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“El castigo puede llevar a que siga el consumo”

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“El castigo puede llevar a que siga el consumo”
La droga, enemiga poderosa de estos tiempos (imagen extraída de Internet)

La guía estatal establece que si los estudiantes tienen o están consumiendo sustancias en la institución educativa, es preciso “pedirles que acompañen al docente a un espacio privado y tranquilo, solicitando a otro docente con capacidad de contenerlos que se sume al encuentro”. Informar al director, conversar sobre la evidencia de sustancias y solicitar “con firmeza” la entrega de las mismas al directivo, “ya que esta situación es considerada gravísima”.

En el manual indican que no hay que revisar al estudiante ni sus pertenencias.

“Es importante que desde el primer momento la Dirección de la Escuela y los docentes se amparen en directivas del Ministerio de Educación”, específica el indicador y agrega que el director debe comunicarse con los papás de los adolescentes y el inspector para informarles. Si el estudiante entrega alguna sustancia presumible de ser una droga ilegal, deberá ser guardada por el directivo en algún armario o cajón bajo llave, dejando dicho procedimiento registrado en un acta con su firma y la de algún otro docente responsable.

Respecto a la sustancia, el directivo del establecimiento dará aviso a la Policía provincial. Recuerdan que no hay que emitir juicios negativos sobre el estudiante y su conducta. “El castigo, la suspensión o expulsión, como única o principal medida a tomar, podría aumentar la probabilidad de que continúe el consumo, perdiendo la oportunidad de abordar el problema desde otras dimensiones”, advierten.

En el documento se remarca que “no hay una única respuesta exitosa ni una sola intervención salvadora frente a problemas”: “Si bien cuando se presenta tenencia o consumo de sustancias debemos actuar de inmediato, esto no quiere decir que la respuesta deba ser irreflexiva. En todo caso, tenemos que tomarnos el tiempo necesario para organizar nuestra intervención”.

Esa respuesta debe entenderse (aclararon) “como la puesta en marcha de un proceso a largo plazo, tendiente a instalar una política preventiva permanente y sistemática dentro de la escuela”.

Los autores del manual apuntaron que en esta problemática “tenemos que actuar respetando la integridad” de los adolescentes.