los niños”. Fue genial.

El “abuelazgo”

-¿Es cierto que tu nieta Luna a veces participa de las funciones?

-De vez en cuando. Al principio estábamos tan entusiasmados y ansiosos que la subíamos al escenario y la llevábamos de gira. Después, un poco por sentido común y luego por el consejo de los médicos que le diéramos un ritmo de vida más o menos normal, la dejamos en casa. En algunos casos está y en otros no. Pero el título de “Payabuelo” no solo tiene que ver con mi nieta, sino con los casi 28 años de carrera que tenemos con Piñón. Ahora vienen papás que te dicen: “Yo te escuchaba cuando era niño y ahora traigo a mis hijos”. Y se suma a algo que me dijo alguien una vez por redes sociales: “Sos como los payamédicos, pero abuelo, o sea un payabuelo”.

-¿Qué te cambió personalmente el “abuelazgo”?

-Me abrió ciertas emociones y sensibilidades que creía olvidadas. Había perdido de vista lo que un ser tan chiquito te puede generar. Cuando festejás cada logro, cada aprendizaje, te vas reencontrando con la infancia de uno. Además, la llegada de una nueva vida bendice y cambia absolutamente todo, como dice la canción “Reparador de sueños” de Silvio Rodríguez.

-¿Y también te impactó a la hora de escribir canciones?

-Sí, le hice varias canciones para ella. Me despertó ese entusiasmo… Vengo conviviendo con la infancia desde hace tiempo y esto me sumó una mirada distinta. Además, uno tiene ese hermoso vicio de traducir en canciones lo que va sucediendo. La única diferencia es que antes pensabas en tener doce temas para sacar un disco y ahora, antes de pensar un segundo tema, estás pensando en el videoclip del primero.

-Vos actuás ante niños “nativos digitales”, que viven entre pantallas y redes sociales. ¿Es palpable ese cambio en el público?

-Se siente y uno recalcula como un GPS. Cambiaron todas las pautas de comunicación, algunas para bien y otras no tanto. Por eso, los adultos tenemos que estar atentos. Porque a veces hay críticas al uso indiscriminado de la tecnología donde se deja arbitrariamente en manos de los niños. Tampoco, no es tan diferente a lo que pasaba con la tele años atrás. Con un uso creativo es positivísima la tecnología y más si viene de la mano de un ser querido como un padre. Ahora si se usa para delegar la crianza de tu hijo es muy nocivo, como sería nocivo únicamente la tele o la vereda o la pelota de fútbol. El vínculo del adulto con el niño tiene que estar presente siempre.

-Esos conceptos suele mencionar la psicopedagoga cordobesa Liliana González en sus charlas, que ahora está en boga

-La conozco y confluimos en mucha cantidad de conceptos. Hace mucho que viene sembrando sus conocimientos y me alegra que ahora tenga mayor grado de exposición.

-¿Han pensado en hacer alguna presentación juntos?

-La verdad que hemos tratado de hacer algo, pero por la agenda de ambos no pudimos. Quedó en stand by.

Por fuera del payaso. “Antes de ser Piñón toqué en algunos festivales y hacía folclore latinoamericano. Ahora tengo un proyecto por fuera del payaso que se iba a llamar ‘Sin maquillaje’, pero lo cambié por ‘Con otros disfraces’ para que no sea sensacionalista. La primera canción la compuse en 2010 y vengo acumulando cosas, anotando. Pero Piñón no me deja espacio para nada. Cuando se da cuenta que estoy soñando con otra cosa inventa una locura nueva (risas)”.

El anonimato. “Soy de recorrer sin maquillaje los alrededores, antes de largar de los shows, para ver el folclore que se genera de vendedores ambulantes y demás. Es como ser el hombre invisible. Cuando apenas había empezado a actuar en Buenos Aires, una vez estaba en el Gran Rex y compartía el teatro con Mambrú y Bandana. Yo estaba parado bien al lado de los carteles. Cuando llega mi afiche pasan dos chicas y dicen ‘A este estúpido no me lo banco’ (risas)”.

Con Los Caligaris. El 26 de noviembre vamos a hacer un show en conjunto con Los Caligaris en el espacio Quality de Córdoba. Todo surgió cuando toqué en el aniversario del grupo en La Trastienda de Buenos Aires. Canté ‘Kilómetros’ y la gente al toque empezó a cantar ‘Nene dejá el chupete’. Ahí me di cuenta de que muchos habían sido público mío”.

J. R. S.