La taquilla previa está dejando conforme a la gente del Teatro Verdi, en el desafío de abrir la sala en pleno enero para una puesta teatral.
El interés por ver a los legendarios actores Marta González y Arnaldo André con su “Intimidad indecente” se trasuntó ya en más de un centenar y medio de localidades vendidas.
A las 22 subirán a escena André (a la vez director de la pieza) y González, con la obra que fuera montada en la misma sala en junio de 2014. El texto pertenece a la brasileña Lelilah Assumpçáo, el cual fue traducido y adaptado por María Antonieta Eyras.
La obra, se ha escrito, “es una comedia delicada e inteligente que transita los últimos 40 años de una pareja. Terceros en discordia, reproches, familia y el paso del tiempo son los tópicos que desarrollan Mariano y Roberta a través de sus profundas charlas y reflexiones exquisitas. El tiempo, la soledad y el amor con humor”.
“Tiene una trama maravillosa y un guión que se deja llevar. Sin dudas, el mismísimo André como director ha logrado hacernos pasar por una catarata de sentimientos: la tristeza, la angustia, la alegría, la mentira y el humor. La ambientación es sencilla, pero eficaz, transcurre en el living y el comedor de la casa, y es allí donde los actores encarnan con gran nivel un conflicto de alta intensidad”.
“El amor que ha unido a esta pareja se ve deteriorado por la rutina. Mariano confiesa su affaire con una amiga de su hija, 30 años menor. Lo que lleva a Roberta a echarlo de su casa. Dejan de convivir, pero no de amarse. El sigue frecuentando la casa de ella y así van poniéndose “al día” de lo que cada uno hace con su vida. Así, transcurren años. Siempre, entre ellos, el tono de humor dice presente”.
El peso de la veteranía
“El paso del tiempo merece destacarse. Las actuaciones son soberbias desde el inicio. Pero los cambios de edad compuestos por Marta González y Arnaldo André son magníficos. Ella logra ser una abuelita dulce, donde su boca, el temblequeo de la pierna, los movimientos de sus manos, sus olvidos, hacen que ese rol salga a la perfección. El, por su parte, también logra un “viejito” que camina lento, arrastra sus pies y posiciona la boca como tal”.
“Es un inteligente recurso que haya momentos de confesión hacia el público, convertidos en graciosos monólogos. El final es poesía pura. Visualmente emocionante y fuerte al mismo tiempo. Podría decirse que es el remate perfecto para cerrar esta historia. “Intimidad indecente” brinda al espectador una experiencia adulta y realista. Es una obra magnífica en su honestidad acerca de la vejez. Es una obra que, sin dudas, toca de cerca al espectador y lo hace reflexionar sobre el amor y la existencia humana”.