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El arte emergente de la ciudad en una noche por Caritas Felices

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El arte emergente de la ciudad en una noche por Caritas Felices

Es la tercera edición del festival solidario y reunió a bandas locales de distintos géneros. Por la tarde, hubo Zumba con gran convocatoria a pesar del calor

Los niños de los talleres del comedor presentaron sus coreografías
Los niños de los talleres del comedor presentaron sus coreografías

La grilla del tercer festival solidario del comedor Caritas Felices de barrio La Calera podría tranquilamente convertirse en la de un encuentro de bandas locales emergentes y convocantes.

Funk, rap, cumbia, y hasta clase de Zumba hubo en el Centro Vecinal de barrio Roque Sáenz Peña, donde se llevó a cabo la jornada de solidaridad que contó con la presencia de unas 500 personas y la colaboración de los jóvenes que asisten durante la semana a las distintas actividades que realizan junto a los niños del barrio.

Bajo el agobiante sol de la tarde del domingo, comenzó en el patio del espacio barrial una masterclass de zumba a cargo de Koky Quinteros, junto a otros instructores de la zona, con una gran asistencia de personas, unas 80, que también colaboraron con un bono y alimentos destinados al comedor.

Cerca de las 22, ya en el salón principal, comenzó a girar la música en el escenario con Lattenzzia & the Funky Dealers, una de las bandas más convocantes de la ciudad, a los que le siguieron Mc Koko, De la Rivera, Tito Sánchez y Amanda.

El grupo liderado por Federico Lattenzia realizó este año la presentación de su disco homónimo en un auditorio colmado en el Centro Cultural Leonardo Favio, a demás de encabezar las ya tradicionales “fiestas funky del espacio” en dos oportunidades este año.

“Lo hacemos sin ningún otro fin que compartir la música y que quien la escuche se sienta bien; es un alimento para el espíritu”, según comento el multiinstrumentista y líder de la formación.

“Que los chicos vean la música en vivo y que puedan pensar que es un camino para sentirse bien en la vida o encontrar lo que uno le gusta”, fue uno de los aspectos que destacó Lattanzia sobre la presencia de la “funky dealer orchesta” en el festival.

“Lo que hacemos acá no se difunde masivamente y estar acá es una llegada más directa hacia ellos, no tan lejano como puede parecer la televisión, por ejemplo”, remarcó el artista.

El rap, sin dudas, penetró en los distintos barrios de la ciudad en los últimos años. Manuel “Koko” Cabrera, más conocido como Mc Koko, a demás de participar sobre el escenario, es uno de los talleristas que tuvo la posibilidad de recorrer distintas zonas de la ciudad con los programas municipales.

“No me imaginaba esto, es un fenómeno que está muy en auge y me pone muy feliz la llegada de la palabra dentro del género”, comentó el Koko, que dijo estar muy contento de poder aportar para que “las caritas sigan siendo felices”.

El comedor de barrio La Calera ya tiene su propio rap. “Lo escribimos con un chico más grande que me ayudó con las rimas en la letra”, comentó Santi, un pequeño rapero que homenajeó a quienes trabajan en ese espacio.

Tuvo su debut en un evento similar en el anfiteatro ante una multitud, luego llevó sus canciones a la Marcha de la Gorra y anoche cantó ante sus amigos en el centro vecinal.

 

Sumando voluntades

“Queremos agradecer mucho a la gente que colaboró viniendo tanto a la tarde a las clases de Zumba como al festival, necesitamos mucho de todos porque estamos todos los días con los chicos”, afirmó Marisa Sánchez, una de las impulsoras del Caritas Felices, donde asisten unos 70 niños a diario.

“Este festival viene siendo un evento que nos sirve para recaudar gran parte del dinero que en el año destinamos en comida”, detalló luego.

Al mismo tiempo, Sánchez quiso dejar en claro que el comedor se rige con la solidaridad de la gente que se acerca a ayudar para poder solventar los gastos que se generan con las actividades.

“Estoy un poco triste porque tuvimos que pagar 5 mil pesos de alquiler al Centro Vecinal del barrio Roque Sáenz Peña y duele un poco porque es una causa solidaria”, explicó.

“Nos podrían haber hecho un descuento o cobrarnos sólo la limpieza, pero nos encontramos con que tenemos que pagar el precio normal del alquiler del salón”, agregó Marisa Sánchez.

Sobre la tarea en el espacio que coordina y la importancia de incluir talleres culturales, expresó: “Nosotros siempre destacamos los talleres porque los niños han cambiado en su forma de contestar, de hablar, de proceder en la vida”.

Al finalizar, concluyó haciendo mención a Santi, afirmando que “llenó los corazones de todos, y los ojos de lágrima. Es un chico muy especial y nos hace muy feliz”.