Por el Peregrino Impertinente
La Pampa tiene el ombú “y es para pegarse un tiro en el ojo”, dice un insolente cualquiera, confundiendo al distrito del centro argentino con la región del mismo nombre, y arruinando el verso que queda a la mitad. Por lo demás, algo de razón tiene: la provincia de La Pampa es para rebanarse las venas con una motosierra.
Pero no nos referiremos a aquellos deprimentes menesteres hoy, sino a lo que venía del principio: el ombú. Arbol que es toda una institución en nuestro país, igual que el folclore, el fútbol o las competencias en Facebook para ver quién es más facho, intolerante, racista, prejuicioso, egoísta, misógino, vendepatria y cobarde, “de ninguna manera vamos a permitir que se nos llame cobarde”, lanza un militante del PRO, salvando su honor.
Volviendo al tópico en cuestión, hay que decir que el ombú es un espécimen caracterizado por su gran altura (puede llegar a medir hasta 15 metros) y por su tronco largo, grueso y vigoroso. Si a alguno esta última frase le hace acordar a una persona de piel oscura que se hizo mundialmente conocida gracias al WhatsApp, problema de él.
Llegados a este punto, vale aclarar que, curiosamente, el célebre árbol no es originario de la zona pampeana, sino del nordeste. Con todo, también se lo encuentra en buena parte de Uruguay y en el sur de Brasil. Allí, se jactan de que “Río Grande do Sul dos Bandeirantes Catarinenses da Santa María da Conceicao tein o ombú, e o ombú tein a o Río Grande do Sul dos Bandeirantes Catarinenses da Santa María da Conceicao”, terminando de arruinar un verso que de por sí venía bastante devaluado.