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El Lobo hizo méritos y acompañó a su suerte

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El Lobo hizo méritos y acompañó a su suerte
Márquez traslada el balón ante las marcas de Genre y Molina. El delantero anotó desde los doce pasos la apertura del marcador

Argentino derrotó 2-0 a Playosa y aseguró la clasificación a semifinales, donde se medirá con Yrigoyen. La ilusión del bicampeonato no lo ciega, pero lo mira cada vez más de cerca

Márquez traslada el balón ante las marcas de Genre y Molina. El delantero anotó desde los doce pasos la apertura del marcador
Márquez traslada el balón ante las marcas de Genre y Molina. El delantero anotó desde los doce pasos la apertura del marcador

Escribe: Beto Arce

Argentino sigue dando pasos firmes en su carrera a la obtención del bicampeonato de la Liga Villamariense de Fútbol. Derrotó en su estadio a Sportivo Playosa por 2-0 con goles de Márquez y Díaz en el tramo final del segundo tiempo, por el partido de vuelta de cuartos de final, y de esta manera selló la serie con un 3-1 en el resultado global.

Trabajó el encuentro desde tenencia de la pelota y la buena cantidad de situaciones concretas de gol que fueron malogradas y evitadas por el arquero albo. Si bien se cargó de tarjetas amarillas, aguantó hasta el cierre con la totalidad de los futbolistas, más allá de que el partido estuvo “picado” y alguno debería haber caminado para las duchas.

La necesidad de los dos era la misma: había que ganar para pasar a semifinales y con la cartas pardas al igual que las urgencias, ganó el mejor planteo y el que más arriesgó para obtener la clasificación. No obstante, la diferencia técnica entre equipos quedó a la vista: fue Argentino un equipo protagonista, aunque a veces desordenado; fue Playosa un equipo que esperó y tuvo su chance, pero no le alcanzó.

El partido arrancó encendido, como el Panza Márquez (parece una máquina a la que siempre le sobra nafta), que a los 7’ encaró y perforó la defensa con dos gambetas, pero se topó con Garetto que le achicó el arco cuando se aprestaba a definir. Un minuto más tarde Gonzalo Ñáñez despejó defensivamente y la pelota casi se cuela en su propio arco. A los 14’ Molina sacó de la línea una pelota que llevaba destino de gol tras un centro de Márquez y un cabezazo de Ramiro Cortez.

Argentino no es un equipo que juega siempre al 100% con todas sus virtudes, sino que las reparte en el tiempo y el espacio, según el rival. Es intenso, propone y contagia vértigo, desnivela con un frente ofensivo de cuatro hombres temibles, tiene velocidad y precisión. Cuando combina todas sus virtudes parece que vencerlo es una misión imposible.

Más allá de las características, Argentino dominó pero no profundizó, mientras que Playosa reguló con un empate que se escapó. Márquez tuvo otro mano a mano sobre los 25’, cuando recibió del Lana Díaz un pase exquisito, ante la salida de Garetto remató con poca comodidad y el “1” volvió a dejar su sello.

Servetti es indudablemente la “manija” del Albo, por eso le jugaron de cerca y no pudo ofrecer su mejor versión en un partido trascendental. Se comió un patadón de López que le valió una amonestación al defensor. Gabetta, otro de los mejores del elenco que conduce Vicario, probó con un remate seco de tiro libre apenas dos metros adelante del anillo central del campo, que obligó a Morales a desviar el balón al tiro de esquina (27’). Fue este sin dudas uno de los mejores momentos de Playosa en el partido, sintiéndose más a gusto, porque se jugaba lejos de Garetto y pudo generar peligro en el arco rival. Acosta mandó por arriba una media vuelta (32’), Galíndez y Molina se tiraron un par de manos al rostro y el árbitro, nada (35’), mientras que Aimar intentó desde afuera con un disparo que se fue desviado (42’).

Las posibilidades estuvieron para los dos, pero la más clara volvió a quedar en los pies de Márquez, que tras recibir un pase perfecto de Díaz entre líneas metió un bombazo de zurda que se fue por encima del travesaño.

En el complemento el cero debía ser modificado para que esta historia cambiara y fue la paciencia, la técnica de sabiduría que nutrió a Argentino de claridad para esperar alerta su momento y aprovecharlo. Vicario mandó a la cancha a Semenzín en remplazo de Molina, quien no pudo continuar (el experimentado defensor jugó lesionado y pese a ello tuvo una buena labor).

El Pulpo, Franco Ñánez, intentó sorprender con un remate de zurda que no se fue lejos sobre los 7’. A los 12’ Jacobi encontró la repuesta de Garetto en la ejecución de un tiro libre. A los 14’ Márquez se apuró en la definición cuando tenía tiempo para resolver tras recibir una gran habilitación del arquero Morales, y la mandó por arriba. Dos buenas paredes entre Díaz y el Cota Ñáñez terminaron con un sablazo del Lana que salió apenas al lado del ángulo izquierdo. Gonzalo Cortez probó con un remate desviado desde fuera del área (25’) y su hermano Ramiro metió un terrible latigazo que se fue muy cerca (25’).

El partido recién se abriría en el minuto 33’, cuando Layus ingresó al área forcejeando con Ramiro Cortez, y cuando el delantero cayó el juez marcó el penal que desató la furia blanca. Habían quedado dudas con una mano en el área de Playosa en una acción anterior, pero en esta Rivadera cobró, “en todo sentido”. Se le fueron al humo, se comió una apretada, empujó a jugadores para salir del asedio y curiosamente no se animó a mostrar tarjetas, excepto a Aimar que la ligó de arriba cuando la historia estaba sentenciada. Rodrigo Márquez le pegó cruzado, fuerte, a media altura y rompió el marcador de un partido chivo: 1-0.

La atajada del partido fue para Leonardo Morales (40’): Campos metió un cabezazo impecable de pique al suelo que el “1” descolgó del ángulo, a raíz de un centro preciso de Menegotto con rosca. Y en una contra, ya con Gastaldi en la cancha y en el área, el delantero remató fuerte y Garetto le tapó el gol, pero en el rebote Claudio Díaz empujó al vacío la pelota de la clasificación: 2-0.

Ganó Argentino y está bien. Porque aunque el fútbol no hable de merecimientos, y a veces sí de la suerte, el Lobo hizo sus méritos y acompaño a su suerte.

La figura

Franco Ñáñez

Le rinde seguidamente tributo al apodo que lleva (Pulpo). Dueño de la mitad de cancha, sector donde Argentino recupera y comienza a gestar el golpe futbolístico sobre el rival. Jugó, no se guardó nada, metió como pocas veces (siempre con lealtad) y es uno de los cerebros de este Argentino. Garetto (arquero de Playosa) fue responsable de que el encuentro no tuviera una diferencia más amplia.

El árbitro

Cristian Rivadera

Dejó pegar demasiado. Se equivocó en el criterio para sacar tarjetas e incluso hubo situaciones que caminaron por la cornisa y las “gambeteó”. Quedaron dudas en una supuesta mano dentro del área de Playosa y cuando cobró penal también cobró él. No tuvo temperamento para darle vía a los “guapos” que lo increparon feo, prefirió empujarlos y mostrar personalidad más que penar como debía ser, ante la agresión sobre un juez. Flojo.