José Henríquez Gonzáles estuvo en la víspera compartiendo su experiencia con los integrantes de una iglesia del barrio San Martín. El exminero que ya ha recorrido 25 países contando la historia de cómo sobrevivieron al derrumbe, sostiene que la voluntad de Dios los salvó
La Iglesia Misión Cristo Vive, que lidera el pastor Luis López, tuvo ayer una visita especial. Desde Chile y en el marco de un recorrido por distintas ciudades de la Argentina, llegó José Henríquez Gonzáles, uno de los 33 trabajadores que en 2010 quedaron atrapados durante más de dos meses en un complejo minero localizado en la región de Copiapó.
“Estoy en Villa María para dar testimonio de aquello que vivimos junto a un grupo de compañeros. Desde que salí de la mina me la he pasado testificando lo que Dios hizo por nosotros”, sostuvo José en diálogo con EL DIARIO.
Cabe consignar que el visitante chileno, en los últimos siete años, ha estado en 25 países ofreciendo conferencias y charlas acerca de la extrema experiencia que lo tuvo como uno de los protagonistas.
“Yo acepté a Jesucristo 30 años atrás, comencé como minero a los 19 años y sufrí muchos accidentes. En ese trayecto me he librado varias veces, así que para mí fue como un hecho más pero que me dejó vivencias muy fuertes, enfrentados a la muerte misma”, explicó.
“Imagínese que fueron 70 días atrapados entre escombros, lo que no es poco. Lo vivimos con mucha angustia”, apuntó el entrevistado por este matutino.
“El proceso de ver que estábamos encerrados y que no teníamos ninguna alternativa de escapar nos empujó a organizarnos, a hacer intentos por salir y prepararnos para sobrevivir. Hicimos todo lo humanamente posible”, sentenció.
“Ellos sabían que yo era una persona cristiana y evangélica, así que me pidieron que los guíe en la oración. Así que bueno, a mí me tocó la tarea de tratar de explicar cómo se agrada a Dios y cómo conseguir cosas de él”, acotó Henrriquez Gonzáles.
“En el grupo había personas de diferentes credos, pero les expliqué que no iba a haber diferencia ya que teníamos una necesidad en común, la de mantenernos con vida y con esperanza”, manifestó el reporteado.
“Todos accedieron y nos dedicamos a orar y pedir misericordia por nosotros. Estuvimos hablando con el Señor, bien humillados y desesperados los 33 hombres que estábamos ahí con diferentes caracteres, formaciones, edades y valores”, consideró el que fue uno de los “33 de Atacama”.
“Había que tratar de ser un elemento positivo, que no se hicieran daño y lograran sostener un nivel de esperanza”, resumió.
“Finalmente, nosotros clamamos a Dios y nos contestó la oración, organizando un aparataje de salvamento para todos nosotros, iluminó al presidente (Sebastián Piñera) y a los “gringos” que pusieron la maquinaria para perforar el terreno y sacarnos del lugar”, señaló el exminero.
“Luego que nos salvamos todos nos pusimos una camiseta que decía ‘Gracias Dios’. Queríamos demostrarle al mundo que habíamos creído y que él había intercedido por nosotros”, puntualizó.
“Durante esta situación hubo una infinidad de enseñanzas espirituales que desde hace un tiempo venimos compartiendo con personas de diversos lugares del mundo. La idea es mostrar para que aumente la fe, crean en el Dios todopoderoso que está en la Biblia y es real, ese que escucha al pecador, al angustiado, al afligido, al menesteroso, al que está enfermo”, manifestó.
“Mi tarea es esa, porque Dios dijo voy a sacar a mi hijo pero lo voy a enviar para que dé testimonio de mí. Así que, en este camino, hasta incluso me ha tocado desayunar con Barack Obama para contarle lo que viví o en Inglaterra haciendo seis cultos diarios en catedrales, también presentando la experiencia en Irlanda y Canadá”.
“No he parado con esto y no ha habido un mes que no tuviera que salir para seguir contando esta historia que, si bien es cierto, el mundo puede olvidar, para nosotros no dejará de tener valor nunca”, concluyó.