El conjunto presentó “Viejos hazmerreíres” con remplazantes y a sala llena
Apenas ingresaba la gente se le entregaba el programa del show. Al abrirlo la imagen de los cinco magníficos saltaba a la vista, entre ellos Daniel Rabinovich. Acompañaba una carta que el grupo había publicado en el Facebook oficial asegurando que el actuar “es lo que quería Daniel”.
Así comenzaba la noche. Con uno de los Luthiers más queridos en todo el ambiente, en todo momento apareciendo en la memoria. Pero también arriba del escenario. Al comenzar el sketch “Radio Tertulia”, la gente no podía no pensar en él, pero a la vez no podía dejar de reír con lo que se generaba allí. Fue todo mucho más intenso. Tal vez ese haya sido el mejor homenaje.
Humor elegante
Marcos Mundstock, Jorge Maronna, Carlos Núñez Cortés, Carlos López Puccio hicieron una de las mejores funciones de las últimas veces en Córdoba. Inclusive con estos sketchs que ya nos sabemos de memoria, pero que siempre tienen la magia de hacerse disfrutar como si fueran las primeras veces. Con sus trajes impecables, siempre están a la altura del mejor humor y el humor se siente agasajado por ellos. Pero también por los remplazos, como Martín O’Connor, quien hacía las veces de “Ramírez” en la Radio, y “Tato” Turano en la batería en ¿Quién mató a Tom McCoffe?, o en los instrumentos que tocaría Daniel, como el “Calefound” en Loas al baño, acompañado por Carlos con el “Lirodoro”, Jorge con el “No me olbidet” y Carlitos con la “desafinaducha”, en uno de los números musicales más festejados, cuando el grupo “Rebaño” aparece en escena.
Entre Las majas del Bergamín (zarzuela náutica), la búsqueda de un asesino con ¿Quién mató a Tom McCoffee?, Así hablaba Sali Baba con López Puccio como principal responsable de carcajadas, el programa radial con “Murena” y “Ramírez” va tocando partes de shows de antaño, pero que no pasan de moda. La radio que informa, que cuenta los pormenores de la telenovela que mantiene en vilo a todos “Alma de Corazón” y los móviles que poseen a canoso de siempre y a Carlos Núñez Cortés, con cada vez más canas, en el papel de un hombre que tuvo un encuentro extraño con un “marciano”.
La banda London Inspections, es ese grupo que logra miles de llamados al programa, pero que los van a “pasar igual”. De golpe, los golpes a cacerolas generan melodía y una canción entre dos mujeres grandes que cantan una receta, hay lugar para la “Bossa libidinossa” con Amor a primera vista y una de las entregas más brillantes con la cumbia epistemológica “Dilema de amor” de Los Brillantes. Y ese mote nunca estuvo mejor puesto. Porque ellos, ahora en sexteto, son brillantes. Sí, quienes remplazan a Daniel también merecen estar en ese grupo selecto, porque por algo están allí.
El show se llama “Viejos hazmerreíres”, que puede ser por los años que tienen, casi rozando la séptima década. Pero esconde algo más, por años, por las generaciones que marcaron, por lo que generan cada vez, por su inagotable obra ellos son los sabios de la comedia. Los más brillantes.
Reír para siempre
Antes del final hubo un bis “fuera de programa” de regalo para la “Barra de Mastropiero” como llamó Mundstock a la gente que ovacionaba desde las butacas. Cuando las luces se encendieron, muchos esperaban que volviesen y dijeran algo de Daniel Rabinovich. Pero no pasó. Entonces llegó a la memoria lo que había dicho una vez en una entrevista para La Nación cuando le preguntaron por la iniciación del grupo y el respondió: “No sé, pero mi nacimiento fue en el Anchorena. Eso sí, tengo una duda cruel: no sé cómo terminaré. Terminó ovacionado. Porque el aplauso fue uno de esos típicos que se le dan a los genios, y que los genios de sus amigos desde el escenario regalaron. Porque ellos también lo estaban aplaudiendo. El viernes 21 de agosto, Alejandro Dolina en su programa radial había dicho que hablaba como nunca antes, ante la partida de un amigo. Porque a veces hay que compartir la tristeza, como también los momentos alegres. Estas noches fuimos a compartir lo que nos enseñaron Les Luthiers y en especial Daniel Rabinovich: reír. Y lo hicimos. Fuimos a reírlo mucho. Reírlo todo lo que lo lloramos.
Juan José Coronell
Especial para EL DIARIO