María Yturbe sostiene que para vivir muchos años “hay que darse todos los gustos”. La centenaria dama también opina que mantenerse ocupada y rodeada de afectos contribuye al bienestar del cuerpo y, sobre todo, del corazón
Para vivir cien años, tener amor y una familia son los ingredientes imprescindibles, asegura María Yturbe, que precisamente hoy cumple un siglo de existencia.
De buen humor, lúcida y medida en sus palabras, María prefiere hacer una pausa antes de responder a quienes le consultan el secreto para mantenerse en excelente forma después de cien primaveras.
“Me parece mentira haber llegado a esta edad, algo imposible, pero acá estoy”, dice la cumpleañera cómodamente sentada en el comedor de la casa de Arroyo Algodón donde habita.
“Lo primero, es darse con todos los gustos, yo siempre comí lo que me gustaba, trabajé mucho (sobre todo en el campo, específicamente en el tambo) y no me privé de hacer nada de lo que quería”, manifestó la centenaria señora que nació en Buenos Aires, se mudó con su marido a Ausonia y luego se afincó para siempre en la localidad que se ubica a 19 kilómetros de Villa María.
De carácter sociable, la entrevistada por EL DIARIO confiesa que para el desayuno, nada mejor que unos buenos mates, después charlar con los vecinos, ayudar con tareas domésticas, caminar un poco, descansar y compartir con los nietos las jornadas en la tranquilidad del pueblo que la cobija.
El transcurrir del tiempo y los cambios en el mundo y la sociedad no pasaron desapercibidos para María, sobre todos los relacionados con lo profundo del ser humano.
“Han cambiado tremendamente muchas cosas, tantas que no sabría por dónde empezar, pero lo que más me preocupa es lo que pasó con los jóvenes. No los veo bien y me gustaría que ellos volvieran un poquito a lo que era antes. Están muy sublevados y faltan valores”, subrayó.
De realidades y momentos difíciles
Por otra parte, la realidad económica también fue un tema en el que María quiso opinar.
“Antes el rico era rico y el pobre, pobre. Ahora no, existe una clase media. El pobre vivía malísimamente y actualmente las cosas son diferentes”, enfatizó.
“En una época vivíamos con un par de alpargatas y 40 centavos en el bolsillo, ahora… ¿Cuánto vale comprar una par de zapatillas?”, se preguntó la mujer.
Respecto a su familia, María apuntó que tiene cinco hijos, cuyas edades van de los 81 años hasta sus mellizas de 75. En cuanto a nietos, la señora suma unos 20, una docena de bisnietos y un número importantes de tataranietos.
“He perdido la cuenta de cuántos somos. Ellos son especiales porque me cuidan y me quieren”, dice entre sonrisas.
A pesar de su lozanía actual, María atravesó también momentos difíciles de salud que pudo superar con tratamientos médicos. Una afección al corazón y otros males menores fueron sobrellevados por la añeja vecina apelando a la voluntad y predisposición.
“Hoy, gracias a Dios, estoy muy bien y como de todo; hasta un lechoncito si hay”, aseguró.
“Hay que seguir la vida como está porque si no vamos en pérdida. No podemos hacer nada, solamente vivir”, afirmó la consultada por este matutino.
El próximo domingo una gran fiesta le espera a María. En la celebración organizada por sus familiares en el Salón de Usos Múltiples de Arroyo Algodón, ella será la protagonista principal y estará rodeada por sus seres queridos. En ese grato momento, nuevamente se pondrá de manifiesto lo que la dama de 100 años asegura: para vivir más, el amor y personas que te quieran es lo único que se necesita.