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EL AGUA, UN TESORO CRISTALINO

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EL AGUA, UN TESORO CRISTALINO

DIA MUNDIAL DEL AGUA – Crear conciencia, es la tarea para que el recurso vital no sea un espejismo para las nuevas generaciones

Puede no faltarte el líquido elemento, puede que tu país posea la cuarta parte del tercer acuífero más importante del planeta, pero atención…

“El 70% de la capital cordobesa y siete localidades de las Sierras Chicas (Río Ceballos, La Calera, Saldán, Unquillo, Mendiolaza, Villa Allende y Salsipuedes) se encuentran afectadas por la falta de agua potable. Durante la jornada, decenas de escuelas no dictan clases debido a la falta del servicio. Según informó el Ministerio de Educación, aproximadamente cien colegios de la zona se vieron impedidos de dar clases…”. “Las intensas precipitaciones ocurridas en cuencas que sufrieron importantes incendios en los últimos meses originó el arrastre de cenizas y demás residuos por diferentes cauces, entre ellos el del río Suquía, ocasionando un exceso en la turbiedad del líquido e impidiendo la correcta potabilización, cuando en algunas de esas localidades el vital elemento es de por sí escaso”. Así informaban medios provinciales a finales de octubre pasado (foto: gentileza La Nueva Mañana)

Escribe: Alejandro Ascasubi
ESPECIAL PARA EL DIARIO

Es sabido que en Villa María el agua potable llega en la actualidad a los más de 30 barrios, que rara vez se ha conocido algún caso de enfermedad generado por falta de potabilización, pero eso no debería alejar al habitante de esta ciudad y de otras localidades “bendecidas” de la región, de una problemática que existe en algunos pueblos cordobeses, en muchos si se toma en cuenta toda la geografía nacional y muchísimos si se amplía la mirada al mundo.

Es más, tenemos ejemplos relativamente cercanos, como el de las Sierras Chicas, donde puede verse cómo la destrucción del bosque nativo, las urbanizaciones descontroladas, las sequías, las inundaciones agravan la degradación de la cubierta vegetal, los suelos, los ríos y los lagos.

Resulta evidente que cuando descuidamos los ecosistemas, dificultamos el acceso a los recursos hídricos, imprescindibles para sobrevivir y prosperar.

Es probable que si todo continúa como hasta ahora, las consecuencias sean imposibles de remediar. Claro que no lo veremos nosotros ni nuestros hijos, probablemente. Pero, ¿podemos ser tan desconsiderados con las futuras generaciones?

Creemos que no. Entendemos que se puede dar respuestas a muchos de los desafíos relacionados con el agua. Pensamos que queda mucho por hacer para implantar las infraestructuras ecológicas y armonizarlas con las tradicionales allí donde sea posible. Plantar no un árbol, sino bosques enteros, reconectar los ríos con las llanuras aluviales y restaurar los humedales devolverá el equilibrio al ciclo del agua, además de mejorar la salud pública y los medios de vida. ¿Es un camino demasiado largo? Sí, claro. Pero debemos recorrerlo.

Según Naciones Unidas, en el mundo, más de 663 millones de personas viven sin suministro cerca de su hogar, lo que las obliga a pasar horas haciendo cola o yendo a fuentes lejanas, así como sufrir problemas de salud por el consumo de agua contaminada.

“La gestión eficaz del agua y el saneamiento dependen de la participación de diversos actores interesados, entre los que se cuentan las comunidades locales. Una encuesta realizada en 2016-2017 determinó que más del 80% de los 74 países que respondieron tenían procedimientos definidos con claridad para lograr la participación de los usuarios de los servicios y las comunidades en la gestión del agua y el saneamiento”, indica un informe reciente de la ONU, que asigna una importancia fundamental a esa participación de los usuarios.

 

Pensar en conjunto

Pero, más allá de las recomendaciones de los expertos internacionales que se puedan aplicar en el país, cabe pensar que nuestra clase dirigente debería darse una política de Estado (de verdad, consensuada con ambientalistas y mantenida gobierne quien gobierne), para el abordaje de la cuestión del agua.

Porque nuestro país comparte con Uruguay, Brasil y Paraguay el Acuífero Guaraní, el tercero más importante del mundo (después del Areniscas de Nubia en Africa y la Gran Cuenca Artesiana en Australia). Y, además, tiene el Acuífero Patagoniano, ubicado en la franja sur de la provincia del Chubut y la franja norte de la provincia de Santa Cruz (posee aguas desde hace 12 mil años que vienen del deshielo de las grandes masas glaciares correspondientes a la última Era Glacial, aunque no aparece entre los 20 más importantes del mundo).

 

La protección del recurso

Para el manejo y la protección de este recurso natural es que consideramos que deben darse esas políticas de Estado, que en el primero de los casos debe ser materia de unidad entre las cuatro naciones hermanas.

Porque, como lo indicó la investigadora Paloma Edelman, “mientras que Europa se encuentra en estado crítico (de sus 55 ríos solo cinco no están contaminados) y Estados Unidos tiene el 40% de sus fuentes de agua potable contaminadas, el Acuífero Guaraní resiste”, ya que “es una de las mayores reservas de agua dulce del planeta…, ocupando un área de alrededor de 1.190.000 kilómetros cuadrados (superficie mayor que las de España, Francia y Portugal juntas) y es capaz de abastecer al planeta de agua pura por los próximos 200 años”.

Y mientras se “encajonaron” principios de acuerdos de Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay en la materia, alcanzados allá por 2005 (con el entonces canciller Rafael Bielsa entre sus impulsores), sí aparecen movimientos de naciones históricamente “piratas” y coloniales, con la mira puesta allí, “bajo tierra”.

La actriz y documentalista Mausi Martínez lo dijo con mucha claridad cuando explicó los motivos por los cuales filmó “Sed, invasión gota a gota”, estrenado en 2005. Pasen y lean: “Estando en España pude saber que ese país ya sufría la escasez de agua y se nombraba insistentemente al Acuífero Guaraní. Por eso cuando volví a la Argentina me puse a investigar sobre el tema y por esos dos temas centrales del documental son la privatización del recurso, que incluye la venta de las tierras donde se encuentra el acuífero, y la instalación de bases militares en la zona”.

Sí, la realizadora sostenía ya entonces, hace 13 años, que como se pronosticaba una crisis del recurso a nivel mundial, las principales potencias ya estaban poniendo en marcha planes para asegurarse agua potable cuando comience la mayor escasez.

Y en ese tiempo transcurrido hemos visto a Gran Bretaña fortificar su base Islas Malvinas de una manera desproporcionada si se estuviera pensando en una guerra convencional, mientras varios de sus ciudadanos, entre los Joe Lewis, compran enormes extensiones en la Patagonia, lagos incluidos, situación que en la actualidad se agrava por el decreto que dejó sin efecto la llamada Ley Contra la Extranjerización de las Tierras.

En el mismo lapso se dieron movimientos políticos en algunos países, como Brasil, que a juzgar por algunos observadores son “golpes blandos”. Y en el mismo plano de análisis ubican el reciente acuerdo alcanzado por el Gobierno argentino con Estados Unidos para el establecimiento de una base militar norteamericana en el territorio nacional, en proximidades de la Triple Frontera, con el declarado propósito de combatir el terrorismo y el narcotráfico. Las palabras y el documental de Mausi Martínez pasan del futurismo al realismo…

La base militar británica se ubica a 40 minutos de vuelo del Acuífero Patagoniano. La base militar estadounidense estará virtualmente sobre el Acuífero Guaraní.

 

“Tercera guerra mundial a pedacitos”

La remanida frase en el sentido de que “la próxima guerra mundial será por el agua”, ya no es una ocurrencia de ecologistas exagerados. Hasta el Papa Francisco dijo: “Yo me pregunto si en medio de esta ‘tercera guerra mundial a pedacitos’ que estamos viviendo, no estamos en camino hacia la gran guerra mundial por el agua”.

O sea, quien deba oír que oiga. Argentinos a las cosas, diría José Ortega y Gasset. Latinoamericanos, también.

Tomar conciencia, crear conciencia, dialogar y confluir para gestionar en unidad es la tarea, para que el agua vaya a las zonas y sus habitantes menos favorecidos. Los hay y a montones en el cono sur del continente. Sin egoísmo nacionalista, pero sin entreguismo.

Nuestra riqueza es conocida e innegable, pero también lo ha sido a lo largo de la historia, aun desde la época colonial, el despojo.

«No les tengo miedo a los de afuera que nos quieren comprar, sino a los de adentro que nos quieren vender», dijo el cordobés expresidente de la Nación, don Arturo Umberto Illia.

Bueno, eso, cuidemos el agua en casa y cuidemos el agua en la casa grande.