El funcionario judicial hizo una autocrítica del sistema judicial. Por otro lado, aseguró que los internos de la cárcel local se encuentran en buenas condiciones. Y confirmó la autorización del uso del celular en casos puntuales
Escribe Diego Bengoa
De nuestra Redacción
El juez de Ejecución Penal, Arturo Ferreyra, hizo una especie de autocrítica cuando en una entrevista con EL DIARIO sostuvo que el Poder Judicial persigue sólo a los delitos más simples y al “ladrón de gallinas”.
Además, negó superpoblación en la cárcel de Villa María, aunque admitió que se necesitan espacios para las tareas laborales y de recreación. Y comparó la población de la ciudad con la cantidad de personas privadas de la libertad para graficar que quienes cayeron en el delito son pocos.
–Un dato que manejamos indica que en un pabellón (de los inaugurados recientemente) destinado a 40 personas hoy hay 60. ¿Cuál es la situación dentro de la cárcel local?
-El penal cumple con los requisitos básicos que debe tener para el alojamiento de los internos. Tiene una capacidad establecida por el Servicio Penitenciario que ha sido ampliada con la construcción en los últimos cuatro años de más pabellones. No es la mismo institución de hace 40 años, ha sido ampliada y entonces hay más internos que décadas atrás.
Ninguno carece de colchón y de cama. Todos los tienen. Sí es cierto que en celdas donde antes había una persona ahora hay dos o en celdas que son más amplias, de tres o cuatro personas, ahora hay cinco o seis, pero en general todo el establecimiento está dentro del margen de respeto de los derechos humanos.
–¿Descarta una superpoblación?
-Ocurre que el edificio se amplió, hay cuatro pabellones nuevos. Sí tenemos necesidad de más espacio físico para tareas de carpintería y otras labores, para recreación, para un campo deportivo. Se está viendo para ver cómo se hace.
–Por estas circunstancias ¿recibió inquietudes o planteos de quienes están alojados en el penal?
-No, no. En general no, porque las necesidades básicas están cubiertas, tienen buena comida, reciben los enseres, tienen su cama y su colchón y tratamos de que haya contención, que la persona se asiente, porque si vienen a este establecimiento es porque tienen la familia cerca y la idea es que no se alejen de ella.
–¿Cuál es la población actual de esta unidad penitenciaria?
-Según el último informe, tenemos 750 internos. Es mucho.
–¿Cómo se pueden comunicar con el exterior? ¿Está autorizado el uso del teléfono celular?
-Cada pabellón tiene instalado un teléfono público, al que se accede con monedas. Además en los pabellones de muy buena conducta se está haciendo una experiencia piloto en la que a los presos de excelente conducta se les permite el uso del celular.
–Recientemente se conocieron datos oficiales que indican que el 90% de quienes están privados de la libertad no terminaron sus estudios secundarios. ¿Lo observa desde su lugar?
-En general, lamentablemente, las personas privadas de la libertad tienen bastantes carencias, necesitan formación y no tienen los estudios básicos terminados.
–En la presentación de la Agencia de Acceso Territorial a la Justicia, el fiscal Enrique Senestrari habló del círculo del delito, de personas que caen una y otra vez en la misma situación. ¿Lo ve?
-Como principio general hay que rescatar que la mayoría de la gente humilde es honesta, la mayoría se conforma con lo que tiene y se esfuerza para tener más de manera honesta. Si no fuera así, nosotros que tenemos más que ellos no podríamos vivir porque son muchas más las personas carenciadas que las que no. Sí es cierto que tenemos dentro de ese grupo algún pequeño sector que no respeta la propiedad ajena. Pero hay algo que es gráfico: en una ciudad con 80 mil habitantes, existe una cárcel con 800 internos de toda la región. Es decir, los inadaptados son muy pocos. A ellos hay que contenerlos, enseñarles, porque en definitiva es mejor ser pobre pero libre.
–Lo que usted describe no contradice el hecho de que las cárceles están cubiertas de personas en situación de pobreza, y no de ricos y poderosos. ¿Por qué no se persigue a los ricos?
-Por distintos motivos, el Poder Judicial persigue los delitos más simples, que son cometidos por la gente más simple.
Los sectores que tienen más información cometen hechos más difíciles de dilucidar. Por ejemplo hoy se dan muchos delitos informáticos, llevados adelante por vecinos que tiene gran conocimiento. Y uno ve que casi no hay cibernéticos presos, y que casi no se investigan porque es muy difícil. El problema es nuestro, del Poder Judicial, que va por la más fácil, persigue al ladrón de gallinas porque es mucho más fácil que perseguir a un defraudador cibernético.
–¿Y esto va a cambiar?
-Ojalá.
Sólo el 8% de quienes están en las cárceles cordobesas terminó el secundario
En base a un informe del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, el Observatorio Integral de la Región (OIR) indicó que sólo el 8% de los internos en cárceles cordobesas terminó sus estudios de Nivel Medio.
De acuerdo a los datos, un 48% de la población carcelaria tiene el primario completo, el 4% no tiene ningún tipo de formación y el 19% no finalizó la primaria. En la otra punta, un 2% alcanzó el Nivel Terciario o Universitario.
Estos números parecen confirmar lo que indica el juez Ferreyra en esta nota, cuando hace alusión a que la Justicia persigue los delitos más simples, cometidos por “las personas más simples”, en referencia a quienes no tienen una adecuada formación o estudios.
Por otro lado, hay que consignar que según el informe oficial de la Nación, desde el año 2013 no hay sobrepoblación en la cárcel villamariense. Algunas fuentes dicen lo opuesto.