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El estremecedor relato de otra víctima de “Manuco” Retamar

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El estremecedor relato de otra víctima de “Manuco” Retamar
Emanuel “Manuco” Retamar en dos fotografías que él mismo publicó en una de sus tres cuentas de Facebook. Aquí aparece mostrando algunos de los tatuajes que tiene en su cuerpo, como el San La Muerte en su espalda

Mañana empieza el juicio por el “caso Arnoletto” en los Tribunales villamarienses

Poco después del brutal crimen de Brenda, el diario Clarín publicó una entrevista a una abogada de la ciudad santafesina de Vera que, en 2010, fue víctima de un intento de violación por parte del hombre que será juzgado desde mañana por el femicidio de la joven mollense

“Me puso un cuchillo en el cuello y de refilón pude ver que tenía un lazo de alambre en el cinturón; me quise zafar con la mano y me corté los dedos, mientras él me arrastraba hacia unos pastizales”.

El testimonio pertenece a una abogada santafesina que, seis años antes del crimen de Brenda Arnoletto (24), estuvo a un paso de ser abusada sexualmente por Emanuel Heraclio Retamar (38), alias “Manuco”, el trabajador golondrina que mañana comenzará a ser juzgado en la Cámara del Crimen de Villa María por la violación y asesinato de la joven de Pozo del Molle, ocurrido el 28 de noviembre de 2016.

La profesional está radicada actualmente en Calchaquí, en el norte de la provincia de Santa Fe, la pequeña localidad en la que nació Retamar el 12 de septiembre de 1979 y donde todavía vive el resto de sus familiares más cercanos.

Sin embargo, el ataque que en octubre de 2010 sufrió la abogada se produjo en jurisdicción de la ciudad de Vera (ubicada a 48 kilómetros al norte de Calchaquí y a 440 kilómetros de Rosario), donde por entonces estaba domiciliada, cuando salió a correr por la ruta nacional 11.

La víctima de aquel intento de violación, quien pidió se reservara su identidad para aportar su revelador testimonio, contó que Retamar la sorprendió “por la espalda” mientras ella trotaba a un costado de la carretera, en un sector que habitualmente es utilizado por los habitantes de la zona para ese tipo de actividades aeróbicas.

 

Emanuel Retamar en otra foto que él publicó en la red social Facebook

“No vi que me seguía”

“Yo tenía puestos los auriculares (iba escuchando música) y por eso no me di cuenta que me seguía”, comenzó diciendo la mujer al recordar cómo comenzó el hecho que la tuvo como víctima. Y agregó: “Me puso un cuchillo en el cuello y de refilón pude ver que tenía un lazo de alambre en el cinturón; me quise zafar con la mano y me corté los dedos, mientras él me arrastraba hacia unos pastizales”.

Sorprendentemente, del mismo modo que seis años después ocurrió con Brenda, un camionero fue la clave para detener a “Manuco”.

“Un camionero que estaba a punto de tomar la ruta vio que ‘Manuco’ me seguía; se desvió,  frenó, agarró el palo que usan para pegarle a las ruedas y me salvó, porque Retamar salió corriendo”, contó la abogada a un periodista del matutino porteño.

En aquel mismo testimonio, la mujer agregó que el chofer la llevó hasta la Comisaría de Vera para hacer la denuncia, lo que posibilitó la rápida detención de Retamar.

La abogada se enteró luego que su atacante tenía un prontuario de temer: una condena unificada de ocho años y medio de prisión, dictada en 2001 por “robo calificado”, “hurto” y “defraudación”, y un procesamiento por “abuso sexual simple” del año 2005, por delitos cometidos en el ámbito de aquella ciudad santafesina.

“Cuando tuve que ir a identificar a Manuco en la rueda de reconocimiento me temblaban las piernas. Pero no me atemorizaba su aspecto… lo que me atormentaba era el recuerdo de lo que había vivido y el miedo de que quedara suelto”, añadió la profesional.

Retamar fue juzgado en 2012 por este ataque y recibió una pena de cinco años de prisión por “abuso sexual agravado por el uso de arma, en grado de tentativa”, pero recuperó la libertad en junio de 2014 luego de cumplir la condena.

“Desde que me enteré lo que le pasó a la chica cordobesa no dejo de pensar un minuto en el hombre que me salvó. Fue mi ángel guardián”, relató la abogada en aquella entrevista y recordó que cuando “Manuco” cumplió la sentencia “yo vivía atemorizada; no salía sola a ningún lado y le pedí a la Policía que, por favor, lo tuvieran vigilado: estaba afuera, con tiempo libre… y eso me daba terror”.

Ni bien se enteró que Retamar había salido de la cárcel, la profesional atacada utilizó las redes sociales para difundir la fotografía de su agresor “para advertir a las jóvenes de Calchaquí sobre la presencia de este delincuente”.

Sin embargo, “Manuco” se mudó a la provincia de Córdoba y comenzó a trabajar en distintos predios rurales de la zona (primero en Sacanta, luego en Carrilobo y finalmente en Trincheras), y al momento de ser detenido por el crimen de Brenda, estaba viviendo transitoriamente en Campo Ricca, un establecimiento ubicado sobre ruta nacional 158, entre Pozo del Molle y Las Varillas.

“Me da una profunda tristeza lo que sucedió en Pozo del Molle; también el hecho de pensar que no es que la Justicia lo liberó, sino que él cumplió su condena”, señaló la abogada y concluyó: “Yo creo que ese tipo de personas no se regeneran en la cárcel, no se recuperan ni tienen solución. Espero que, si lo encuentran culpable, no salga nunca más”.

 

Mañana, el juicio

Este jueves, a partir de las 9, Emanuel Retamar será juzgado en el quinto piso de los Tribunales villamarienses, acusado como presunto autor de “abuso sexual con acceso carnal” y “homicidio doblemente calificado”, por violencia de género y por críminis causa, es decir matar para consumar otro delito -en este caso la violación- y lograr la impunidad.

Si al final del debate es declarado culpable, “Manuco” recibirá la única sanción que prevé el Código Penal de la Nación: prisión perpetua.