Tras la intrigante muerte de Fiorela Bollatti en Punta del Este
El pueblo aun no sale de su asombro. Todos los comentarios al hecho que marcará a una familia para siempre, por la pérdida de un ser querido de semejante manera. La partida de la joven mujer reflotó la “maldita” leyenda de los años pares
Escribe Ariel Díaz
ESPECIAL PARA EL DIARIO
Están los que buscan explicaciones en lejanas historias y creencias de la localidad, los que recurren a las numerologías… Y, sin lugar a dudas, es común a muchos vecinos el recuerdo de aquella tragedia de noviembre de 1996, cuando tres jóvenes locales perdieron la vida en un accidente a escasos ocho kilómetros de Pozo del Molle.
A partir de aquel momento se habló de la “maldición de los gitanos”, remontándose a tiempos fundacionales del pueblo, cuando una gitana, enloquecida por la muerte de sus mellizos en un carromato incendiado, antes de marcharse de aquí pintó con su propia sangre el camino en el ingreso al poblado, para señalar que en cada año par morirían muchos jóvenes de nuestra localidad.
Esa superstición recobró vida en aquel 1996 y ahora, en estas horas de enero de 2018, vuelve a asomar en la memoria colectiva, a raíz de la pérdida de la vida de una joven de Pozo del Molle, en un hecho ocurrido en la selecta Punta del Este.
Fiorela Bollatti falleció el jueves último producto de una caída desde el decimotercer piso de un edificio ubicado en la zona más concurrida del punto turístico uruguayo por excelencia, cerca de la playa.
La noticia llegó a nuestro pueblo a través de los medios nacionales y regionales que tomaron el hecho y lo difundieron por el país.
Viajes por el mundo
La joven mollense residía desde hace 12 años en la ciudad de Córdoba, pero realizó varios viajes, entre ellos uno de intercambio a Inglaterra, donde permaneció casi dos años, además de otras visitas que realizó a diversos destinos del mundo.
Se conoció, tras su inesperada muerte, que la joven permanecía bajo un tratamiento psiquiátrico, pero jamás imaginaron quienes la trataban ni en su círculo íntimo que terminaría su vida de esta manera.
De acuerdo a lo que se conoce por estas horas, es muy difícil de retirar el cuerpo de Fiorela de Uruguay para que tenga su velorio correspondiente en Pozo del Molle.
Los medios uruguayos apenas si se ocuparon del caso, como en otros similares de las últimas semanas que en la edición de ayer reseñó EL DIARIO, con la aparente finalidad de no empañar la incesante movida turística.
Lo que sí está claro es que, antes de entregar el cuerpo de Fiorela a sus familiares, la Justicia uruguaya deberá constatar cuáles fueron las circunstancias que rodearon su muerte. Todo indica que se deberá aguardar algunos días más para que la joven pueda tener el reposo correspondiente.
“Seguiremos siendo cinco hermanos”
La misma familia desde Uruguay, y otros de sus familiares en Pozo del Molle, han utilizado las redes sociales para recordar a Fiorela. Algunos publicaron su última foto con la joven, otros aseguraron que ya nada volverá a ser lo mismo y una de sus hermanas publicó: “Seguiremos siendo cinco hermanos”.
La sociedad mollense aún no sale de su asombro. Las miradas desconcertadas, conmovidas, manejan la diaria del pueblo bajo el sol caliente, como bajo las nubes que van y vienen en este enero de dolor.
Claro que “ya nada va a ser lo mismo” tras la muerte de Fiorela, como destacó otro de sus hermanos y su propia mamá.