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¿Deuda externa o eterna?

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¿Deuda externa o eterna?

Economistas y contadores locales dieron su punto de vista sobre la decisión del Gobierno nacional que, por primera vez en la historia, emitió un bono a 100 años en dólares en el mercado internacional por US$2.750 millones, que abonará un cupón de interés del 7,125% e incluirá una tasa de rendimiento del 7,9%. Durante la semana, la medida tuvo alta repercusión en el ámbito económico entre quienes salieron a defenderla y a condenar la decisión

“Traje a medida para algunos bancos”

Hay pocos antecedentes de países como el nuestro que tomen una deuda a tan largo plazo. Generalmente, las deudas no son ni buenas ni malas, el tema es para qué se usa la plata. Si la plata se usara para hacer obra pública puede ser positiva, pero si se usa para pagar gasto corriente no es positiva.

La tasa de interés que se paga es altísima. México tomó una deuda en ese plazo pero con una tasa bastante menor, pero según el Gobierno lo hicieron porque esperan un aumento a nivel mundial de las tasas de interés.

Además, es bueno preguntarse quién compra bonos a tan largo plazo. En realidad son inversionistas que lo único que les interesa es, no tanto el plazo, sino el interés que año a año se le paga. Un interés de casi el 8% está cuadriplicando el dinero que esos fondos de pensión podrían obtener si compraran bonos de la reserva de Estados Unidos, que está cercano al 2%. Mi postura es negativa y me llama la atención que lo largaron y a las dos horas ya habían conseguido los interesados. Esto fue un traje a medida para algunos bancos.

Darío Poncio, contador y director de la consultora Poncio & Asociados

 

“Una irresponsabilidad manifiesta”

Nuestra economía se estructura sobre un sector primario que genera dólares al vender sus productos al mundo. Tomar deuda a 100 años en dólares al 9% es de una irresponsabilidad manifiesta dado que para generar esos dólares vamos a tener que pagar con el hambre de nuestra sociedad y la depredación de los recursos naturales. Los dólares por deuda entran y se van del país casi en forma automática; no cambian en ningún aspecto la capacidad productiva del país, por el contrario, fuerzan en una primera instancia el atraso cambiario y luego obligan a elevarlo para intentar lograr divisas por comercio exterior. Esta fuente de volatilidad es el origen de una pobreza estructural cada vez más compleja. Si la deuda externa no expande la capacidad productiva o/y nuestra dirigencia sigue en la política chiquita la vamos a pasar mal, todos.

Alejandro Pereyra, economista y docente de la Universidad Nacional de Villa María

 

“Demuestra mayor confianza”

La deuda en sí misma no es ni buena ni mala. Existe una cuestión matemática de fondo: el déficit es estructural, y la política del actual Gobierno es, al menos hasta ahora, reducirlo gradualmente mientras se espera la consolidación de la recuperación de la economía. El problema es que, en el mientras tanto, se necesita financiar dicho déficit, y para eso se pueden seguir básicamente dos caminos: emisión de pesos y/o endeudamiento. El primero de ellos está, al menos por ahora, descartado ya que se está tratando de frenar la inflación, por lo tanto solo queda el camino del endeudamiento. El problema de fondo, entonces, es el déficit estructural, y la forma de financiarlo, es en todo caso el síntoma.

Mi opinión es que cualquier tipo de deuda pública destinada a gasto corriente, en lugar de inversión en infraestructura (por ejemplo), implica patear el problema de fondo a futuro, no importa el plazo ni la tasa que se pague. Frente al escenario de políticas gradualistas del Gobierno actual, sin embargo, los aspectos positivos que pueden rescatarse son los siguientes: en primer lugar, el simple hecho de que resulte posible la colocación de deuda a 100 años, demuestra mayor confianza de los acreedores, aún siendo considerada Argentina un país de frontera. Segundo, la posibilidad de emitir deuda a 100 años, la cual actualmente representa un porcentaje mínimo de la deuda pública total, constituye una señal que puede marcar un camino de más emisión de deuda futura a tasas más bajas. Quedará por ver si el círculo de endeudamiento sirve para financiar un gasto publico decreciente en el tiempo y obra pública.

Enrique Bessone, economista y miembro de la Consultora Ecofinanzas

 

“No mueve la aguja”

Creo que en esencia esto no mueve la aguja, no es un tema trascendente, sino para la tribuna. Es un tema que el Gobierno quiere salir en los diarios planteando un bono a cien años. Por la tasa, me parece una locura endeudarse a 100 años con una tasa del 7,9%. El Gobierno no salió a explicar tampoco para qué lo hizo y fue muy sugestivo que saliera junto con este tema el anuncio de que el país no fue incluido en el índice de mercados emergentes del banco internacional Morgan Stanley. Pero me parece mucho más importante el tema de que Argentina no haya pasado a la calificación de país “Emergente” y eso si pone al Gobierno frente a su propia realidad, en algún momento tiene que tomar decisiones y medidas necesarias para que la economía se ponga en marcha.

Alberto Costa, contador y cabeza del Grupo Costa

 

Solo pocos países tienen la confianza de los otros a largo plazo. Hoy, la mayor parte de las veces que emitimos deuda lo que hacemos es refinanciar obligaciones heredadas, pero a las tasas más bajas de nuestra historia.

Marcos Peña, jefe de Gabinete del Gobierno nacional

 

Nos están endeudando de la peor manera, incluso la deuda con el FMI es menos grave que esto. Estos bonos son privados, no se va a esperar cien años para ver si se pagan. Tiene un olor a megacanje y blindaje que voltea.

Axel Kicillof, diputado nacional y exministro de Economía