Intento imaginar que pasa por la cabeza del varón cuando va a matar a un cuerpo designado mujer. Relacionando las letras de canciones sumamente románticas y comerciales, sólo puedo pensar que esta subjetividad producto de su cultura, habla por ella y actúa por ella. No son individuos matando individuas, es la cultura la que nos mata. Lo dice De Beauvoir en su indispensable libro, el segundo sexo: la cultura nos aniquila.
No se me ocurre otra explicación, ya que escucho reiterada veces en las letras de las canciones, afirmaciones donde el varón sufre por el amor de una mujer, donde le reclama, donde le impone, donde la posee. Y es que hay un objetivo de reproducir una clase de Amor, el amor romántico, aquel que parece una adicción y no una construcción vincular donde personas intercambian recíprocamente lo que deseen, momentos, afectaciones, placeres, aprendizajes, etcétera. El amor que nos trasmite la producción cultural, se vuelve enfermizo y esclavizante, tanto para un genero como para el otro. Y nos preguntamos cómo es que reincide tantas veces la mujer golpeada, como es que lo perdona a él, que tan mal la trata y tanto daño lo hace. Pero volvamos al femicida. Cuando no soporta la vida de la mujer, porque no es que no soporta su libertad, o su nueva pareja, o lo que sea, no soporta que VIVA… y la mata. ¿Qué pasa por sus emociones en el momento que comete el acto? ¿Qué pasa por su cuerpo, cuando decide ir a buscarla? Ellos, hijos de su cultura. Nosotras, sus perros.
Pero aquí estamos algunas, cada día marginándonos más y uniéndonos en las afueras para fortalecernos y para librarnos un poquito de las cadenas que nos machacan. Desde pequeñas no se nos dejará gritar. Desde pequeña nos alejan de vaya a saber que hay dentro de una. Cuanta libertad por descubrir pero que la cultura y sus producciones se empeñan por ocultar. Nos quieren sumisas y obedientes. Si te sales de la regla, toda una sociedad hipócrita y enceguecida de discursos hegemónicos se encargará de señalarte. Cada Policía interno que lleva cada sujeto sujetado a la normatividad, te vigilará y te expondrá. Y tu vida, tu nueva vida, se transforma en una muestra de disidencias, un ejemplo claro y material de que otras formas de vida son posibles. Tu cuerpo, ahora ya no es tu prisión sino un arma de guerra, herramienta de lucha, espacio a descolonizar.
¿Es problema de la mujer correr el riesgo a ser violadas? Pero ¿qué les pasa a ustedes hombres, varones, machos? Pueden pensar por un segundo, ¿qué les pasa que no pueden dejar de violarnos? Quien ha de ser construido como varón ¿puede cuestionarse su masculinidad?
Podemos como sociedad, ¿preguntarnos qué función social cumple la violación?
Mujer, cada día podemos ser más fuertes, cada día podemos ser más las que descubran otras maneras de amar y ser amadas. Atrévete a salirte de lo conocido, de la regla, de la norma. Encuentra espacios donde ya otras han transitado el camino de la liberación, y si no lo encuentras, constrúyelo. Te aseguro que muchas se sumarán en el camino. Por experiencia política y corporal, podemos decirte que somos varias las que hemos estado donde estas vos ahora, hemos sido presas del amor, hemos sufrido por un varón, en una relación heterosexual y monógama (normal), hemos sido buenas y obedientes, hemos dejado todo por ellos, los hemos cuidado, los hemos perdonado incansablemente, porque pensamos que así era el amor, igual a sufrir. Sin embargo, mujeres de la historia han llegado a nuestras vidas, hemos escuchado sus voces y leído sus palabras, y aunque la libertad no es lugar al que llegar, no pararemos de caminar por ella, ella es nuestro camino y nuestro fin. Y que alegría cuando una se suma a nuestros rumbos, y juntas construimos nuevas maneras. Porque no existe la tierra utópica donde reinara la paz, estamos lejos de ella, como cerca estamos de salir de la dependencia emocional si así lo queremos.
El patriarcado ha hecho de nosotras unos seres infantiles y débiles. Su arma mas poderosa: el amor. Por eso, únete, sal, hermandate. La soledad nos vuelve débiles si intentamos escapar de ella a través de una relación amorosa. Pero puede convertirse en nuestra gran aliada si la enfrentamos y aprendemos a amarnos a nosotras mismas. Nadie dice que sea fácil, pero es urgente que cuestionemos nuestras emociones, que como todo, son construidas desde la cultura. La cultura que nos aniquila a través de sus hijos varones, a través de sus publicidades exigentes, de sus escuelas de genero, de su adiestramiento estético, desde su producción y reproducción de patrones de conductas nocivos. Tus deseos pueden ser tus peores enemigos. “Si deseamos lo que nos destruye, nunca tendremos poder”. Cuídate mujer, ámate.
Comencemos a darnos cuenta que un femicidio tras otro no es casualidad, no aislemos los casos atribuyendo que algo tenía que ver la mujer en cada situación. Démonos cuenta que en cada acto cotidiano, estamos a merced de la reproducción de costumbres culturales, las cuales no nos favorecen para nada en nuestra búsqueda de libertad e independencia. Sepamos que existe un Poder al que le conviene de que seamos seres infelices, ya que a mayor angustia, mejor dominación. Al poder actual, que podría manifestarse a través del mercado, le interesa tu consumición constante, desmedida e inconsciente. Mentes dóciles, cuerpos débiles, gente zombi.
Quien se oponga a nuestra lucha no puede ser otra cosa que un normado/a, alguien que no siente en sus pies el cansancio de su opresión. Ni en sus hombros el peso de los mandatos sociales, poco racionales, que cumplen su función de reproducción. Quizá no nos entienda y nos juzgue, quizás aun no se dio cuenta que estamos del mismo lado, sea la razón que sea, aquí estaremos esperando, a brazos abiertos, para continuar juntas por el camino libertario de los vínculos sanos y las relaciones empoderantes.
Guadalupe Rodas
DNI 39.301.270
PD: los grafitis son uno de los pocos medios que tenemos para ser escuchadas, por favor, no acallen nuestro grito ni juzguen sin entender que son pocas nuestras armas para llegar a tus oídos.