La adaptación argentina de la aclamada y exitosa comedia francesa fue vista por cerca de 250 personas
Sobre la superficie narrativa que plantea una consigna genérica y hasta pueril, como qué nombre se le puede poner a un primogénito, subyace una serie de lecturas críticas sobre diversos prejuicios e hipocresías que circulan en nuestras sociedades modernas, todavía en la actualidad, con pavorosa naturalidad.
La adaptación argentina de la premiada comedia francesa “Le Prenóm” posiciona el ojo sobre temáticas sensibles a lo políticamente correcto. ¿Se lo puede bautizar a un hijo con un nombre similar al de Hitler? ¿Sería apología del nazismo o la simple elección no debería aludir a preferencias de los padres? ¿Se debería rechazar, con el mismo criterio condenatorio, a José o Joseph (por Stalin) o Benito (por Mussolini)?
Por otro lado: ¿trabajar en el mundo de la moda convierte a esa persona irremediablemente en naif? ¿Quien se considera un intelectual de izquierda puede o no puede conservar un estatus de vida burgués?
¿Vestirse con ropas estrafalarias y ser aficionado a musicales son etiquetas únicamente identitarias de los homosexuales? ¿Quién valora realmente el esfuerzo de una mujer y madre moderna que debe ocuparse de múltiples tareas? ¿Existe, precisamente, la igualdad de derechos?
Mientras la obra se desarrolla, bajo la apariencia de una cena de parejas y amigos en una casa, el espectador se ve interpelado, de un modo un poco más subrepticio, por estos planteos aún a pesar de la concatenación milimétrica de chistes, gags físicos y comentarios ocurrentes. El elenco, que trabaja mediante un sistema de relojería en ingresos y acotaciones, estuvo compuesto por Mercedes Funes, Esteban Prol, Dalia Elnecavé y David Masajnik (quien actuara en “Tango feroz” y “El hijo de la novia”) y Esteban Pérez, quien lleva el hilo narrativo de la pieza. Sus actuaciones fueron impecables.
Juan Ramón Seia