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En la Fazenda se internarán 60 varones para poder recuperarse de las adicciones

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En la Fazenda se internarán 60 varones para poder recuperarse de las adicciones
Para hacer consultas sobre la Fazenda, hay que concurrir al Obispado, a las parroquias o a la reunión de los miércoles al lado de la Catedral. Ayer presentaron la propuesta

Se inaugurará el 19 de agosto, con foco en tres pilares. Los chicos trabajarán en el lugar generando diversos productos, que sus familias comercializarán, aportando así su cuota para la recuperación

Para hacer consultas sobre la Fazenda, hay que concurrir al Obispado, a las parroquias o a la reunión de los miércoles al lado de la Catedral. Ayer presentaron la propuesta

Desde agosto, la Diócesis de Villa María tendrá la Fazenda de la Esperanza, una asociación de fieles reconocida por la Iglesia Católica que se dedica esencialmente a la “recuperación de jóvenes químico dependientes”.

Los detalles fueron dados a conocer ayer en el Obispado local. La sede funcionará en el Hogar Agrícola de la zona rural de Morrison, a instancias de un acuerdo firmado hace dos semanas con el Obispado de Deán Funes.

En conferencia de prensa estuvieron Pedro, de Brasil, Luciano, de Uruguay y Mario, de Paraguay, entre otras personas integrantes del GEV, el Grupo de Esperanza de Vida que brinda contención a quienes salen de la Fazenda, que en el caso zonal será solo para varones. La presentación fue encabezada por el sacerdote Fernando Malpiedi.

“Este es un aporte a la sociedad para atender la problemática de chicos que tienen diferentes problemas con las adicciones”, explicó Mario, quien precisó que el lugar podrá albergar al menos a 60 chicos.

Dijo que en esa sede se “internarán” varones desde los 15 años y la tarea se asentará sobre tres pilares: trabajo diario, convivencia y espiritualidad. “Esa es la metodología para un proceso de recuperación”, indicó.

En ese ámbito, las personas realizarán diversas actividades como panadería, huerta, artesanía, cocina, jardinería y vínculo con los animales.

La internación durará un año.

“Hay un GEV en este Obispado que trabaja con las familias de los chicos, por lo que las personas pueden acercarse para tomar contacto”, explicó.

Mario contó que fueron 14 las personas que ya atravesaron esta experiencia, por lo que “ahora estamos viviendo este nuevo estilo de vida y queremos aportar lo que es cada uno de nosotros”.

Precisó que durante un mes estarán en Villa María difundiendo esta obra y trabajando en el predio de Morrison cedido por el Obispado, “pintando y arreglando todo para que el 19 de agosto se inaugure y quede funcionando”.

Cuando se le consultó sobre si esta internación tendrá costo, dijo que no será gratuito y explicó la metodología que emplean: “Los chicos trabajan y el lugar se autoabastece con el trabajo de ellos. Producen alfajores, maicenas, tartas, escabeches de pollo, berenjenas, hacen rosarios, pulseras”, especificó.

“Eso suma un valor de 5 mil pesos a través de elementos que se le entregan a la familia, la que se responsabiliza por vender los productos, lo que implica que la familia ponga su cuota para la recuperación”, añadió.

Para consultas: concurrir al GEV en el Obispado o en cada parroquia, según precisó el cura Malpiedi.

 

Una alternativa libre de medicación

En el encuentro con los medios en el Obispado estuvo presente Susana, mamá de Juan Manuel, quien se recuperó de su problemática de adicciones tras estar en la Fazenda de Salta.

“Hoy Manuel tiene un proyecto de vida, con su familia, un trabajo estable”, remarcó y dijo que se hizo hincapié en la espiritualidad, apuntando que ese “es el pilar fundamental por el cual actualmente está sobrio”.

“Hicimos muchos tratamientos previamente y el de la Fazenda nos devolvió la vida”, aseguró.

Además advirtió que es fundamental el acompañamiento familiar, porque “si ellos salen de la internación y la familia sigue igual que antes no va a dar resultado”.

Ante preguntas de EL DIARIO, aclaró que los tratamientos previos no le sirvieron a Juan “pero sí a otros” y subrayó que el de la Fazenda “es libre de medicación”. “Mi hijo había estado antes en dos neuropsiquiátricos”, confesó.

En tanto, Mario recalcó que “no es la droga el problema, sino algo mucho más profundo”.

GEV: el grupo se encuentra los miércoles a las 20 en el espacio colindante a la iglesia Catedral.