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“El rap, poderosa arma de expresión”

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“El rap, poderosa arma de expresión”
“El rap, poderosa arma de expresión”

Cada vez más chicos comienzan a practicar “freestyle” y participan de las “batallas de gallos” que se realizan desde hace unos meses. El género comienza a popularizarse en la ciudad quedando expuesta la voluntad de los jóvenes de ser una generación distinta, desterrando la idea de que son apáticos

Federico Dequino, Carlos Fonseca y un amigo contaron su pasión por el rap
Federico Dequino, Carlos Fonseca y un amigo contaron su pasión por el rap

Trabaja, plasma las palabras, hazlas balas, atrapa ráfagas, sal, machaca cada sala, ladra hasta rasgar la garganta” reza la canción “Efectos vocales” del rapero español Nach, que marcó en Carlos Fonseca un antes y un después: “Te das cuenta que el rap no es llenar de insultos. Es una cuestión de inteligencia lo que vi en esa canción”.

El movimiento se expande en las plazas y las calles de todo el país y Villa María no es la excepción. Carlos Fonseca, Federico Dequino y Facundo Muñoz, tres adolescentes de 16 años, comenzaron a organizar en la ciudad las “batallas de gallos”, competencia de “freestyle”, de improvisación, entre participantes.

 

Duelos de ingenio

Una batalla de freestyle se da entre dos raperos y el ganador de cada una va pasando a octavos, cuartos, hasta el que al final solo uno se consagra ganador. “Hay tres jurados que van determinando quien va ganando cada batalla. Es gente que sabe de esto y entre los dos participantes, eligen al que estuvo mejor. Puede haber lo que se llama una ‘réplica’, que es cuando se vuelve a rapear porque hubo un empate”, contó Fede Dequino a EL DIARIO.

Las batallas son duelos de ingenio, rapidez mental, suspicacia, un gran manejo del lenguaje y temple de acero. Hay que aprender a responder instantáneamente las agresiones del rival durante el duelo y saber soportarlas. Son rounds de improvisación de 40 segundos o un minuto, donde nada está preparado de antemano.

Pese a que son competencias “acá nadie se burla de vos”: “Si alguien se pone nervioso y se traba, todos lo aplaudimos y se sigue, nadie se burla”, expresó Carlos. “Todos piensan que el freestyle es insultarse y droga, pero entre nosotros hay mucho respeto”, agregó Fede. En las batallas hay poesía callejera, los participantes se consuelan entre ellos. Todos quieren ganar, pero se felicitan cuando es el otro quien obtiene la victoria.

Según los chicos, es todo cuestión de práctica: “A veces te da nervios, pero hay que animarse. La idea es que todos prueben, que se animen”.

“Es nuestra forma de expresarnos. Hay músicas que son vacías, que son puro ritmo y el rap es letra, más sentimiento”, manifestó Carlos.

Normalmente son 16 los que participan, pero en la última fecha ya se anotaron 20: “Organizamos todo nosotros, a través de redes sociales convocamos a la gente. La fecha pasada trajimos a dos freestylers de Buenos Aires, que son muy conocidos nacional e internacionalmente. Uno se llama Ecko y el otro Nacho”, explicó Fede, demostrándose así el crecimiento que está teniendo el fenómeno en la ciudad.

Las competencias se dan sábado de por medio a las 18 en el Teatrino del Subnivel. La próxima será el 26 de este mes. “Queremos hacer esto cada vez más grande, que vaya creciendo, no estancarnos”, expresaron.

 

Chicos autores

Koko Cabrera dicta los talleres de rap en barrios de la ciudad
Koko Cabrera dicta los talleres de rap en barrios de la ciudad

Además de batallar, los chicos también escriben sus propios temas. “El primer tema que yo escribí hablaba de lo que era la sociedad y ahora estoy sacando una que tiene que ver con todo: con la sociedad, la cultura, mis amigos, como veo yo todo eso. Es un poco crítica la letra, porque el rap en realidad es manifestación”, explicó Fede.

Carlos y Fede hicieron una demostración de sus habilidades. Mientras Carlos hace las bases de beatbox (hacer sonidos de batería con la boca) Fede improvisa rimas que dieron cuenta de su amplio vocabulario: “Leo y escucho mucho. En el colegio, por ejemplo, cuando tenemos que leer un libro le presto mucha atención a las palabras que no conozco y me fijo el significado. Así voy aprendiendo”.

Carlos dice que es cuestión de práctica, “de a poco te va saliendo”, pero tenés que entrenar mucho y enriquecer tu vocabulario.

 

Otras miradas del mismo fenómeno

Manuel “Koko” Cabrera conversó con EL DIARIO y expresó lo importante que es el rap para poder expresarse: «Se puede usar el estilo como herramienta. Cuando lo descubrí vi que proponían otro estilo de vida, otra forma de ver el mundo o de incluso de hacerlo mejor. La intención era cambiar para mejor, no solo cambiar”.

Koko empezó a escribir sus propias canciones de rap hace más de 8 años: “Los primeros temas nunca los grabé en el disco porque eran medio agresivos, con muchas malas palabras. Después empecé a escribir de una forma más consciente, con más amor”. Su primer disco se llama «3771 palabras» y se puede descargar gratis en www.basuradiscos.com.ar.

Si bien empezó en la música desde muy chico, fue después de los 20 que empezó a meterse en el mundo del rap: “Me gusto siempre pero me parecía un estilo muy difícil de hacer. Cuando conocí al rapero español Tote King, me inspiró mucho. Yo conocía el estereotipo del rapero yankee, con sus joyas, armas y no me gustaba, no me sentía para nada identificado, solo me gustaba musicalmente. En cambio este rapero hablaba de la sociedad, de cómo cambiar, de ser mejores personas”.

 

Devolver lo aprendido

Desde hace dos años, Koko brinda talleres de rap en distintos barrios de la ciudad: “Estoy enseñando todo lo que a mí me costó mucho tiempo aprender, justamente porque no era muy masivo y no tenía quien me enseñe como se rapeaba”.

Actualmente los talleres los brinda en los barrios Roque Sáenz Peña, Nicolás Avellaneda, Botta y en el Centro: “Los chicos que vienen tienen desde 7 años hasta los 30, por lo general arrancan muy chiquitos”, contó. “En el taller hay chicos que escriben todos los días en sus casas y después me muestran sus bases y quieren grabar los temas y después están los que eligen solo escribir esa hora de taller, como algo recreativo. Es muy gratificante”, expresó el rapero.

El movimiento está en auge en este momento, creciendo tanto en el país como en el mundo, cada vez más chicos se animan a jugar con las palabras, a probar las rimas.

“Los chicos siempre tienen algo que decir y lo que se trata en el taller es de trabajar con rimas y dentro de una estructura, para que eso lo puedan rapear. Uno por ahí piensa ‘che que cantidad de palabras que sabes, que vocabulario amplio’. Veo que hay mucho para contar y que realmente sirve como herramienta. El rap siempre invita a pensar”, manifiesta Koko sobre lo que ve a diario en los talleres.

Para el músico, todos tendríamos que tener el derecho y el coraje para decidir hacer lo que nos gusta de verdad, “creo que es la forma más cercana de ser feliz”. “Todos somos potenciales artistas distraídos con otras cosas”, agregó.

 

Derribar murallas

Dar los talleres no sólo fue enseñar lo que sabía sino que fue todo un aprendizaje para él mismo: “Fue un locura, me di cuenta que me quejaba de muchas cosas y que en realidad mi vida era hermosa. Una cosa es pensar o saber que pasan cosas en la ciudad y otra cosa es verlas, sentirlas, hablarlas y estar. Me enseñaron muchas cosas los chicos”.

Koko admite que existe una muralla entre los barrios y el centro: “Hay prejuicios de ambos lados, ese muro invisible son ladrillos que se ponen de las dos partes, que no permite que puedan coexistir y menos unirse”.

Lo más importante del arte y del rap es que trasciende eso, lo rompe.

“Un chico de un barrio, que se viste como le gusta, no puede ir al centro porque sufre el acoso policial, es mal visto por las mismas personas. Pero cuando ese chico tiene algo para decir y lo dice rapeando, esa mirada se convierte en otra cosa, se rompe algo y se lo empieza a sentir más humanamente. Por ejemplo, lo que pasó con el chico de la ciudad que escribió el rap sobre violencia de género. Hay chicos que han escrito sobre la dictadura. Creo que han logrado dividir realmente a la sociedad en clases sociales de tal forma que llegan a la enemistad, recelo de ambas partes. Pero el rap es un arma muy poderosa, que usada con conciencia, puede generar cambios gigantescos”, expresó.

 

El poder de la palabra

El rap da la posibilidad que, de repente, haya un montón de personas que están escuchando lo que vos tenés para decir: “Por eso hay que ver como usamos ese poder. Podemos hablar de cómo matan a nuestras mujeres, como está la sociedad, como nos odiamos, hay mucho odio entre nosotros, como nos cuesta mirarnos a los ojos. Se quieren rescatar muchos valores, manifestarse de manera sana, pinchar el globo, mostrar lo que está pasando”.

“Hago freestyle pero no frecuento las batallas porque no necesito medirme con nadie, tengo una competencia solo conmigo mismo, pero me gusta mucho que los pibes estén rapeando, buscando rimas, los banco a todos. Me parece rebien que cada uno haga su camino. Soy un pájaro viejo que se siente orgulloso de los pichones nuevos”, finalizó Koko.