Ayer, a los 66 años, falleció el recordado lateral derecho de Central Argentino, donde jugó prácticamente dos décadas. Integró el equipo campeón del año 71 junto a otras exfiguras del “Expreso Rojo”
El «Chueco» Araya era uno de esos marcadores de punta (el auténtico 4) que amaba su puesto. Se paraba en la derecha de su campo y no la abandonaba nunca. No era ni carrilero ni se adecuaba a ningún otro puesto: era 4 y punto.
El «Chueco» se llamaba Ricardo, pero pocos conocían su nombre en el final de la década del ´60 y a comienzos de los 70, cuando integraba los equipos de Central Argentino, a los que prácticamente no faltó nunca.
Y pocos conocían su nombre porque era simplemente el «Chueco», un habitante del barrio Güemes y de la vieja cancha del club, frente a la costanera.
Los años le pidieron que dejara de jugar, si no, aún lo estaría haciendo en la Primera de su querido club. Pero no conforme, hasta hace muy poco y con sus 66 años, seguía corriendo por su sector derecho en el fútbol comercial o con amigos.
Era de la época de los grandes y aún recordados partidos contra Unión Central (clásico de barrio), ya sea en la cancha de Central Argentino como en la Placita, escenario del cual se había adueñado Unión.
Fue campeón con su querido club en 1971, cuando con sus 22 años entregaba toda su garra y corazón y tenía como compañeros a otros recordados jugadores como el «Pancho» Constantini, el «Cabezón» Allassia, el «Flaco» Toledo, Menoyo, Orsi, los hermanos Gómez y Pessutto, entre otros.
El «Chueco» lucía orgulloso el número 4 en la espalda, cuando cada uno tenía el número que le correspondía a su puesto. Es decir, no tenía ni el 20 ni el 25 ni el 39, por decir.
Respetuoso dentro y fuera de la cancha en su época de jugador y correcto en el saludo cada vez que se cruzaba con su bicicleta de trabajador incansable.
Ayer, el «Chueco» Araya se llevó la número 4 al cielo y allá se fue a jugar siempre por el sector derecho.
Su esposa Silvia, integrante de la Cooperativa San José, escribió en su cuenta de Facebook:
«Hay un nuevo ángel en el cielo, te dormiste, amor, así quiero recordarte siempre sonriente, alegre, jugador futbolero, hincha de Boca, gran bailarín, que alegraba todas las fiestas, gran amigo, humilde de corazón, honesto. Te extrañaremos mucho».
Para Silvia y demás familiares, desde la Cooperativa Comunicar, editora de EL DIARIO, elevamos nuestras condolencias y guardamos nuestros recuerdos a la memoria del querido «Chueco».
“Angel de la bicicleta”
Hoy la pelota llora… Te puedo jurar que llora. Siempre la cuidaste y la trataste tan noble como a nosotros, con la pureza de tu alma. Como siempre te vestiste de silencio, quizás hoy pocos conozcan que no existe en la Villa un pedazo de gramilla de campito que no sepa de tu eterna fidelidad a la redonda.
Nadie que pasó a tu lado no te tomó cariño; compañeros y rivales estaban orgullosos de jugar con vos, por tu integridad como ser humano y por la sinceridad de tus actos, dentro y fuera de una cancha.
Cuando miremos el cielo y veamos un puñadito de veintidós estrellas, sabremos que una de esas es la tuya porque todos los sábados, a las 13.30 horas, verán llegar al potrero de las nubes, nuestro «ángel de la bicicleta» con un fútbol bajo su brazo.
Siempre estarás con nosotros.
Grupo de exfutbolistas Villa María