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El empate de los errores

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El empate de los errores
Jonathan Coria cuida la pelota ante el asedio de Unión. San Lorenzo no pudo tener claridad en el medio para generar juego

Unión se equivocó en las definiciones y el árbitro Walter Ramos falló en obviar un claro penal a su favor en tiempo de descuento. San Lorenzo tuvo sus problemas, aunque contó con Samy Suárez. En cancha de River el 1-1 no sirvió demasiado

Jonathan Coria cuida la pelota ante el asedio de Unión. San Lorenzo no pudo tener claridad en el medio para generar juego
Jonathan Coria cuida la pelota ante el asedio de Unión. San Lorenzo no pudo tener claridad en el medio para generar juego

Escribe: Juan Manuel Gorno

En el partido donde nadie podía equivocarse hubo errores que se multiplicaron y nadie salió feliz del “Pozo” de barrio Almirante Brown.

Cuando la tarde se moría en la tradicional cancha de River, una falla grosera del árbitro Walter Ramos, que no cobró un claro penal que le cometieron al defensor Ezequiel Gaido, le impidió a Unión Central tener la última posibilidad de ganarle a San Lorenzo de Las Perdices para quedar segundo en la Zona Sur.

Esa jugada crucial, que dejó mal parado a un árbitro sin problemas hasta allí, empañó el 1 a 1 final entre los dos equipos, por lo que significaba la chance y por el momento: corrían 47 minutos del segundo tiempo.

Sin embargo, así como se equivocó Ramos en esa acción, también lo hizo Unión en la definición durante todo el partido, más allá de la gran actuación del arquero Samy Suárez, que siempre le otorga el plus de seguridad que por momentos parece perder el elenco perdiceño en materia defensiva.

Contabilizando situaciones de gol, Unión terminó mejor y hasta se podría decir que mereció convertir uno más y que, es cierto, tal vez pudo ser en ese penal no cobrado. Pero los merecimientos no siempre sostienen la eficacia en el fútbol. Y Unión se equivocó de arranque.

Apenas salieron desde el medio, en el inicio del partido, los locales dejaron mano a mano a Elián Geramías, con un pelotazo largo y un error de Juan Medina en el cálculo para sacarla de cabeza. Sin embargo, Geremías la tiró afuera, increíblemente.

A pesar de la chance dilapidada, Unión ejerció supremacía en el mediocampo para jugar más cerca del arco contrario, con la prestancia de Rodrigo Solís y la personalidad de Diego Pedernera, hasta que San Lorenzo emparejó el trámite sobre los 15 minutos de juego.

La movilidad de Alvaro Nieva y Jonathan Coria surtieron efecto y el equipo de Heraldo Perenno trató de demostrar que buscaba los tres puntos de la clasificación. No obstante, cuando se adelantó en el terreno, casi sufrió un gol de contragolpe de Pablo Torres, que escapó por derecha -habilitado por Rodrigo Solís- y le pegó apenas elevado.

Curiosamente, el equipo perdiceño lastimó con un saque desde arco: el pelotazo muy largo complicó a Ezequiel Porta (molesto por el sol de frente), quien sólo alcanzó a rozar la pelota de cabeza mientras Bolatti captaba el regalo. Y el delantero, rápido en el mano a mano, se metió al área, sacó el remate con derecha para definir al palo más lejano y festejó el 1-0.

Unión quedó “caliente” y hasta lo demostró en el entretiempo, con jugadores peleándose verbalmente con sus colegas antes de ingresar a los vestuarios.

 

Equivocados

Los errores no quedaron allí. En el inicio del segundo tiempo, al minuto, Daniel Vaglio se perdió un gol cara a cara con Suárez. Y dos minutos más tarde, tras una jugada extraordinaria de Rodrigo Solís, Brian Guerrero también se lo perdió con remate débil, entrando por derecha.

Cuando vio que los problemas se hacían carne y que podían sufrir, San Lorenzo se fue acurrucando sobre el salvador Samy.

Es cierto que de contragolpe, el equipo perdiceño escribió situaciones que no pudo convertir. De hecho, Alvaro Nieva la tuvo un par de veces y también Jonathan Coria, que perdió ante una tapada del arquero López.

No obstante, Unión quiso tomar esos riesgos para ir al frente, ya que la derrota lo dejaba afuera de todo.

En ese contexto, mientras Perenno sacaba un delantero (Jonathan Silva) por un volante (Gabriel Fernández), buscando recuperar la pelota, Marcelo Zuccotti apelaba a los hombres de ofensiva que tenía en el banco para desbordar por todos lados.

En esos cambios, el ingreso de Maximiliano Bustos fue importante porque el joven complicó por afuera y hasta metió un centro, a los 27’, que nadie supo captar en el área chica. En lo demás, hubo méritos de Samy Suárez para tapar disparos peligrosos, sobre todo uno violento de Torres.

De todas maneras, el segundo cambio que hizo Zuccotti fue más fructífero, ya que Franco Santoni -remplazó al defensor Marcos Fernández- marcó el gol del empate, a los 37 minutos, cuando capitalizó en el área chica un cabezazo de Pedernera, después de un tiro de esquina pasado.

Ese gol del 1 a 1 dejó confundido a San Lorenzo porque si bien generó una situación con Bolatti y otra con Nieva, ambas de contragolpe, debió defenderse más de la cuenta ante la embestida que intentó hacer Unión, soñando con un triunfo épico.

El “Aurinegro” fue con todo, sobre todo con la soltura de Rodrigo Solís y la desfachatez de Torres y Bustos, más las guapeadas de Gaido.

Lo pudo ganar con un cabezazo de Gaido, de pique al suelo, que encontró un manotazo formidable de Suárez. Pero se quedó con la bronca por aquello del penal no cobrado en el que el citado Gaido, tras un tiro de Torres que Suárez tapó dando rebote, cayó frente al propio arquero, embestido desde atrás por un defensor.

“¡Qué injusticia, loco!”, gritaba el capitán de Unión al término del partido. La sumatoria de errores ya había sentenciado el empate.

 

La figura:

SAMY SUAREZ: Entre tantos errores cometidos, el único que más acertó fue el arquero de San Lorenzo, tapando pelotas importantes. En Unión los mejores fueron Rodrigo Solís y Pablo Torres, uno para distribuir y el otro para desnivelar a toda la defensa rival.

 

El árbitro:

WALTER RAMOS: No cobrar el penal del final arruinó su labor que, hasta allí, era positiva. Tampoco lo ayudaron sus asistentes, uno de los cuales obvió una agresión de Elián Geremías a Gabriel Fernández, con el juego detenido