El poemario fue refrendado por su esposa Eleonora Montenegro junto a Néstor Ribotta, Susana Zazzetti y Fabiana León
“Con mucho cariño”, escribía Lucía, con su puñito y letra, en cada dedicatoria de la primera página en blanco de cada volumen ofrecido a los presentes, correspondiente al libro póstumo de su padre, titulado “Gárgola”.
Lucía (8), es la hija mayor de Eric David Zandrino, el médico psiquiatra y escritor villamariense que falleciera el 4 de agosto de 2016 a los 41 años, tras batallar por un buen tiempo contra una penosa enfermedad.
Ayer por la mañana se llevó a cabo la presentación oficial del segundo poemario de Zandrino en el auditorio del Hospital Pasteur, ante una sala colmada, donde las emociones y lágrimas brotaron a flor de piel.
Lucía también fue autora del prólogo de “Gárgola” junto a su hermana Josefina (6), quien le dedicó a su papá el dibujo de un barco vikingo, dada la ascendencia nórdica del recordado profesional, la cual también se percibe en el nombre referencial del poemario. La mayor, en cambio, esgrimió una sola y profunda línea de amor filial: “Solo me enseñaste a sonreír”.
Segunda obra
“No es un cíclope Polifemo / Y no es un mito Ulises.// Soy Yo en esta cueva oscura / Afrontando mi cáncer”, dejó plasmado para siempre Eric en “Polifemo II”, que forma parte del flamante material. El mismo sucede a “Anatomía de una ausencia” (ambos editados por El Mensú Ediciones de Darío Falconi), presentado a mediados del año pasado y en el cual simbolizaba su particular profesión, su relación con los pacientes y el espeso clima de un nosocomio público en pleno tránsito de su delicada condición de salud.
Luego de haber desarrollado su actividad en hospitales de Córdoba y México, Eric desembocó en el Hospital Regional Pasteur, primero en la vieja sede de calle Mendoza, y por un lapso de pocos meses, en el nuevo establecimiento, donde ayer familiares, colegas y allegados se acercaron a escuchar sus palabras en boca de quienes lo recordaron con respeto y cariño. Entre el público se encontraban su padre, el bioquímico Normand Zandrino, autoridades del Hospital y el exdirector Luis Seggiaro, entre otros.
Acuarelas, maquetas, música y poesía
“Eric era una persona muy activa y curiosa, que siempre estaba tratando de ver qué podía hacer o aprender”, rememoró Eleonora Montenegro, su esposa, a EL DIARIO. “Le gustaba la tecnología pero también el arte y eso también lo utilizaba con los pacientes; los incentivaba a aprender música o pintura, dado que no apuntaba solo a la terapia medicamentosa”.
“En su caso, empezó a pintar acuarelas cuando era residente de psiquiatría, después intentó tocar el chelo y se dedicó a hacer maquetas de ferromodelismo (incluso, su último trabajo, de la estación de tren local, realizado a sus hijas se exhibió recientemente en la muestra ‘Villa María a escala’ en Patrimonio Histórico). Hasta que la poesía lo encontró a él”, reseñó.
“Comenzó a escribir -acotó- cerca de seis años atrás, siempre en forma poética, no narrativa como su mamá (la escritora Nora Baker), quien se diversifica en poesía y cuentos”.
Respecto a “Gárgola”, Eleonora explicó el porqué de su edición: “El libro lo había dejado listo, con el título elegido y todo. Solo corregí unas comas y puntos. Pero yo no podía quedarme sola con eso, sin que saliera a la luz, porque uno nunca sabe los alcances que puede tener la literatura en otros, lo que activa o moviliza”. En su agradecimiento al público, Eleonora citó a Borges, quien interpretaba que su ceguera no era una desdicha sino “un instrumento”. “Eric hizo lo mismo. Si bien nunca se pudo curar, utilizó la enfermedad en forma de poesía”.
La pérdida
“Lo que leí en la presentación fue todo lo que perdí”, sintetizó para este medio su colega Néstor Ribotta. “Suena un poco egoísta pero la muerte de Eric significó la pérdida de alguien con quien me unía la literatura, la ciencia y el arte, es decir cierta sensibilidad dentro de una disciplina tan dura”.
De aquel vínculo recuerda el intercambio de dos libros donde, casual o causalmente, sobrevolaba la temática de la ausencia física. “El me había regalado ‘La muerte del padre’, una novela de Karl Ove Knausgård y yo le regalé ‘Erótica del duelo en tiempos de la muerte seca’ de Jean Allouch. Fue mucho antes de su enfermedad”, indicó.
La presentación comprendió, además, una semblanza de la escritora Susana Zazzetti -quien fuera profesora literaria de Zandrino-, la lectura de poemario a cargo de Fabiana León y la actuación musical de la excelsa voz de Fer Quintás, quien ofrendó canciones más que pertinentes: “Encuentros y despedidas” de Milton Nascimento, “Here, there and everywhere (Aquí, allá y en todos lados)” de Los Beatles y “Quedándote o yéndote” de Luis Alberto Spinetta.
J.R.S.