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El seductor de las cinco décadas

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El seductor de las cinco décadas
Interpretó clásicos como “Desnuda”, “Dime que no”, “Me enseñaste” y “Señora de las cuatro décadas”, junto a hits más nuevos (fotos Roberto Zayas)

El destacado artista  no sólo repasó parte de su último álbum, sino que desandó por una buena cantidad de éxitos  ante unos nueve mil asistentes que apreciaron una puesta escenográfica de lujo 

Interpretó clásicos como “Desnuda”, “Dime que no”, “Me enseñaste” y “Señora de las cuatro décadas”, junto a hits más nuevos (fotos Roberto Zayas)
Interpretó clásicos como “Desnuda”, “Dime que no”, “Me enseñaste” y “Señora de las cuatro décadas”, junto a hits más nuevos (fotos Roberto Zayas)

El runrún de un locomotora se escuchaba a lo lejos, como jadeando vías a su paso.

Se acercaba el inicio de “El Viaje”, estación Villa María. Precisamente, en la “hija del riel”, el cantante guatemalteco Ricardo Arjona eligió brindar el segundo show de la etapa argentina de su gira.

A las 21.18 comenzó a sonar en el escenario del “Anfi”, una superbanda compuesta por dos baterías, dos teclados, guitarras, un saxo, un violinista y una coreuta, mientras que en las gigantescas pantallas de fondo se ilustraban diversas escenografías que se emparentaban con las valijas distribuidas por los rincones.

El primer tema, “La luna en bicicleta”, forma parte del álbum que hace honor al tour. En tal sintonía, el artista de 51 años emergió de una plataforma en medio de la puesta pedaleando un aparatoso módulo de dos ruedas, munido de bocinas y parlantes.

Acto seguido inició una seguidilla de clásicos de su repertorio mientras deambulaba de lado a lado del escenario, bien cerquita de sus fans. “El problema”, “Acompáñame a estar solo” y el medley de “Dime que no” y “Cuándo” provocaron las primeras ovaciones.

 

P47-f2 arjonaDe besos, celulares y pecados

Llegaría el cordial saludo de bienvenida, con la correspondiente promesa de retribuir “el presupuesto” invertido en las entradas. El cantautor también recordó actuaciones pasadas, pero con la plaza destechada y en noches lluviosas.

Al dialogar con el público, pidió que -ante la contaminación tecnológica de celulares y redes sociales- al menos los besos se den personalmente. Aprovechó para cantar aquello del “Qué hace el sexo en Internet” en el tema “Sin ti sin mí”, el cual luego sería adherido a “Desnuda”.

En las pantallas aparecería el videoclip de “Piel pecado”, protagonizado por Jésica Cirio, como prólogo a una particular teoría esgrimida por Arjona sobre la vinculación de la vigencia de una pareja con la distancia física entre los enamorados. “A mayor distancia, mayor es el tiempo de la pareja”, esgrimió.

Por si quedaban dudas, plasmó una demostración en vivo con su coreuta mientras interpretaban a dúo y sentados en un banco, “Cavernícolas”, de su último disco. Cabe mencionar que, aunque la predominancia femenina era notable, muchos novios y esposos acompañaron y corearon sin ningún prurito.

El concierto iba incrementando la temperatura mientras llegaban los hits: “Historia de taxi” (adornado con un súper deportivo de negro y amarillo y finalizado con un set bien salsero), “Señora de las cuatro décadas” (recreada especialmente para Flavia, una fan de San Marcos Sud que fuera elegida entre la audiencia por el artista para subir a escena), y “Si el norte fuera el sur”, uno de los temas de mayor contenido político de su viejo cancionero.

Despedida con un bloque “a la carta”

El tramo final comprendió una montaña rusa de ofrendas emocionales.

Arremetió primero con “El amor” (una declaración desencantada del sentimiento sublime), prosiguió con “Te conozco” (exquisita radiografía de la mujer que se fue, coreada de punta a punta por las fans) y “Tarde (sin daños a terceros)”, interpretada sólo con guitarra y piano, para luego descansar los ánimos con su himno más fresco, y nutrido de principios nobles, llamado “Lo poco que tengo”.

Prosiguieron “Te quiero” y “Apnea”, de su reciente placa, recreada por Arjona en teclados, antes del estallido previo a los bises causado por “Fuiste tú”, ornamentado con una cama de alcoba que servía de postal para el dueto con la coreuta.

Tras la falsa despedida, añadió un pasaje de bloque acústico “a la carta”, supuestamente a pedido de la audiencia (aunque las suele hacer dentro de esta gira), como “Canciones que dejé”, “Me enseñaste”, el nuevo “Soldado raso” y “Tu reputación”.

Por último llegarían -para redondear dos horas intensas de concierto- “Minutos” y finalmente “Mujeres”, obra dedicada esencialmente a sus musas y fieles seguidoras.

Juan Ramón Seia