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El cigarrillo en la ciudad se percibe en caída libre

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El cigarrillo en la ciudad se percibe en caída libre
El consumo de cigarrillos fue variando en los últimos tiempos en la ciudad

Informe – Comenzó a regir ayer el aumento anunciado en los productos de Massalin Particulares

Quiosqueros y vendedores mayoristas reconocen que hubo un cambio de hábito, más allá de los notables incrementos en los precios, y que la ganancia sigue siendo muy poca. Los fumadores desechan las marcas más caras desde 2016, mientras se viene la temporada de mayor consumo

“La mujer embarazada que fuma causa daños irreparables a su hijo”. “El humo del tabaco enferma a los niños”. “El cigarrillo mata”. “El tabaco te domina, dejalo”… Son muchas y contundentes las frases que dominan hoy los paquetes de cigarrillos en el país y el mundo. Sin embargo, quienes se abrazan a este “mal” que consideran necesario o indispensable hoy tienen otros problemas más que un cargo de conciencia.

Desde ayer, los cigarrillos de Massalin Particulares SRL (que son mayoría) cuestan entre dos y tres pesos más caros, mientras se avecina un aumento en los de British American Tobacco Argentina (ex-Nobleza Piccardo).

Como parte de un combo de aumento generalizado en todo el territorio argentino, el cigarrillo tuvo un salto significativo y hoy, quienes fuman una etiqueta de Marlboro por día, deberán asegurarse 1.740 pesos por mes para seguir con el gusto.

Esta situación comenzó a preocupar no solo al fumador, sino también a los vendedores locales que desde hace un par de años ya percibieron caídas en el consumo y hoy evidencian un cambio de hábito.

 

Villa María tuvo una merma, aunque la temporada de verano es la de mayor consumo

Al más barato

En un relevamiento por diferentes sectores de la cadena en la ciudad, lo primero que quedó claro es que los villamarienses que prefieren seguir fumando “hasta vaya a saber cuándo” (tal como dice Mario, sentado en un café de la esquina, viendo pasar la vida y el humo con la misma paciencia) empiezan a elegir una marca más barata de la que consumían.

Una mujer que atiende el quiosco en Santa Fe y bulevar España dio en la tecla: “Ya Philip Morris y Marlboro se consumen mucho menos que el año pasado; ahora está de moda el Chesterfield porque cuesta nueve pesos menos”, antes de aclarar que “el fumador es fumador siempre”.

La inclinación por lo económico es lógica para un repartidor de cigarrillos que le confirmó a EL DIARIO la merma: “Está difícil la mano; la gente no tiene plata como antes para el cigarrillo y se notó, aunque ni por asomo de lo que fue hace un par de años y en 2011”.

¿Qué pasó en esas fechas? En junio de 2011, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, se promulgó la ley -aún vigente- que prohíbe fumar en espacios públicos.

Por entonces la ciudad tuvo ciertas resistencias a la nueva ley, con polémicas discusiones, pero poco a poco se fue cumpliendo a rajatabla, más allá de ciertas infracciones en algunos boliches bailables o recitales bajo techo. Lo cierto es que “ese impacto fue muy fuerte y se dejó de vender mucho cigarrillo”, según confirmó el repartidor de una conocida empresa.

“El otro gran golpe que mermó la venta fue cuando apenas asumió Macri y le metió un aumento de casi 60%, eso cambió el espectro y nos tiró más abajo”, amplió el trabajador.

La teoría es sostenida por Héctor, de la cigarrería oficial de la ciudad, quien apuntó al impuestazo como un quiebre en la venta.

“Eso cambió todo, porque fue un aumento muy grande que se trasladó al cliente y que se sintió mucho en la cadena de distribución”, contó.

“En nuestro caso no se pudo recuperar rápidamente el mercado, aunque no lo sufrió tanto el quiosquero porque muchos le agregaron otro aumento al precio oficial”, añadió.

En ese contexto, entre mayo de 2016 y mayo de 2017, el consumo de atados se retrajo 12%, marcando el peor escenario desde 1990 para los fabricantes de marcas legales.

 

Chester arriba

Diferentes eslabones de la cadena de venta en Villa María confirmaron que Chesterfield es la marca más consumida por los villamarienses. Segundo viene Philip Morris y tercero Marlboro.

El podio del tabaco era distinto hace un par de años, pero ese impuestazo de 2016 modificó el terreno.

“Las tabacaleras reaccionaron”, indicó Héctor. Y añadió: “Nosotros vendíamos bien el Next, una marca poco conocida a nivel mundial, entonces Massalin decidió sacrificar esa marca y hacer un nuevo Chesterfield, aprovechando que es una marca conocida”.

El Chester pasó al frente rápidamente porque compitió con las marcas más baratas y fue mutando de manera tal que los fumadores lo relacionaron en el gusto con el Philip. Entonces cayó uno, desapareció otro y se acomodó el que venía detrás, todos de una misma empresa.

 

Sin números

La situación económica del laburante común, el control sobre los quioscos y las cargas impositivas complican también la venta de cigarrillos en la ciudad y la región.

Mirtha, de un negocio popular en un barrio de Villa Nueva, indicó que “el trabajador que no llega a fin de mes, ahora no compra el cigarrillo como antes; tampoco la Coca, porque tiene que comprar la leche para el chico”. Y José, de un quiosco villamariense, dijo que dejó de vender cigarrillos porque no le conviene.

El repartidor justificó esta decisión porque “es poco lo que termina en el quiosquero, apenas un 4%, entonces tiene que hacer una inversión grande para ganar nada”. Y en esa compra elevada entran a tallar otras cuestiones.

“Yo soy monotributista y si compro cigarrillos me salto de categoría, por eso termino perdiendo plata y no me conviene”, explicó José.

En la cigarrera local también afirman que las cargas impositivas son muy elevadas. Y Héctor recuerda un dato que es todo esclarecedor: en la actualidad, de un atado de 20 cigarrillos el Estado se lleva el valor de 16 unidades. El resto se distribuye entre los productores, los fabricantes y la cadena de comercialización.

“No sé hasta qué punto al Estado le conviene que la gente deje de fumar”, reflexionó.

Mientras, la cadena se organiza para lo que será la época de mayor venta: “En verano la gente sale más al aire libre, van a la costanera, a las peñas del Festival, se juntan más para los asados, entonces se consume mucho más”, reconocen todos.

 

Volutas de humo

(Un escrito de Kevin Johansen)

Volutas de humo que flotan
Alrededor de mi cuerpo
Con qué simpleza se desintegran
En cuanto las toca el viento
Conversar, conversar con vos quisiera
Decirte, decirte lo que yo siento…
¿Por qué siempre te necesito
Cuánto más solo me encuentro?
Este, éste, tu encanto fatal
Es lo único que no entiendo
Sabiendo que, poco a poco
Mi vida estás consumiendo…
Cigarrillo forrado de blanco
El color de la pureza y,
¿Qué llevás en el alma? Lo negro…
¡Cuántos somos los que nos aferramos
A tus pitadas profundas y exhalamos de una vez!
(Mientras tragamos tu veneno…)
Apartarte, apartarte yo quisiera
Pero sé que no puedo
Porque en cada devenir de esta vida que padecemos
En mi propia cobardía más me aferro
A tu maldito veneno…
Te tomé como juguete de purrete
Y hoy, que sos parte mía
No sabés cuánto me arrepiento
Ya sin vos, ya sin vos no sé vivir
Porque sos mi compañero
Ese amigo que busqué en la noche solitaria
Mientras contemplaba los cielos
Y que hablaba de mis sueños, mis tristezas y alegrías
Mientras vos, poco a poco
En mis dedos te consumías
Y así, así me quitaste el aliento
No me dejás respirar
Manchaste todos mis dedos
Y por dentro devoraste gran parte de mi cuerpo…
Pero, ¿qué te puedo reprochar?
Si fuiste mi compañero…
Y otra vez, otra vez te vuelvo a encender
Y mientras miro tus volutas de humo
Que envuelven todo mi cuerpo
Te tengo que decir, a mi pesar
Que seguís siendo mi mejor compañero…