Escribe Jesús Chirino
Nota Nº 508
Hace 79 años, el servicio público de salud tuvo un gran cambio al producirse la inauguración de un nuevo edificio para la Asistencia Pública municipal.
En 1939, esa querida institución de Villa María, comenzó su historia en la ahora tradicional esquina de Lisandro de la Torre y Catamarca.
Con la impronta propia de las distintas administraciones municipales, allí se atendió la salud de gran parte de la comunidad local y regional.
Ese edificio ha sido central para el desarrollo de las diferentes políticas municipales de salud.
Casa más grande
Lo primero que tenemos que decir es que la Asistencia Pública municipal, como institución no inicia su tarea en la referida esquina. Existía antes de 1939. Así lo dejan en claro Roberto Sayago, quien realizó importantes aportes a la historia de la medicina local y regional. Este médico y escritor, en uno de sus libros, señala que “a partir del año 1926, la Sala de Primeros Auxilios que funcionaba en Perú N°345 (hoy General Paz) se convierte en Asistencia Pública, para dar mayor cobertura de atención sanitaria a los habitantes de la ciudad, no solo en las emergencias sino también en prestaciones ambulatorias de afecciones agudas y crónicas”.
Por otra parte, el también historiador Bernardino Calvo en “Historia de Villa María y sus barrios”, señala que dicha Sala fue inaugurada en 1915, pero luego el mismo lugar sería denominado Asistencia Pública. Cambió la denominación aunque las subvenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación continuaron llegando a nombre de la Sala de Primeros Auxilios.
Fue en 1937, el 22 de diciembre, cuando el municipio firmó la documentación que lo convirtió en propietario del terreno ubicado en la esquina de Montevideo (actual Lisandro de la Torre) y Catamarca. Hasta entonces esa porción de tierra, de 1.182 metros cuadrados, perteneció a Elisa Cardama de Pereira.
De esa manera el Gobierno del Estado local comenzó a mostrar que estaba dispuesto a atender la demanda de un edificio más grande y mejor diseñado para el funcionamiento de ese importante centro de salud municipal. Debe aclararse que por entonces la administración local también sostenía otros centros de salud como era el caso del Dispensario Antivenéreo y también el Dispensario de Lactantes que funcionaba en las instalaciones de la Plaza Manuel Anselmo Ocampo.
La construcción
El encargado de realizar los estudios necesarios para iniciar la construcción del nuevo edificio, fue el ingeniero Pablo Baratelli, entonces jefe de Obras Públicas del municipio, bajo la intendencia de Emilio Seydell, quien sucedía en el cargo de intendente a Eugenio Parajón Ortiz, en cuyo período hubo problemas con la obra pública. La cosa llegó a tal gravedad que hizo que algunos concejales y el propio Parajón Ortiz fueran sentados en el banquillo de los acusados e incluso pasar un tiempo en la cárcel.
Pero en la administración de Seydell, con la presidencia del Concejo Deliberante ejercida por Oscar Turchi, la obra pública fue tomada con más apego a la ley y mesura en los gastos. Es así que la importante obra que significaba el edificio para la Asistencia Pública fue encarado con recursos propios del municipio. Cuestión que marcaba una importante diferencia con la administración anterior que terminó dejando las cuentas municipales al rojo vivo.
Pero desde el inicio del emprendimiento se presentaron problemas. Es así que por falta de oferentes que se ajustaran a las condiciones, el llamado a licitación fue repetido tres veces. Tal vez para curarse en salud, la administración municipal preparó un puntilloso pliego de condiciones en el cual se dejaron muchos detalles para que nadie tuviera duda alguna acerca de cómo debía ser la construcción. Se dejó bien estipulado el tipo y cantidad de material que debía ser utilizado en cada parte de la obra. Allí también surgió la diferenciación con las amañadas licitaciones realizadas durante la intendencia de Parajón Ortiz, cuando las obras eran objeto de constantes modificaciones y aumentos de costos.
En relación al presupuesto de la nueva edificación encontramos que en el diario provincial Los Principios, en la página 16 de su edición del 25 de mayo de 1938, se publicó que costaría “aproximadamente, la suma de pesos 80.000”. En el mismo artículo se destaca que la obra tendría un “corte moderno” a la vez que se la dotaría “de todas las comodidades que requiere un establecimiento de esta índole”.
En cuanto al equipamiento el diario dice que en cuanto “al instrumental quirúrgico, las autoridades municipales son del criterio de que la misma posea todo lo que sea necesario”. Atendiendo estos datos, debe entenderse que el diario publicó eso en un espacio contratado por el mismo municipio, es decir que se trataba de la visión de la administración de nuestra ciudad. El Gobierno de Seydell, por esa difusión en Los Principios, pagó 250 pesos, mediante recibo N° 26.586 fechado el 24 de mayo de 1938.
Lo importante es que luego de adquirido el terreno, se realizó la licitación a partir de los planos “para la construcción del edificio para la Asistencia Pública y departamento del mayordomo…” fechados en mayo de 1938. Esos planos, aprobados en el Concejo Deliberante el primer día de julio de 1938, poseen las firmas del intendente, su secretario y de dos personas más pero, debe dejarse en claro por ciertos equívocos que han circulado,ninguna pertenece al ingeniero Salamone.
Por otra parte la dirección de la obra estuvo bajo la responsabilidad de Abraham S. Ruiz, en tanto que Juan Bertella tuvo a su cargo la carpintería metálica y Antonio de Palau fue quien se responsabilizó de los revestimientos de mármol.
Terminada la obra se dispuso la inauguración, acto que tuvo lugar el día 16 de julio de 1939. Aquella festiva celebración fue presidida por el entonces gobernador de la provincia Amadeo Sabattini. La concurrencia de vecinos fue realmente masiva. A nadie se le escapaba la importancia de las nuevas instalaciones destinadas a la atención del cuidado de la salud de los sectores más pobres.