El cantante español interpretó sus grandes hits en una hora y media de show intenso y vibrante, aunque no regaló bises. No actuaron Wisin ni el grupo telonero
La primera postal de la velada se registró a varias cuadras del “coloso de cemento”, cuando la extensa cola de ingreso llegaba hasta la confitería Jet Set, mezclándose con paseantes, termos y reposeras, en uno de los primeros domingos calurosos de la temporada. Cabe decir que varios de los asistentes, que aguardaban para entrar a tribunas, luego serían pasados directamente a plateas.
La segunda postal, más inusual, se evidenció ya sobre el escenario del Anfi, cuando los integrantes del grupo Mariachi (contratado como telonero), inspeccionaron el lugar ataviados con sombreros mexicanos, pero nunca lograron actuar siquiera.
La tercera postal se plasmó varios minutos después del arranque, cuando la esperada figura internacional pidió disculpas públicas ante los espectadores por el retraso. Vale recordar que Enrique Iglesias había actuado el día anterior en GEBA, Buenos Aires, y las complicaciones en el armado de la técnica ralentizaron la puesta en escena. Incluso, por tal motivo, radicó la ausencia del portorriqueño Wisin, quien finalmente no pudo acoplarse al show.
El espectáculo propiamente dicho, acontecido tras algunas palmas del público para calmar la ansiedad, inició puntualmente a las 21.30 cuando los músicos se apostaron en sus respectivos lugares y el cantante apareció de golpe para interpretar el hit bolichero “I´am a freak”, al cual le siguió otra “bomba” disco: “I like how it feels”.
Se trataba de la presentación explosiva del exitoso álbum “Sex and love” (apuntado al mercado anglosajón), con una gigantesca pantalla de LED detrás, inscripciones alusivas a los costados, y varios efectos especiales (pirotecnia, lluvia de papelitos, globos enormes), que se fueron dosificando durante la noche.
La intensidad fue bajando para dar paso a “No me digas que no” y un set acústico especial que contó con pasajes flamencos como “Bailamos”, ejecución del cajón peruano por el cubano December Bueno y una sacudida de parches de batería por parte de Iglesias.
Luego llegarían las baladas bachateras “El perdedor” y “Loco” (cantada bien al oído a su vocalista), antes de un brindis por “Argentina y el apoyo de su gente”.
Precisamente, el carilindo y carismático artista no desaprovechó oportunidad para entregarse a sus fanáticas, lo más cerca posible.
Tal grado de arrojo se cristalizó en buena medida cuando recreó el éxito de sus primeros tiempos: “Experiencia religiosa”. Luego de regalar la bellísima melodía de “Héroe”, se bajó de la pequeña pasarela instalada en plena platea VIP para cantar y auspiciar el coro del recordado tema, adornado con un epílogo gospel a cargo de sus coreautas.
Ya despojado de su remera roja, se colocó una camiseta argentina de fútbol para adiestrar a las masas en sus hits más mixturados con sabores caribeños: “El perdón” y el hípercoreado “Bailando”, con December Bueno en plena acción.
El cierre, sin una despedida ni los anhelados bises, se materializó con otra pista anglo: “I like it”. Como estaba planeado por contrato, Iglesias regaló intensos y vibrantes noventa minutos en su segunda visita a la ciudad. Ni más ni menos.
Juan Ramón Seia