Marcelo Coppari cuenta con una larga trayectoria asesorando la conformación de cooperativas escolares. Considera que no debe haber una materia específica
Marcelo Coppari es un referente cuando de cooperativismo se habla. El docente y director del IPEM 147 Manuel Anselmo Ocampo ha sido responsable de guiar, acompañar, capacitar y promover la creación de cooperativas escolares y de trabajo.
-¿Por qué entusiasmar a alumnos, escuelas, a meterse en el mundo del cooperativismo?
-Para mí, principalmente, como docente y guía de todas estas cooperativas escolares con las que he trabajado, sostengo que es una alternativa pedagógica lo suficientemente válida para trabajar en una transversalidad que va desde primero a sexto año. Que puede atravesar cualquier espacio curricular, pero que lo más significativo es la transmisión de los valores: la solidaridad, la igualdad, la equidad, la honestidad.
Tengo sobradas experiencias, y porque las he visto, que cuando se constituyen los grupos que tienen un objetivo claro, que están ordenados y se organizan, los jóvenes son capaces de hacer cosas muy significativas.
Coppari consideró que “la sociedad, en general, tiene un pensamiento muy peyorativo de los estudiantes” y resaltó que “ellos dan y pueden dar sobrada cuenta de muchas actividades que son muy superadoras”.
“Para mí, el cooperativismo escolar enmarcado en la economía social, es una premisa fundamental de acción para revalorizar no solo los valores sino lo que es el trabajo colectivo, trazar un objetivo, persistir en cada una de las actividades que uno va a cumplir o desarrollar”, definió detalladamente.
-¿El cooperativismo debería tener una materia en la currícula?
-He escuchado que piden que el cooperativismo tenga una asignatura. Yo no estoy de acuerdo con eso, por un principio básico que es que el cooperativismo sostiene una voluntariedad. Uno se suma voluntariamente, si pongo una asignatura eso se pierde.
Con los chicos del ciclo básico se articula todo el trabajo de valores y uno los prepara para que en el sitio orientado, tanto en las de economía como en alimentos, naturales, etcétera, puedan aplicar la conformación de cooperativas escolares.
Quiere decir que para mí el cooperativismo escolar es una alternativa sumamente importante para mejorar todo proceso de aprendizaje, para mejorar un clima áulico, para mejorar la estima personal del alumno que lo puede predisponer de otra forma para trabajar dentro de la escuela. Y eso muchas veces hace las veces de expansión hacia el resto de las asignaturas.
Coppari insistió en la importancia de que los alumnos puedan participar en asociaciones horizontales, donde puedan “participar en asambleas, actividades, demostrar que lo que tal vez proponga puede convencer, sumar, y eso es enriquecedor”.
“Formé parte de los diseños curriculares del cooperativismo escolar en la provincia de Córdoba. Lo discutimos mucho, lo debatimos mucho, y hoy está instalado. Hace prácticamente de 1999 que está la ley, lo único que hay que hacer es generar la práctica. En algunos lugares sería importante que se reorganice para darle el espacio y la posibilidad a sus docentes, planteó.
Finalmente, cerró: “Pueden haber cooperativas escolares vacías de contenido, fines y actividades, pero hay algunos lugares con prácticas tan significativas e importantes, como es el caso de Tío Pujio; el cooperativismo dentro del aula es una alternativa pedagógica de primer nivel”.